Boletín FAHHO Digital No. 32 (Nov 2023)

La Biblioteca como personaje: Andrés Henestrosa a través de su legado

Chey Rojas
Fotografías cortesía del Archivo Tres Ríos.

Lo conozco, sin realmente haberlo conocido. Muchas han sido las anécdotas de su persona y me las imagino como esas escenas de reuniones familiares, con los colores, peinados y vestimentas propios de una época anterior. Don Andrés sosteniendo un libro, una copa, un sombrero, siendo abrazado por Zabludovski, por Toledo, visto con condescendencia por Alí Chumacero. Pero nada de eso lo viví realmente.

Lo sé por las anécdotas que se cuentan en la Biblioteca Henestrosa. Lo sé por lo que cuelga de las paredes en su ahora veinteañero recinto, por las anotaciones de los libros —legado de don Andrés—, por las dedicatorias que le han dejado en la página inicial, por lo que me cuenta el director de la biblioteca, Freddy Aguilar: sus experiencias desde que vio la casa-biblioteca en la colonia Las Águilas, la catalogación de los libros, el embalaje, el transporte de este legado a su actual casa. Luego, al ver las fotos de la inauguración que muestran a un Henestrosa firmando autógrafos y dedicando libros, hablando con las personas y personalidades presentes en ese instante; riendo y regocijándose.

Después, ya in situ, todo ese pneuma henestrosiano ahora está materializado en lo que ocurre cotidianamente en la biblioteca: las presentaciones, los talleres, las conferencias, las proyecciones, las pláticas de pasillo, las búsquedas en los libros, los procesos de catalogación, los hallazgos de obras en cada volumen hay un gesto, el indicio de una reflexión, una “gotícula” de tinta o grafito arrojada de la mano de quien fuera su dueño—, los proyectos para infundir poesía y literatura en las mentes de jóvenes y adultos ávidos de encontrar en las letras un resguardo a la proliferación del caos imperante en la ciudad de Oaxaca.

En todo hay una imagen de ese expolítico, escritor, narrador, poeta… “no me llores, no”. Sin duda una imagen que varios han buscado homenajear con bustos, pinturas, escritos, compilaciones y qué agrado que así sea la representación que dejó Henestrosa en el imaginario colectivo de escritores, artistas, investigadores, lectores y habitantes de esta ciudad y de otras.

Pero en sí, la biblioteca es la ciudad, es él, que se forjó a través de su bibliofilia: la del cielo y la tierra, la de piso de tierra y cerca del mar, igual de nueva así como todas las personas que la habitan al entrar al recinto. Habrá que seguir agradeciendo este legado, lo que se ha hecho en estos muros durante 20 años. Habrá que seguir buscando que alcance, cada vez más, a quienes en las letras, el arte, la reflexión y el aprendizaje, buscan paz. Mientras que los que estamos dentro del mostrador, le buscamos sentido a la frase que describe el esfuerzo por infundir la lectura en todas y todos: “Soy los libros que he leído”, como todos merecemos serlo y en donde la Biblioteca lleva, desde 2003, poniendo su granito de arena.

¡Felices 20, Biblioteca Henestrosa, y gracias por todo!


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