EL LUGAR PERIFERIA COMO TEMA DE REFLEXIÓN
El término “periferia” es uno de esos a los que estamos tan acostumbrados que hemos olvidado revisar cada tanto su pertinencia, y ya ni siquiera nos preguntamos su origen. Lo cierto es que se trata de una palabra que ha tenido muchas acepciones y usos por costumbre. La Real Academia Española, por ejemplo, le asigna tres. De ellas, quizás la más descriptiva sea: “Espacio que rodea a un núcleo cualquiera”. Es decir, la periferia, para existir, está directamente relacionada con un elemento central, sea cual sea, al que se relaciona, sin que este tenga una forma o una dimensión determinada.
El origen de la palabra “periferia” se puede determinar, según el Oxford Dictionary, desde el siglo XVI, tomada del griego periphereia, que en ese momento aplicaba para describir el contorno de una circunferencia. Su uso intensivo en términos asociados al territorio se vincula, sin duda, a mediados del siglo XX, cuando el mundo se dividía en dos superpotencias: Estados Unidos, por el bloque occidental, y Rusia por el oriental. Se hablaba del orden mundial a partir de estos núcleos centrales, cada uno de los cuales contaba con sus países circundantes o periféricos. Por esos tiempos se generaron varios fenómenos humanos que terminarían por impactar los estados y sus territorios de forma definitiva: un rápido crecimiento de la población y un acelerado proceso de urbanización dieron como resultado una expansión urbana nunca antes conocida, que rebasó rápidamente los viejos centros históricos. Así apareció la periferia urbana, en concordancia con el orden mundial de periferias antes descrito.
“La periferia” significó, por largo tiempo, un término casi despectivo que asignaba un valor menor a sus habitantes en cualquier orden. Lo que quedaba fuera del centro era inferior en valor y cualidad. La periferia se expandía rápidamente y el centro mucho más lento. Así, integraba a sus ventajas a muy pocas personas, generando cinturones de exclusión cada vez más amplios a medida que la distancia del centro era mayor. En la actualidad, en nuestro entorno inmediato, el término “periferia” mantiene un valor negativo, aunque su realidad sea muy distinta a su concepción original. La periferia se ha convertido en un lugar con una cultura y dinámica propias que, en muchos casos, supera a las centralidades en varios aspectos. Es por esto que la Casa de la Ciudad abre el debate sobre la periferia en un sentido extenso, más allá del concepto de lo urbano, y dedica el año 2015 a entender y discutir sobre este lugar que, dicho sea de paso, aloja a la mayor parte de la población del planeta, aplicado también, sin duda, para la ciudad de Oaxaca.