Boletín FAHHO No. 25 (Jul-Ago 2018)

JÓVENES: SU SITUACIÓN Y LA ALFABETIZACIÓN INFORMAL

Chey Rojas

El verano es una época de goce, según nuestra representación social en el hemisferio norte. Y quienes tradicionalmente gozan más son los jóvenes. De ahí tópicos como el del amor de verano. Sin embargo, hoy en día ser joven no es una ventaja en términos de competitividad y de ser un agente productivo. El sector joven es uno al que las oportunidades no le sobran y al que más se le exige, en cuanto al cumplimiento de criterios para poder acceder a mejores condiciones de vida: grados académicos alcanzados, experiencia laboral comprobada, bienes, avales. Además, está la vulnerabilidad con respecto a la violencia e inseguridad. Tal vez por esto las Naciones Unidas decretaron el 15 de julio el Día Mundial de las Habilidades de la Juventud, y el 12 de agosto el Día Internacional de la Juventud; la alegría de la etapa no tendría que ser incompatible con las oportunidades.

Lo que cada uno de esos días conmemora, obviamente es un reflejo de una situación real divisada en el ámbito mundial: la falta de oportunidades para los jóvenes y la necesidad de programas efectivos, públicos y privados, que apoyen esta etapa de la vida. Los problemas relacionados con estas necesidades se observaron en países desarrollados, y eso siempre inspira a tomar conciencia de manera institucional, en este caso, para las Naciones Unidas.

¿Qué les espera a los jóvenes hoy? Al menos en el estado de Oaxaca, nada bueno. Sobre la situación de los derechos humanos, las instituciones competentes son indiferentes al considerar las recomendaciones en este tema. Del total de jóvenes en el mundo (73.4 millones) que carecen de alguna posibilidad de desarrollo, 1.34% son oaxaqueños (989 000): jóvenes que no cuentan con posibilidad de seguir estudiando por falta de recursos económicos, que no tienen acceso a una bolsa laboral decente o suficiente, para quienes los caprichos mercantiles no pintan un panorama viable, pues padecen la mayor tasa de desempleo (6.7% según empresas de diagnóstico privadas, 3.4% según el INEGI en 2017, 3.6% según la OIT). Sumándole que es en este rango de edad –entre 15 y 25 años–, que para las mujeres es el de mayor riesgo de sufrir perjurios, daños físicos o hasta feminicidios, y para los hombres la violencia, la drogadicción y la incidencia delictiva. 

Es alarmante, sin duda, y el “¿qué hacer?” debe ser una constante. Como en muchos contextos, las bibliotecas ofrecen cubrir algunas necesidades que los jóvenes tienen, más si son jóvenes con alguna carencia de las mencionadas. Las bibliotecas ofrecen acceso a información, tanto virtual como bibliográfica. Ayudan a quienes no pueden plantearse una búsqueda de oportunidades, ya sean académicas o laborales, con recursos de elaboración de currículum o de bases de datos relacionadas a múltiples temas. Incluso, ayudan a la adquisición de nuevas habilidades, por ejemplo: las bibliotecas para niños y jóvenes ofrecen muchas oportunidades de talleres gratuitos. 

Lo prioritario es ofrecer alternativas a los jóvenes en donde la falta de oportunidades sea vista como una ocasión para redefinir gustos, capacidades, habilidades y hasta para reducir el desgaste que se siente al pertenecer a algún lado. Las bibliotecas son un espacio para ello, para conformar la pertenencia a un grupo. No cubren las necesidades materiales, pero sabemos que la juventud no solo necesita eso. Poseer información para compartir y que ésta ayude a buscar un rumbo podría sonar insuficiente, pero siempre es necesaria para redefinir el carácter y las posibilidades de una persona, por más joven que sea. Visita las bibliotecas y te llevarás una grata sorpresa que quizás cambie el rumbo de tu vida.

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