Boletín FAHHO Digital No. 3 (Ene-Feb 2021)

El insoportable silencio de un estadio vacío

Xavier M. Rodarte

Pocos conocen la sensación de un estadio vacío, de un ambiente envuelto en el murmullo de sus pasillos y el eco de sus butacas; de un silencio que aparenta abrazar a quienes se internan en su oscuridad solo por la curiosidad de ver a un gigante dormido. A pesar de un año de compromisos cancelados y una celebración pospuesta, el Diamante de Fuego volvió a encenderse al calor de la Copa Juntos por México. Se trató de un torneo inédito que consiguió impulsar y exhibir el talento de los jóvenes peloteros del roster de la Academia de Beisbol Alfredo Harp Helú, para darles una experiencia de alto nivel, ya que se acompañaron de algunos jugadores profesionales, e incluso ligamayoristas, al fervor del mejor escenario de América Latina.

Los preparativos para albergar esta competencia, en el marco de la denominada “nueva normalidad”, se basaron en las mejores prácticas que las ligas deportivas alrededor del mundo han implementado para la reactivación de sus temporadas, a la par que se respetaron los lineamientos que el Gobierno federal, así como las autoridades en materia de salud, dictaron para la reapertura de espacios; con ello, tanto la MLB, NBA, UEFA Champions League, Bundesliga, NFL, entre otras, sirvieron de ejemplo para definir el protocolo que asentaría las bases para habilitar las instalaciones del paraíso de los Diablos Rojos del México con el objetivo de minimizar y prevenir la transmisión del virus dentro de las instalaciones.

Los esfuerzos para hacer del estadio un espacio seguro para los peloteros del mañana, así como para el personal que se encuentra laborando en su interior, se vieron reflejados en acciones puntuales: instalación de despachadores de gel antibacterial, colocación de señales con los lineamientos generales de prevención, disposición de filtros de salud al ingreso de las instalaciones, delimitación de áreas dentro del estadio de acuerdo con las funciones del personal, desinfección de más de ocho mil metros cuadrados, adecuación en zonas de vestidores y gimnasios, separación en cajones de estacionamiento, habilitación de un área especial para identificación de casos COVID, cuestionarios electrónicos de salud, entre otros.

La Copa Juntos por México llegó no solo a renovar el ánimo de una afición ávida por ver acción sobre el diamante, sino a despertar, al menos por un instante, al gigante expectante a consecuencia de un año atípico. El Diamante de Fuego reavivó la llama de su operación a la altura de cualquier estadio a nivel mundial, demostrando que en México se pueden hacer bien las cosas con base en la organización, la disciplina y el trabajo. El Estadio Alfredo Harp Helú refrenda su compromiso en favor del deporte, la cultura, el beisbol y el bienestar social.


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