Espacios culturales para la infancia
La infancia es una etapa clave en el crecimiento de los niños y las niñas; durante este tiempo exploran el mundo que los rodea, adquieren conciencia de sí mismos y de los demás, trabajan áreas importantes del desarrollo, adquieren valores y hábitos e interiorizan gustos y preferencias. En este sentido, la infancia es una magnífica puerta de entrada para nutrir la capacidad de valorar el patrimonio cultural y natural de nuestro estado.
Con la certeza de que un cambio profundo y permanente se gesta desde la infancia, ofrecer experiencias culturales a niños y niñas es una estrategia indispensable para la formación de públicos culturales y despertar en ellos la necesidad de actuar con responsabilidad en el presente.
Es tarea de la familia, las instituciones escolares y los encargados del espacio público ser participantes activos en el ofrecimiento de dichas experiencias para que los infantes se forjen como constructores y protectores del patrimonio, el arte y la cultura.
Y hablando del espacio público, este es uno de los principales escenarios del crecimiento de las infancias, pues en estos espacios se desarrollan, conviven, juegan y aprenden a relacionarse con el entorno, aunque en ocasiones estos presentan condiciones que vuelven difícil el acceso para los niños, aunadas a la poca tolerancia hacia ellos. Esta falta de inclusión dificulta que se perciba a las infancias como ciudadanos capaces y dotados de derechos. Con esta idea en mente se vuelve indispensable resaltar la importancia de crear espacios amigables y seguros para el aprendizaje y la práctica del arte en la infancia, sitios donde puedan satisfacerse las necesidades de juego y recreación, así como la realización de actividades culturales en un ambiente pensado específicamente para ellos.
Desde una perspectiva amplia, se trata de facilitar el desarrollo de las infancias en armonía: no solo es indispensable una oferta adecuada de contenidos para la consolidación de los infantes como un público cultural, sino también las condiciones para su consumo apropiado. Uno de los escenarios idóneos para poner en acción esta estrategia de desarrollo del potencial de los niños y las niñas es un museo, considerado como un espacio en donde los programas educativos se encaminan al desarrollo de habilidades basadas en la satisfacción de las necesidades de los infantes.
Desde sus inicios, el Museo Infantil de Oaxaca ha buscado ser un espacio dedicado a la infancia, y donde gracias a sus proyectos educativos se puedan vivir experiencias significativas como las visitas, actividades
y talleres; un sitio en el que al pintar, dibujar, modelar y experimentar con el arte los niños se descubran a sí mismos como individuos, y que comprendan que forman parte de un entorno, pues en ellos se deposita el eslabón más significativo de una cadena de responsabilidad y amor para resguardar y enriquecer el patrimonio cultural y natural de Oaxaca.