Boletín FAHHO Digital No. 10 (Dic 2021)

La añoranza de las historias

Kenya González

Lanza un grito de alegría y nota un profundo sentimiento de agradecimiento
al sentir que un rozamiento, un estremecimiento mueve su mano izquierda:
se trata del hilo que lo une a la vida, a Ariadna.

Del mito de Teseo y el Minotauro

Movidos por una condición sanitaria mundial tuvimos que hacer cambios, y estos, inevitablemente, se fueron a los extremos, obligándonos a ser más cautelosos con el trabajo y la vida. Una de las medidas de seguridad fue trabajar a puertas cerradas; mientras estuvimos más alejados del público, más nos acercamos a nuestros acervos y a la reflexión sobre nuestra responsabilidad dentro de las bibliotecas y museos.

Con estas nuevas formas de trabajo y de interacción responsable con el público surge la necesidad de apoyarnos como colaboradores de la misma institución, por tal motivo, mi labor de animación a la lectura en las bibliotecas infantiles y mi trabajo con y para la primera infancia dieron un giro al integrarme a la revisión del acervo del Museo Textil de Oaxaca.

El principio de este recorrido se sentía como una aventura “peligrosa” (peligrosa en función de lo desconocido), y me veía como Teseo en el laberinto de Dédalo: ante un sinfín de posibilidades, todas desconocidas; acompañada de un ser, una bestia en extremo hermosa y peligrosa, pero en el fondo con algo familiar. Me preguntaba qué hace una animadora de lectura en un museo textil. La respuesta surgió desde el primer día: escuchar y contar historias.

Como el hilo que Dédalo le da a Ariadna y que esta, a su vez, da a Teseo para asegurar su regreso, las historias que rodean al museo fueron el hilo que me guió a la salida de ese laberinto de añoranza, y así encontré un significado a mi actual presencia en el MTO.

Sin duda, Re inventar-se (la exposición con la que el museo abre sus puertas des pués de lo más crítico de la contingencia sanitaria) fue importante en muchos aspectos. El mismo nombre, que es un juego de palabras, exigió un movimiento reflexivo; vivir la experiencia sensorial del montaje fue algo nuevo y sumamente atractivo; al final, ser parte de ello y tener la certeza de que más de una persona disfrutará de esa danza aérea de textiles continúa moviendo más de una fibra de curiosidad.

En esta exposición conocí el rebozo de luto y sus múltiples funciones. Más allá de lo estético, entender el rebozo como un espacio de contención ante la pérdida, y la despedida de una vida, fue muy valioso para que comprendiera y asumiera uno de los valores que más protege el MTO: visibilizar y priorizar a las personas creadoras del arte textil, además de señalar cómo la vida de las piezas está en función de su participación en manifestaciones colectivas. Es justo por esos logros colectivos que la importancia de un textil nunca se pierde.

Estar dentro de los depósitos que albergan el acervo fue una experiencia inolvidable: encontrar textiles antiquísimos, una diminuta ave amarilla perfectamente bordada en papel, el tener un encuentro muy cercano con textiles bordados con cabello y ver una conjugación, literal, entre creadora y pieza son experiencias que te sensibilizan y exigen ser compartidas con otra persona.

Vivencias en el trabajo con el acervo hay muchas, y por fortuna este pronto estará disponible en formato digital para que más personas lo conozcan.

Comenzar a habitar el Museo Textil como una contadora y oidora de historias pronto me hizo sentir en casa y hoy, a casi un año de estar tan cerca de su acervo, mi mirada hacia el patrimonio textil, y principalmente a los creadores, es de sumo respeto y admiración.

¡Larga vida a las historias en sus múltiples versiones!


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