INAUGURACIÓN DE LA ÚLTIMA ETAPA DE LA UNIVERSIDAD LA SALLE NEZAHUALCÓYOTL
Era el año de 1952 cuando los hermanos lasallistas autorizaron la beca para el hijo de doña Suhad Helú de Harp. Una gran alegría recorrió su ser, estaba profundamente agradecida, era viuda y tenía 3 hijos: un varón y dos mujeres. Deseaba la mejor educación para ellos y sabía que el Colegio Cristóbal Colón sería una buena opción para su hijo Alfredo. Así fue, el niño no sólo recibió una sólida formación académica, sino también principios y valores.
En aquellos años escolares, Alfredo contribuía como alumno becado con la elaboración de paletas heladas para venderlas a la hora del recreo. También ayudaba a cuidar a los más pequeños en el medio internado.
El niño se hizo joven y después un adulto que, poco a poco, se abrió paso en la vida; estudió en la Universidad Nacional Autónoma de México y después se dedicó al trabajo fincado en la responsabilidad y honestidad. Su carrera profesional fue muy exitosa y con ella descubrió su vocación social. Por ello, hoy dedica parte de su vida al deporte y a la filantropía.
En su camino, el agradecimiento con los hermanos lasallistas ha traspasado las palabras, varias obras han emprendido juntos, proyectos fincados en la confianza y en el convencimiento de que la educación debe fortalecerse. Entre ellas, destaca el Internado Infantil Guadalupano, un fondo de becas para alumnos de escasos recursos, el apoyo a otras instancias educativas, la construcción del Colegio y la Universidad La Salle Oaxaca, un centro educativo y de salud en Haití y las misiones que encabezan los hermanos en varios países de África.
Entre sus grandes sueños despertó uno dentro de un basurero en las zonas conurbadas de la metrópoli: convertirlo en bachillerato y universidad. El hermano Gilberto Martínez Soto dice que cuando existe la voluntad de Dios, las cosas suceden. Y era verdad. Aquel sueño gozó de la voluntad divina, del esfuerzo de los hermanos lasallistas y del apoyo de la Fundación Alfredo Harp Helú.
La Universidad La Salle Nezahualcóyotl es una realidad: atiende a 4 000 alumnos en bachillerato, 7 licenciaturas y 4 maestrías y cuenta con estupendas instalaciones educativas, culturales y deportivas, pero más admirable es lo que sucede dentro de ellas: la unión de los jóvenes que se acercan para su formación humana, cultivan además el sentido de responsabilidad y el espíritu de servicio. Éste es un semillero de esperanzas, donde inicia la formación profesional de cientos de hombres y mujeres que destacarán positivamente en el futuro de México. En él también se viven los valores que deben hacer cimientos profundos en los corazones de sus estudiantes. Nuestro país y el mundo entero está sediento y necesitado del valor moral de sus habitantes.
El 18 de agosto de 2015 se inauguró la última etapa de aquella Universidad y también una gran sorpresa para don Alfredo, quien, al lado de su esposa e hijos mayores, cortó el listón del auditorio que lleva su nombre. Emocionado con la obra, don Alfredo expresó: “Reitero mi confianza en la obra que encabezan los hermanos lasallistas, reciban nuevamente mi profunda admiración”.