Boletín FAHHO No. 14 (Sep-Oct 2016)

EL SELLO POSTAL COMO FUENTE DOCUMENTAL

Carlos F. Campos Rivas

Desde que se emitió el primer sello postal mexicano en el año de 1856, con la efigie de Miguel Hidalgo, han aparecido numerosas estampillas conmemorativas y definitivas en México, a esto hay que agregar complejas variedades de papel, perforaciones, marcas de agua, resellos, etc. Aunque originalmente las estampillas se limitaban a mostrar escudos, efigies de héroes y mandatarios, motivos simbólicos y cifras de valor, ya se puede identificar en ellas un discurso nacionalista que transmitía valores estéticos e históricos.

Conforme el uso del sello postal se popularizó y masificó, ya no sólo se le concibió como medio de pago para los servicios postales, sino que terminó por reinventarse para convertirse en un canal de comunicación en su propio derecho, por medio del cual los gobiernos y regímenes del mundo comenzaron a transmitir ideas y conocimientos que permiten difundir la historia e identidad de las naciones. Este cambio, tan importante para la filatelia, se manifestó en México, de manera muy clara, en el año de 1910 cuando apareció la primera serie conmemorativa de estampillas postales. En ella se observaba el centenario del inicio del proceso de emancipación y se rendía honor a los principales líderes y caudillos del movimiento.

A partir de entonces la rica producción filatélica de México ha recogido a lo largo de más de 150 años a numerosos personajes, escenas históricas, costumbres, eventos y demás motivos que contribuyen a la construcción de una identidad mexicana. Lo anterior ha permitido que el sello postal se convierta por sí mismo en una fuente documental, que abre una ventana al estudio de la historia política, social y económica del Estado que las emite. Este fenómeno se reproduce a lo largo y ancho de la geografía del orbe, factor que permite dimensionar el potencial de la filatelia como una disciplina capaz de contribuir en la generación de conocimiento con valor académico.

Además de buscar comprender el uso pragmático del sello y sus rasgos físicos, el filatelista consumado también adopta el rol de investigador, para con ello poder dar voz a la estampilla e interpretar la información que le presenta. El futuro mismo de la filatelia se perfila hacia reconocer y asumir estos factores como elementos de gran trascendencia para la investigación histórica.

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