Boletín FAHHO Digital No. 53 (Ago 2025)

El papel de reúso en las encuadernaciones del libro antiguo

Carlos Sevilla

El libro y cada uno de sus elementos constitutivos son producto de un proceso tecnológico preciso, como también de su contexto social, económico y cultural. El papel como materia prima en la elaboración de encuadernaciones es una línea de investigación poco atendida, pero de la que puede obtenerse información histórica y documental del libro antiguo, las encuadernaciones y las colecciones bibliográficas.

La producción de papel con la calidad destinada a la impresión de libros fue, desde los tiempos de la invención de Gutenberg, escasa y problemática, pues no lograba satisfacer la demanda y, en ocasiones, esto detenía la producción de las casas impresoras. Al operar de forma intensiva, la imprenta exigía un consumo considerable de papel, lo que requería el empleo de varias resmas en una sola jornada. Así que, tras el establecimiento de las primeras imprentas y durante los siglos posteriores, la carestía del papel fue constante tanto en Europa como en Nueva España.

Diversos autores han indagado sobre la problemática de la carestía de papel y las afectaciones que ocasionaba al gremio de la imprenta. Sánchez Bueno señala que ante la falta de papel económico para coheteros, boticarios y bizcocheros se desbarataban libros para ser vendidos como papel de segunda mano.1 A esto se sumaba la venta de papeles provenientes del saqueo de archivos oficiales, que terminaban siendo utilizados en la manufactura y embalaje de distintas mercancías.

Es necesario recordar el proteccionismo por parte de la Corona española al monopolio de la industria papelera, así como el entorpecimiento que había tanto en la producción de papel como de impresos en Nueva España, junto con el irregular e insuficiente envío de papel de calidad desde Europa. Esto condujo a la obtención de esta materia prima a partir de otras fuentes, ya fueran archivos o encuadernaciones de segunda mano.

De acuerdo con Toribio Medina, con la intención de que no se detuviera la producción de la imprenta, los impresores —quienes generalmente también eran los encuadernadores—, usaron pliegos ya impresos como guardas o para la fabricación del cartón usado en la elaboración de las tapas.2 Romero Ramírez ha podido identificar extensamente el uso de papeles provenientes de impresos y expedientes en encuadernaciones mexicanas del siglo XVI, asimismo ha identificado la reutilización de papeles desde los siglos XVI al XVIII, y atribuye esta acción a la respuesta de los encuadernadores ante la carestía y dificultad por obtener esta materia prima, así como al aprovechamiento de los materiales que tenían a su alcance.3

A modo de guardas, endoses, tapas, recubrimientos o reparaciones históricas, el papel reutilizado como elemento de las encuadernaciones se encuentra con frecuencia en bibliotecas y colecciones a lo largo de todo el país y fuera de este. Cualquier investigador o usuario puede percatarse de su existencia con facilidad, pero, a pesar de ser un elemento tan común para quienes estudian o simplemente tienen un acercamiento al tema del libro antiguo, la falta de conocimiento de este material como fuente documental e histórica puede disociar o descontextualizar estos elementos de la encuadernación y de su colección.

La evidencia física que brinda el papel de reúso en las encuadernaciones tiene distintas áreas de aproximación. Entendida como testigo de la historia de vida de las encuadernaciones y colecciones documentales, puede ser una fuente invaluable para conocer los contextos históricos, culturales y tecnológicos de los bienes bibliográficos.

Identificar, conocer y valorar los distintos elementos de las encuadernaciones, en este caso el papel de reúso, permite tomar decisiones sólidas en materia de conservación en pro de la preservación y legado del patrimonio documental y bibliográfico a futuras generaciones; asimismo, contribuye a la comprensión de los contextos históricos y culturales del libro antiguo y las encuadernaciones para propiciar investigaciones más precisas.

1 M. C. Sánchez Bueno de Bonfil, El papel del papel en la Nueva España (Ciudad de México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1993).

2 J. Toribio Medina, La imprenta en México 1539–1821, tomo 1 (Ciudad de México: UNAM, 1989).

3 M. E. Romero Ramírez, “Limp, Laced-Case Binding in Parchment on Sixteenth Century Mexican Printed Books” (tesis doctoral, Camberwell College of Arts, University of the Arts London, 2013).


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