“El muerto al pozo y el vivo al gozo”, una exposición de Carlomagno Pedro Martínez

En él se asienta, ahonda y edifica, cumple una edad amarga de silencios y un reposo gentil de muerte niña, sonriente, que desflora un más allá de pájaros en desbandada.
José Gorostiza, Muerte sin fin, 1939
Carlomagno Pedro Martínez (1965) nació en la comunidad zapoteca de San Bartolo Coyotepec, en los Valles Centrales de Oaxaca. De familia de artistas y cobijado por las leyendas de su abuela Herminia, desde muy joven comenzó a trabajar con la escultura. Bajo la tutela del artista Roberto Donís, se incorporó al Taller de Artes Plásticas Rufino Tamayo para formar parte de la primera generación del llamado movimiento plástico oaxaqueño.
El legado del gran artista e ilustrador hidrocálido José Guadalupe Posada (1852-1913), especialmente con su célebre Calavera garbancera o Catrina, resulta señero en la obra del maestro.
Reconocido con premios nacionales e internacionales, su trabajo se centra en las tradiciones fundacionales de la cultura mexicana. Como portavoz de grandes creadores de la comunidad de San Bartolo, esta vocación se ve reflejada en la creación y permanencia del Museo Estatal de Arte Popular de Oaxaca —sito en dicha comunidad—, donde se hilvanan motivos, historias, mitos y costumbres de las ocho regiones del estado en textiles, barro, cantera, hojalata y almas de alebrije.

“El muerto al pozo y el vivo al gozo”, exposición que actualmente tiene lugar en las salas de vestigios y capitular del Centro Cultural San Pablo, reúne casi cuarenta piezas en torno al binomio vida-muerte que, desde tiempos muy antiguos, forma parte de nuestra memoria colectiva. Paseantes, plañideras, catrinas, borrachos, barqueros, animales, ángeles y demonios deambulan por estos lares terrenales con la consigna de que pueden volver en la fiesta de los difuntos. Al tiempo, tzompantlis o muros de cráneos se acompañan de representaciones de la madre tierra primigenia, como nueva Tlatecuhtli o Coatlicue, quien nos recuerda que, en la cosmogonía de los ancestros, todo forma parte de un mismo ciclo.
En cuatro núcleos temáticos: La jocosa muerte, Muertos de maíz, Regresan los difuntos y Tzompantli, los públicos encontrarán un recorrido visual en las grandiosas obras del maestro Carlomagno Pedro Martínez, artista de mirada lúcida, manos de tierra y corazón de barro negro.