El patrimonio documental yucateco
Gracias a estudiosos preocupados por la preservación de la memoria regional —como Crescencio Carrillo y Ancona y Alfredo Barrera Vásquez—, y a bibliotecarios y archivistas comprometidos con los repositorios a su cargo —como Mireya Priego López y Hernán Rosas Novelo—, Yucatán posee un acervo bibliográfico, hemerográfico, documental y audiovisual que se cuenta entre los más ricos de nuestro país.
No obstante, la atención que este valioso patrimonio ha recibido desde las instituciones responsables ha sido fluctuante y no pocas veces insuficiente, lo cual ha causado deterioros y pérdidas irreparables. Como es sabido, en la distribución de los recursos institucionales, las bibliotecas y los archivos no suelen figurar entre las prioridades.
Por ello, el respaldo que Adabi ha dado a proyectos de rescate, organización, catalogación, conservación, restauración y difusión de colecciones resguardadas en bibliotecas y archivos yucatecos ha sido crucial para el desarrollo de estos repositorios. No es exagerado decir que Yucatán le debe a Adabi la preservación de una porción significativa de su patrimonio documental. Baste decir que, después de la Ciudad de México, Oaxaca y Puebla, Yucatán es el estado que ha recibido más apoyo del organismo: 34 proyectos de una docena de instituciones.
Entre estos proyectos sobresale la reubicación, estabilización, inventario, conservación y automatización del Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Yucatán, trabajo que fue acompañado de un diplomado en conservación de papel y de la creación de un taller de conservación, restauración y encuadernación en el propio repositorio, instalado desde 2014 en el exconvento de Conkal. De tal suerte, la colaboración de Adabi con la Arquidiócesis de Yucatán ha puesto al alcance de los investigadores el inapreciable legado documental de la Iglesia yucateca.
Mi propio trabajo a favor del patrimonio bibliográfico, hemerográfico, fotográfico y fonográfico del estado —desplegado en el Instituto de Cultura de Yucatán, la Secretaría de la Cultura y las Artes y la Escuela Superior de Artes de Yucatán— debe mucho a esta asociación. Entre otros proyectos, asesoró y financió el rescate y conservación del archivo fotográfico del Diario del Sureste que condujo a la conformación del fondo audiovisual de la Biblioteca Yucatanense (hoy Centro de Apoyo a la Investigación Histórica y Literaria de Yucatán), el más importante de su tipo en la región, y la organización y conservación del acervo de la Fonoteca Ada Navarrete, único repositorio de su tipo en la península.
Así pues, los frutos de la colaboración entre Adabi e instancias yucatecas pueden observarse tanto en las colecciones, objeto de los proyectos, como en servicios bibliotecarios, publicaciones y una diversidad de actividades de divulgación. Personalmente, me complace hallar en la Biblioteca Virtual de Yucatán miles de imágenes del archivo fotográfico del Diario del Sureste y saber que más de un millón de fotografías y varios miles de fonogramas están hoy a salvo y a disposición de los estudiosos.
En la concepción maya del tiempo, el pasado se encuentra frente a nosotros y el futuro detrás, pues el primero nos es conocido y el segundo no. La labor de Adabi en Yucatán ha contribuido a poner delante de nosotros ese pasado sin cuyo conocimiento difícilmente podremos construir un mejor futuro para la región.