Boletín FAHHO Digital No. 54 (Sep 2025)

El misterio laico

Freddy Aguilar

Hay más misterio en la sombra de
un hombre caminando en un día soleado,
que en todas las religiones del mundo.

Giorgio de Chirico

Jean Cocteau y Giorgio de Chirico se conocieron en París, en 1917, durante la Primera Guerra Mundial. La amistad entre ambos fue significativa en sus respectivas carreras. Cocteau, quien era una figura clave en el mundo del arte parisino, introdujo a De Chirico en un círculo más amplio de artistas e intelectuales, ayudándolo a difundir la influencia de su arte metafísico. Cocteau admiraba la capacidad de De Chirico para crear esas imágenes oníricas y misteriosas que influyeron en su propia obra.

De Chirico fue un artista y escritor italiano nacido en Volos, Grecia. En los años previos a la Primera Guerra Mundial fundó el movimiento artístico de la escuela metafísica, formulando sus principios junto con su hermano, el poeta Alberto Savinio y el artista futurista Carlo Carrà. De Chirico comparó la obra de arte metafísica con “la superficie plana de un océano en perfecta calma”, que “nos perturba… por todo lo desconocido que se esconde en sus profundidades”. El término llegaría a abarcar la parte más conocida de su obra, producida aproximadamente entre 1911 y 1917; fue este periodo “metafísico” el que ejercería una influencia enorme sobre los surrealistas en la década siguiente.

En la obra de De Chirico el pasado se encuentra con el presente en un espacio onírico. Los seres humanos se convierten en maniquís sin rostro, deshumanizados por el conflicto bélico. Su obra evoca las soledades y angustias de la sociedad de masas de la era industrial. Su adopción de perspectivas dispares y bloques fuertes monocromáticos de pintura dan una poderosa sensación de contraste, evocan el claroscuro del mediodía mediterráneo. Sus imágenes metafísicas, a caballo entre el subconsciente y lo enigmático, entre el sueño y la memoria, donde tiempo y espacio se detienen congelados, se hallan entre las referencias visuales de nuestro tiempo.

Cocteau, aparte de poeta, novelista, ensayista, dramaturgo, pintor, crítico y cineasta, fue contemporáneo de Giorgio de Chirico. Vivió y protagonizó la época de las vanguardias en París, participando activamente en todas ellas, pero sin adherirse a ninguna en concreto. Cocteau, poeta antes que nada, enfatizó desde el comienzo de su carrera que, fuera cual fuera el género en el que trabajara, todas sus creaciones eran esencialmente poesía.

En la Biblioteca Henestrosa encontramos la primera edición de Le Mystère laïc, un libro escrito por Cocteau y publicado en 1928 por Éditions des Quatre Chemins en París. Es un ensayo poético sobre la obra de De Chirico, considerado un ejemplo de libro ilustrado. Los primeros números de la tirada incluyeron un dibujo de Cocteau y diez aguafuertes de De Chirico. En la Biblioteca Henestrosa se encuentra el ejemplar número 654, de un total de 2875, impreso en papel rives à la forme, que incluye cinco reproducciones fotomecánicas. Los grabados originales fueron creados al estilo de la pintura metafísica durante el segundo periodo parisino de De Chirico, cuando se relacionaba con los surrealistas de la mano de Guillaume Apollinaire.

La obra es un ejemplo de la colaboración entre Cocteau y De Chirico, y es considerada un objeto de arte en sí misma por su presentación. Como es común en sus obras más representativas, este librito presenta las plazas italianas desiertas con sus pórticos y sombras misteriosas que se alargan, maniquís y estatuas a veces sin cabeza, con un trasfondo de locomotoras trenes, veleros y chimeneas de fábrica en una perspectiva ilógica. La visión de unos caballos era, para el pintor, una experiencia similar a la aparición de una deidad antigua. Esta imaginería refleja la influencia de autores simbolistas y su afinidad con la filosofía de Schopenhauer y Nietzsche, así como con la mitología de su ciudad natal.

Sus creaciones tuvieron influencia en pintores como Max Ernst, René Magritte, Paul Delvaux, Salvador Dalí y George Grosz. En México es posible reconocer su influencia en las obras de José Clemente Orozco, Rufino Tamayo, María Izquierdo, Frida Kahlo, Alfonso Michel, Agustín Lazo, Carlos Orozco Romero y Rodolfo Morales.


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