Boletín FAHHO No. 4 (Ene-Feb 2015)

EL RETABLO DE SAN BARTOLO YAUTEPEC, EL COSTO DE UN ENGAÑO

Sebastián van Doesburg

San Bartolo Yautepec es un pueblo de origen zapoteco ubicado en la Sierra Sur de Oaxaca, a pocos kilómetros de la carretera al Istmo. Productor de mezcal y notable por su impecable limpieza, la fama de la comunidad deriva sin embargo del extraordinario trabajo artesanal de las mujeres, cuyas manos, con la paciencia que lleva a la perfección, tejen algunos de los huipiles más finos en el mercado.

La vida parece transcurrir con calma en Yautepec. Pero de pronto, durante el año de 2003, algo inaudito pasaba en la iglesia: poco a poco, el dorado del gran retablo principal, dedicado a San Bartolo, comenzó a cambiar de color; según el ángulo de la luz que le caía, se observaba un efecto tornasolado en tonos azules, verdes y morados. Algo no estaba bien con el dorado aplicado por los “restauradores”, Servando Domínguez y Adán Marcelo, dos años antes con un costo de $150,000.

En 2007, las autoridades del pueblo buscaron la asesoría de especialistas externos. El dictamen del INAH no dejaba lugar a duda: en lugar de oro, el charlatán había aplicado una capa de pintura y hoja de oro falso con base de cobre, la cual, con el tiempo, había comenzado a oxidarse. Para retardar este efecto y aumentar el brillo, había cubierto el oro imitación con una gruesa capa de un barniz para pisos en base a un poliuretano.

Una primera estimación del costo de la recuperación arrojó una cifra mayor a un millón de pesos. De éstos, dos terceras partes fueron aportadas por el INAH y el resto por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. Sin embargo, este dinero resultó ser apenas suficiente para retirar manualmente y con bisturí la capa de oro falso y barniz. Una vez terminada esta etapa, faltaba una cantidad similar a la invertida para terminar la reintegración. Los ánimos estaban bajos. ¿Quién debe pagar por este tipo de engaño? ¿Quién quiere adoptar un problema ajeno? De esta manera, la obra quedó suspendida por seis años.

En este tiempo, se descubrió que los mismos “restauradores” sin papeles también habían engañado al pueblo de San Pablo Huixtepec y probablemente a varias comunidades más. Se hizo la denuncia y se logró su encarcelamiento, pero el daño ya estaba hecho: el retiro de los materiales industriales de gran adhesión y difícil disolución no puede lograrse sin dañar la capa delicada del oro original.

Con la intención de apoyar en la recuperación total del retablo, la FAHHO y la Coordinación Nacional de Conservación del INAH convinieron en proporcionar los fondos faltantes por partes iguales. Durante los últimos meses de 2014, un equipo grande de restauradores estuvo trabajando en dejar el retablo en una condición estable y con una apariencia digna. Al terminar, el costo total de la recuperación resultó ser quince veces el precio cobrado por los falsos restauradores por echarlo a perder. Revertir las intervenciones erróneas en el patrimonio histórico resulta a menudo mucho más caro que hacer la obra bien desde el inicio. Tratándose del patrimonio histórico, es recomendable buscar la asesoría profesional antes de iniciar cualquier intervención.

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