Boletín FAHHO Digital No. 18 (Sep 2022)

Emi Winter: “Verdor”

Jorge Contreras

El Centro Cultural San Pablo presenta una exposición del trabajo que ha realizado Emi Winter en los últimos años: nueve pinturas y un gobelino que exploran temas como la vegetación, las flores, árboles, plantas, humedad, jardín.

1. Al parecer, para Emi Winter un jardín puede ser la aparición de colores que emergen desde un lugar que no es visible, casi todos verdes, pero en múltiples tonos y en formas que se distinguen de la luz que es compasión. Un jardín también puede ser los recuerdos mezclados de todos los jardines conocidos o imaginados, y es vegetación que crece como el afecto.

En cualquier jardín las ramas y las hojas se relacionan con la luz del sol, dándole espacio para dibujar, con sombras móviles, breves ambientes de calma en una temporada, y en otra, dejando que la lluvia renueve la historia verde y roja de las plantas y los árboles que lo habitan.

Un jardín también puede ser los colores que no se quedan quietos, y los gestos que se provocan unos a otros en capas sobre capas de pintura; es la impresión intensa de verde en la mirada, o de rosa, rojo, amarillo, azul y negro; es la disposición vertical y gruesa de áreas de color, o el cruce horizontal de una experiencia de dibujo que arriesga la composición y la equilibra al mismo tiempo; son las marcas de los utensilios de pintura buscando y evadiendo la semilla de una imagen.

Un jardín es el sol y la lluvia que alcanzan la tierra para tener cuerpo mediante plantas, árboles y humedad que convocan más lluvia y más sol, y es la pintura que convoca más pintura para descubrir más vida, y más sol.

2. En las obras de la exposición hay una sensibilidad refinada y la madurez para soportar la tentación de la representación icónica, o de repetir más de lo necesario un gesto, por eficiente que haya sido. Hay una especie de armonía que parece temporal –un equilibrio que se pierde para volver a construirse– entre las necesidades de la composición, los colores, los tiempos de secado de los materiales, las franjas verticales y horizontales, los gestos puestos con barra de óleo que son huellas del deseo de dibujar, las aparentes manchas, los rayones y los fondos de color; ese equilibrio solamente se consigue si se vive con la pintura, como se vive una experiencia física, coordinada con pensamientos que duran meses o años. Ese momento de mirada detenida que es cada pintura, da cuenta del sol que pasa por un jardín, y de la pintura como autocomprensión siempre en proceso.

En Canto sostenido, franjas amarillas y rojas, desde su inicio un gesto atrevido, se sostienen y continúan por más y más espacio cruzando casi los seis metros del lienzo. En otro momento, franjas verticales gruesas, con un rosa que tiende más al blanco que al rojo, cruzan desapareciendo hacia el cielo, dejando espacios sin tocar; porque así quiso comportarse el rodillo; y sobre esos gestos, en otro momento, una línea de dibujo con barra de óleo pasa sin crear una figura –o quizá sí, pero en otra dimensión u otro espacio– dejando un rastro de dibujo de algo pasado o futuro, o sin tiempo.

Arriesgarse y contenerse en el espacio adecuado, dejar visibles fragmentos de una capa de pintura, cubrir otras, integrar un color más, permitir que los materiales y la composición estén un tiempo sin intervenir mientras se planea o se descubre el paso siguiente y después tener la destreza y la voluntad para ejecutar ese gesto, implica libertad y disciplina al mismo tiempo. Dejar que los utensilios y los materiales usados trabajen, y aceptar el resultado, implica entender que construir una imagen requiere, en el mejor de los casos, que la propia artista acepte transformarse con imaginación y compasión.

En las diez piezas de la exposición existe la conmoción de lo nuevo, de lo que vino de un lugar no visible, pero también cierta tranquilidad. Quizá por su vida en Oaxaca, de la que no se ha alejado, por su vida actual en Estados Unidos y por sus vínculos con el arte contemporáneo de otros países, Emi Winter ha desarrollado una manera compleja y al mismo tiempo serena de pintar.

Al abordar los temas de esta exposición, Emi Winter explora la calidad del verde que hay en la vegetación, explora el verdor previo y posterior a la mirada, y nos ayuda a comprender que un árbol, un jardín o un bosque, pueden ser para el sol, lo que es el color para la vista: su trama, su plan, su anzuelo.


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