Boletín FAHHO Digital No. 36 (Mar 2024)

El primer hogar propio de los Diablos Rojos

Miguel Boada
Fotografía: Acervo del Estadio Alfredo Harp Helú

El sueño compartido por miles de aficionados, aquel que por años acompañó sus noches haciéndolos suspirar, hoy cumple un lustro de existencia: el Estadio Alfredo Harp Helú se levantó en 2019 para cambiar la forma de ver y vivir el beisbol en la Ciudad de México. Los viejos fanáticos, los que llevan algunos años y los nuevos aficionados, hoy están uno al lado del otro compartiendo un mismo hogar: la casa del beisbol, que es mucho más que un estadio.

Con dieciséis títulos y 79 años de exitosa existencia, los Diablos Rojos del México finalmente cumplieron uno de los más grandes sueños de su fiel y noble fanaticada, así como el de uno de los más grandes aficionados al beisbol, cuando el 23 de marzo de 2019 se abrieron las puertas del Estadio Alfredo Harp Helú, que se convirtió en el primer estadio de beisbol propio del equipo.

Años de planeación, esfuerzo y trabajo incansable del C. P. Alfredo Harp Helú finalmente se hicieron realidad ese sábado, cuando el México recibió a un equipo de prospectos de los Padres de San Diego para inaugurar oficialmente el sueño que don Alfredo materializó.

Y como todos los proyectos encabezados por el contador público, el Diamante de Fuego se convirtió en una obra magnífica en todos los sentidos, que, de acuerdo con el arquitecto encargado de crear este sitio, desarrolló su propia personalidad.

“Se convirtió en un espacio íntimo: una de las intenciones con las que se creó fue hacer sentir a los fans que estaban en casa, en la casa de los Diablos”, explicó Francisco González Pulido. “Es un estadio transparente, no un contenedor donde todo está encerrado. Desde ahí puedes ver la ciudad, los rascacielos, los volcanes y la Magdalena Mixiuhca. Aquí se funden elementos de la cultura prehispánica con la modernidad, pero una modernidad sobre el futuro de México de una manera reinterpretada, con elementos que nos recuerdan al país, pero que a su vez nos transportan a un México nuevo, y creo que eso fue muy importante”.

Fotografía: Acervo del Estadio Alfredo Harp Helú

De inmediato, los aficionados del equipo y del beisbol encontraron su nuevo hogar, del mismo modo en que lo hicieron los Diablos, por eso el creador de esta obra también aseguró que el parque de pelota empezó a definir su perfil, su personalidad, su esencia, luego de que la misma afición lo acogió y lo hizo suyo.

“Cuando se presentó la obra, se trataba de un evento privado, pero afuera había fans del equipo. En cuanto acabó la presentación les permitieron entrar y empezaron a tomarse fotos con la maqueta; eso definitivamente me movió, porque como arquitecto puedes sentir muchas cosas, pero cuando ves la emoción que una obra puede provocar en los demás sin haberla visto construida, sino por el simple hecho de saber que iba a ser su casa, todo cambia.

Después viene la inauguración, donde te das cuenta de que todo lo que se pensó tiene sentido y no solo para ti, sino para los fans. La gente lo ha abrazado muy bien, es un espacio íntimo, porque una de las intenciones era hacer sentir a los fans como en casa”, comentó González Pulido.

Teniendo claro lo anterior, es importante señalar la integración de un elemento clave: permitir que el fan se moviera cómodamente por el lugar sin perderse lo más importante, el juego. Así, como si estuviera en su casa.

“Hay estadios en Estados Unidos que son emblemáticos, históricos, pero que se quedaron estacionados en algún lugar del tiempo, que es parte de la historia y tiene un sabor único, y por ello también rompen con parte de la experiencia del beisbol. Aquí se tiene ese espacio donde el fan puede moverse para disfrutar otros aspectos de la vivencia de ir a un estadio, como ir por comida sin perderse lo que pasa en el campo. No es necesario estar en el mismo lugar, ya que existe la posibilidad de moverse sin perder la conexión con el juego: eso fue una pieza clave al momento de hacer el diseño.

Queríamos que esa experiencia no se perdiera, que cuando se gritara algo pudieran dar unos pasos para acercarse a ver lo que estaba sucediendo”, prosiguió el arquitecto.

Y sin que nadie lo supiera, sin que nadie lo imaginara siquiera, un año después el Estadio Alfredo Harp Helú enfrentó la prueba más grande cuando tuvo que cerrar sus puertas por 661 días debido a la pandemia, ya que de septiembre de 2019 (último juego de la temporada 2019 de la Liga Mexicana) a mayo de 2021 (primer encuentro de la campaña LMB) tuvo que mantenerse cerrado al público.

Fotografía: Acervo del Estadio Alfredo Harp Helú

Y fueron justo esos largos meses los que mostraron que el estadio “heredó” la fortaleza del encargado de hacerlo realidad, don Alfredo Harp Helú, al mostrar una resiliencia que lo hizo una obra más monumental.

“El inmueble mostró que estaba listo para volver, para tener gente otra vez, y ahí se juntan dos factores que hacen de la obra algo más que un edificio. El cliente (don Alfredo Harp Helú) y el estadio mostraron una resiliencia muy grande antes y durante su construcción, así como en la pandemia, un factor totalmente extraordinario que se suma a la fuerza que tiene el lugar”, sentenció González Pulido.

Y con ese mágico perfil es como esta magnífica obra llega a cinco años de vida durante los cuales se convirtió en la casa de los Diablos Rojos del México, en la casa de todos los aficionados escarlatas que viven la pasión del Rey de los Deportes.


Lo sentimos, la página que buscas no existe.

¡Muchas Gracias!
En breve nos pondremos en contacto contigo.