Boletín FAHHO No. 30 (May-Jun 2019)

“EL CENTENARIO”, DEL ANIVERSARIO AL TERREMOTO DE 2017

Ana Rodríguez

El trabajo constante vence todas las dificultades

Siguiendo aquel precepto enunciado en latín, se rescató aquella leyenda, la arquitectura a la que permanecía aferrada y que parecía irreparable, un conjunto de valores, conocimientos y lo que a principios del siglo XX no era más que entrega y deseo por contribuir en las comunidades más alejadas en donde la instrucción y la enseñanza se hacían esperar. “El Centenario” fue el nombre del primer edificio después de la casa escuela que procuró la educación en Asunción Ixtaltepec y que en un preámbulo de tres minutos fue destruido por los sismos de 2017.

La obra había sido financiada por el pueblo gracias a las fiestas patronales. Se inició en 1910 y se inauguró en 1920 de acuerdo a las placas ubicadas en su acceso. Su nombre alude a la conmemoración de los cien años de la Independencia de México, cuenta el profesor Pedro Mijangos García a uno de los arquitectos, quien luego del sismo trabaja afanosamente en recopilar todos los datos posibles y útiles para armar el proyecto de restauración del edificio. Entre esos datos surge el nombre de “La Casa del Pueblo” que adoptó alrededor del año de 1992, cuando fue recuperado tras un periodo de abandono. Después de ese año el edificio fue parte de distintas intervenciones que originaron pérdidas significativas, como la de su herrería primitiva, su cubierta de morillos con entablado protegidos por teja y los balaustres de la fachada.

Transcurrían los últimos meses de 2017 y la noticia de que el inmueble sería recuperado se advertía entre los contraventeos, pies derechos, arrastres, cerchas y tirantes de madera que sostenían los arcos rebajados de los accesos y los sesenta centímetros de ladrillo recocido de los muros. A mediados del año 2018, la donación de 7 millones de pesos que la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca realizó fue ejercida por el Taller de Restauración FAHHO, con el deseo de que el “El Centenario” fuera restaurado; el sismo se convirtió entonces en una oportunidad para reconciliar la armonía arquitectónica que el inmueble mostraba en una fotografía de los años treinta, muy cerca del año en que fue terminada la obra. El presidente municipal de Asunción Ixtaltepec la había enviado a Lázaro Cárdenas, presidente entonces de México, solicitando un reloj para la escuela.

Basados en esa foto comenzó la restauración, no sin antes asegurar la permanencia del inmueble mediante el reforzamiento de la estructura y de elementos basados en un análisis estructural de la obra; los muros existentes fueron desprovistos de los aplanados para poder liberar las partes más afectadas y devolver a la obra el material recuperado, de esta manera también se pudieron subsanar las grietas mediante consolidaciones y reforzar los muros en sentido vertical y horizontal; al frente de la obra se recuperó el antiguo pórtico con su columnata de cuatro elementos y su remate flanqueado por roleos. Ese elemento regente de la fachada muestra a los lados la composición de frontones semicirculares y triangulares ubicados por encima de los accesos y ventanas de arcos rebajados, mientras que arriba se vuelven a observar los balaustres.

El interior, completamente revitalizado, se anticipa por árboles autóctonos plantados estratégicamente para confortar el espacio y la visual de los usuarios que, indistintamente, disfrutan de los libros que cubren los muros de una sala o de la muestra que se realiza en el auditorio; en su punto más alto, la cubierta se vierte en dos partes sustentadas en armaduras metálicas con tensores y placas de panel, para mejorar las condiciones de confort del espacio y ayudar a los muros.

La casa del pueblo “El Centenario” hablará ahora del significado que su acceso enmarca.

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