El consumismo en el centro del cambio climático: ¿qué papel tienen los plásticos?
El cambio climático es la principal problemática ambiental que enfrentamos como humanidad en la actualidad. Sus efectos pueden verse a lo largo del planeta en el aumento de la temperatura mundial en 1,1°C desde la era preindustrial; años cada vez más cálidos; el deshielo de los polos y una tasa de subida del nivel del mar de 5 mm al año en el periodo 2014-2019.1
Nuestro país no es ajeno a esta problemática. Al contrario, sus efectos se perciben cada vez con mayor fuerza y frecuencia en nuestro territorio, en la forma de fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes, inundaciones y sequías, incendios desastrosos, y en un aumento de las olas de calor, daños en las cosechas y en la producción alimentaria, etc. Pero ¿qué nos ha llevado a esta situación? ¿Cuáles son las causas de esta problemática ambiental? El cambio climático se debe a la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero (GEI) producto de acciones humanas, como el dióxido de carbono que emite la quema de combustibles fósiles. Solemos vincular este problema con el uso de automóviles, las emisiones de las fábricas o el vuelo de los aviones, lo cual es acertado, pero es importante que seamos conscientes de que las elecciones que hacemos en nuestro día a día sobre lo que consumimos o no (productos y servicios) también inciden en el aumento de la temperatura de nuestro planeta.
En la actualidad, nos encontramos inmersos en una sociedad de consumo, basada en la constante necesidad de satisfacer nuestros deseos mediante la adquisición de nuevos productos que nos hagan lucir mejor, que hagan nuestra vida más cómoda y fácil o que nos brinden felicidad. Esto ha llevado a la producción masiva de artículos y productos creados para el desecho y la sustitución, en el marco de una economía lineal que extrae recursos de la naturaleza, los transforma en productos que se consumen masivamente y que genera residuos que contaminan nuestro medio ambiente, sean estos emisiones de GEI o basura que irá a parar a nuestros ecosistemas o a engrosar los rellenos sanitarios. Un ejemplo de esto se encuentra en el consumo de plásticos de un solo uso.
A lo largo de la historia, la industria del plástico, así como de industrias relacionadas como las refresqueras, alimenticias o de los hidrocarburos, se han valido de la publicidad para vender cada vez más plástico. Lo han presentado como un material fantástico, que nos trae todas las soluciones que necesitamos para hacer nuestra vida más fácil y más cómoda. Pero esta comodidad y conveniencia se encuentra en el centro mismo de la cultura del consumismo en la que estamos insertos, la cual nos hace creer que necesitamos cada vez más plástico, que realmente no podemos prescindir de él. Si bien el plástico es un material sumamente necesario, por ejemplo, el plástico utilizado en insumos médicos (jeringas, mascarillas quirúrgicas, guantes, ventiladores, respiradores, catéteres, etc.), y en otros artículos de larga duración (televisiones, closets, cocinas, computadores, etc.); es importante diferenciar entre el plástico usado en estos ejemplos y los llamados plásticos de un solo uso, que son aquellos que empleamos únicamente por un par de minutos o un par de veces, y después desechamos, como los popotes, contenedores de alimentos para llevar, envases de bebidas, bolsas de frituras, empaques, platos y vasos desechables, bolsas de súper, etc. Estos plásticos desechables, por su corta vida útil, son los que constituyen la mayor parte de los residuos plásticos y de la basura que llega a rellenos sanitarios, a la naturaleza y a nuestros océanos. Además, el 99% de los plásticos proviene de combustibles fósiles, por lo que, desde la extracción de los recursos para fabricarlos, su producción, traslado y hasta su disposición final, inciden en la emisión de GEI y, por tanto, agravan el calentamiento global. Estudios indican que los plásticos emiten gases como metano y etileno al exponerse a la radiación solar en agua o aire, es decir, cuando llegan como residuo a la naturaleza,2 por lo que los plásticos de un solo uso no son un problema de gestión de residuos sino una problemática que parte desde su diseño, como desechables, y su origen, en el uso de hidrocarburos, fórmula perfecta para generar contaminación e incidir en el cambio climático.
Por todo esto, debemos ser conscientes de los impactos ambientales que nuestras decisiones de consumo provocan y estar dispuestos a transformar la forma en que consumimos: consumir menos y mejor es la premisa. Podemos sustituir los plásticos de un solo uso, que son realmente innecesarios, por opciones reutilizables y durables, como llevar nuestro propio termo al comprar un café, o preferir un cilindro reutilizable para tomar agua en lugar de comprar botellas PET. De igual manera, podemos optar por llevar nuestra propia bolsa o mochila al hacer nuestras compras, en lugar de pedir bolsas plásticas de acarreo. Con estos sencillos cambios, podemos evitar la generación de grandes cantidades de residuos y reducir nuestra huella de carbono.
Mejorando nuestra forma de consumo —al optar por opciones reutilizables y durables que no generen basura, disminuyendo nuestro consumismo, prefiriendo opciones ecológicas y locales— podremos hacer un cambio a favor de nuestro planeta y de todas las especies que lo habitan.
(1) https://es.greenpeace.org/es/trabajamos-en/cambio-climatico/
(2) Para más información se puede consultar: https://www.unenvironment.org/es/noticias-y-reportajes/comunicado-de-prensa/america-latina-y-el-caribe-lucha-contra-el-plastico-en