Boletín FAHHO No. 30 (May-Jun 2019)

HUELLAS ESCRITAS

Alejandra Méndez / Mónica De Ocampo / Penélope Orozco

Existen pocos acontecimientos que no dejen huellas escritas.
Todo espacio se escribe antes de definirse.
Casi todo, antes o después, pasa por una hoja, una página de libreta,
una agenda, una cita anotada de prisa, un sobre, un paquete.
Bocetos de un proyecto, empezar a escribir, mirar el diccionario, recopiar, releer,
reescribir, clasificar, anotar los títulos de interés para investigar,
recopilar documentación bibliográfica,
redactar, escribir fichas, referencias, etc.
Así comienza el espacio, solamente con palabras,
con signos trazados sobre la página blanca.
Describir el espacio: nombrarlo, trazarlo.
Espacio inventario, espacio inventado.
G. Perec

Para G. Pérec, escribir es “intentar meticulosamente retener algo, hacer sobrevivir algo” y los libros y múltiples documentos plasmados en múltiples soportes, existen por ello. En estos, el o la “escribista” (aludiendo a Cortázar), plasma sus ideas, pensamientos, sufrimientos, conocimientos del mundo y de la vida, buscando en algunos casos que su información no se pierda y, en otros, compartirlo con quien se pueda interesar en hacer uso de ella; en otras palabras, hacer trascender la información.

Las Unidades de Información, representadas en Bibliotecas, Museos, Fototecas, etc., son los repositorios en los que, a lo largo de la historia, se ha ayudado a preservar y a hacer trascender la información, misma que se ha ido plasmando en soportes como piedra, madera, tela, piel, papel, plástico, entre otros, valiéndose de tecnologías propias de cada época e igualmente haciendo uso de los signos de tal o cual momento, aspecto que hace que cada recurso sea único y como tal deba ser tratado, y aquí es donde se empieza a complicar la tarea.

Dentro de cada espacio, se encontraron formas de conservar y preservar los materiales, tanto en su composición física como en su contenido (algunas veces más el contenido), y una de las estrategias consistía en prohibir el acceso a los recursos; sin embargo, con el paso del tiempo, el acceso a la información se convirtió en un derecho humano, así que habría que encontrar maneras de conservar y preservar los materiales y su contenido, y al mismo tiempo dar acceso a ellos (gran reto para quienes estaban a cargo de las instituciones).

Fue así que haciendo trabajo interdisciplinario, bibliotecarios, documentalistas, archivistas, expertos en sistemas, informáticos, lingüistas, restauradores, entre otros, encontraron formas de preservar y dar acceso a los materiales haciendo uso de la tecnología, una de estas es la creación y uso de repositorios digitales.

Pero ¿qué es un repositorio digital? De acuerdo con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología: “Es una plataforma digital centralizada que, siguiendo estándares internacionales, almacena, mantiene, preserva y disemina la información científica, tecnológica y de innovación, la cual se deriva de las investigaciones, productos educativos y académicos y desarrollos tecnológicos”.

El uso de este tipo de tecnologías fue muy importante tanto a nivel nacional como internacional, de tal forma que en México, desde el 2014, el CONACYT ha trabajado en el proyecto de creación del repositorio nacional, el cual “busca operar mediante el uso de estándares internacionales que permitan buscar, leer, descargar textos completos, reproducir, distribuir, importar, exportar, identificar, preservar y recuperar la información que se reúna en los repositorios institucionales que se adhieran”. De manera gratuita, es una plataforma en funcionamiento a la que se han incorporado 88 instituciones, y que hasta marzo del 2019 contaba con un total de 61 754 recursos.

Un año después (2015), en la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova se llevó a cabo el proyecto “Diseño e implementación del repositorio institucional”, el cual tuvo como objetivo: “Diseñar e implementar el repositorio institucional de la biblioteca utilizando la plataforma Despace1, para capturar, indexar, preservar y distribuir los recursos de información que conforman las colecciones digitales de la BIJC”, tomando como base los lineamientos establecidos por el CONACYT, buscando que en un futuro los recursos pudieran ser compartidos con el repositorio nacional.

Dos años más tarde (2017), una vez que el sistema se encontraba operando adecuadamente, se propuso compartirlo con la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa, perteneciente a la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y el Museo de Filatelia de Oaxaca a través del proyecto denominado “Diseño y creación del sistema de información de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca A.C”.

Dicho proyecto tuvo como objetivo central implementar sistemas automatizados, utilizados para la organización, preservación digital y libre acceso a los múltiples recursos que se resguardan en las filiales de la FAHHO. Para ello se trabajó en tres fases: 1) Formativa2: se capacitó al personal en el tema de organización de información, así como en el uso y administración de sistemas bibliotecarios; 2) tecnológica: implicó la configuración, parametrización y corrección del sistema Despace; 3) técnica: que consistió en definir lineamientos (políticas y procedimientos) y parametrizar el sistema de acuerdo a ellos, para el ingreso de datos. Posteriormente, se llevaron a cabo los procesos de digitalización, documentación, y registro de información en Despace.

El proyecto concluyó en noviembre de 2018, y diariamente personal de las diversas instituciones continúa liberando información en el repositorio. Hasta la fecha (marzo-2019) se cuenta con aproximadamente 2 000 registros de diferentes colecciones:

1) Irmgard Weitlaner Johnson de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova; 2) la colección “México” y en proceso “Timbres postales de México” del Museo de la Filatelia, y 3) la colección “Oncocercosis” de la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa, recursos a los que se puede acceder desde la dirección web: http://repositorio. bibliotecajuandecordova.mx/3.

Existen múltiples formas de trabajar, pero encontrar la más adecuada se logra por medio de la innovación, la evaluación y la compartición de información y conocimiento. El repositorio digital es resultado de este intercambio de saberes que al final lo único que busca es seguir trascendiendo la información.

Referencia:

Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (2014). Lineamientos técnicos para el repositorio nacional y los repositorios institucionales. México: Conacyt.

1 Despace es un software de código abierto diseñado por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y Hewlett-Packard (HP), utilizado para la implementación de repositorios digitales.
2 Se realizaron en total 9 cursos de aproximadamente 25 horas cada uno.
3 Enlace provisional.

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