INSTRUMENTA Y LA CONTEMPORANEIDAD
Ser contemporáneo es una cualidad ineludible de lo que habita el presente. Es contemporáneo también aquello creado en el pasado que aún compone nuestro entorno. Sin embargo, la contemporaneidad no es un atributo automático de lo que se vive hoy. En las personas supone un esfuerzo de integración, pero al arte se le exige más: debe traducir un sentimiento y un sentido recién gestados en el cruce de tiempo y espacio en que se alberga. Para no extraviarse en el curso de la creatividad humana, Instrumenta Oaxaca nutrirá sus programas de la edición 2015 con la obra de compositores que han llevado hasta las últimas consecuencias aquel esfuerzo para conseguir una comprensión sensorial de lo que somos y de lo que hemos sido desde años recientes. Es importante aclarar que, en la música, “contemporáneo” es una etiqueta polémica. En las siguientes líneas nos referiremos a las composiciones vanguardistas realizadas en el siglo pasado y el presente.
Igor Stravinski, en La Historia del Soldado (obra orquestal y teatral que se escenificará durante Instrumenta Oaxaca 2015), nutre de contemporaneidad un tema con evidentes consonancias folklóricas. Fincar la sonoridad del presente en el dramatismo de lo tradicional es un ejercicio que abre ventanas de perspectiva privilegiada hacia la evolución de la música. En 1917, año de la composición de esta obra, no eran pocas las mentes dispuestas a expandir las posibilidades del sonido para hacerlo convergir con las inquietudes y esperanzas de un mundo cada vez más urgido de entendimiento por el desarrollo tecnológico y a la reconfiguración geopolítica.
El intento de aumentar las capacidades de la música para traducir con fidelidad los sentimientos y el sentido de los acontecimientos del siglo XX hizo surgir diversas corrientes que proponían métodos heterodoxos para la composición. Ejemplos de lo anterior son el dodecafonismo, el serialismo, la atonalidad y el primitivismo. Obras como Tres piezas para orquesta (Op. 6) de Alban Berg, o la Consagración de la primavera del ya citado Igor Stravinski dan cuenta de la simbiosis de corrientes presentes y pasadas a la que obliga la complejidad del sentimiento contemporáneo.
Pierre Boulez, que este 2015 celebra noventa años de vida, a través de su reconocida labor como director de orquesta, revela su capacidad para comprender la evolución de la música que toca su tiempo. Su repertorio y la denotada concentración que vibra desde su batuta hacia los instrumentos de las orquestas que dirige conforman el mejor testimonio de su compromiso con la diversidad. Estas características del trabajo de Boulez hacen de sus composiciones un homenaje a la variedad del sonido musical que define a su generación, que es el conjunto de todas las de un siglo. Derive 1, obra compuesta por él y programada en Instrumenta Oaxaca 2015, da cuenta de ello.
Asimismo, el francés Edgar Varése, de quien escucharemos Octandre: obra para pequeña orquesta estrenada en 1923, es uno de los más angustiados y angustiantes ejemplos de artistas que han traducido la vida de dolores y placeres vertiginosos que se instauró en el siglo XX. Otros como Anton Webern, a quien le tocó transitar del siglo XIX al XX, y Luciano Berio, nacido en el periodo entre guerras, fueron capaces de exponer lo contemporáneo sobre el cuerpo de la tradición. Contrapunctus XIX de Berio y Fuga Ricercata de Webern, presentes en el programa de Instrumenta Oaxaca 2015, son obras que hacen brotar el comportamiento moderno de los sonidos sobre la música consagrada de Juan Sebastián Bach.
El programa también nos permitirá disfrutar de otro compositor ruso exponente del compromiso con la actualización de lo tradicional: Dmitri Schostakovich. Sus composiciones ejemplifican el dramatismo de la reconfiguración de un país. La polémica alrededor de la personalidad política de Schostakovich puede servirnos como prueba de la legítima contemporaneidad de su música: comprometida con la traducción sonora del sentimiento y el sentido de la Unión Soviética más que con el homenaje o la alabanza de sus líderes.
Otros compositores presentes en los programas de Instrumenta Oaxaca 2015 son Salvatore Sciarrino y Helmut Lachenmann, quienes también hacen de su obra un puente entre la tradición musical y la sonoridad del presente. Lo anterior, unos lo logran al confrontar obras clásicas y otros al introducir herramientas para generar sonido que son distintas a las habituales, como es el caso de Lachenmann, quien hereda la escuela de la música concreta de Pierre Shaefer, sin la cual no es posible comprender la evolución de la música electrónica de hoy en día.
Y es precisamente la búsqueda de entendimiento placentero a través de la traducción sensorial de lo que trasciende nuestro tiempo la razón por la cual Instrumenta Oaxaca 2015 incluye en su programación parte del gran abanico de composiciones que cotidianamente se clasifica como contemporáneo. En este ímpetu contamos con grandes apoyos, por ejemplo la presencia de los quince músicos que conforman Nouvele Ensemble Moderne: orquesta de cámara originaria de Quebec, que se especializa en música académica contemporánea.
Algunos pensadores y filósofos de la comunicación, como Noam Chomsky y Walter Lippmann, señalan los riesgos de la génesis de un consenso de gustos y explicaciones de los sucesos del presente controlada por el principio del mínimo esfuerzo. Abrir nuestros oídos a la musicalidad de nuestro tiempo, con toda la complejidad que supone, además de ser una actitud responsable, nos otorga la posibilidad de sorprendernos ante manifestaciones artísticas actuales de indiscutible legitimidad. Instrumenta Oaxaca 2015 será, como las ediciones anteriores, un foro óptimo para el aprendizaje y el descubrimiento.