El arte envuelto en el arte

El amor nos reunió para celebrar algo más allá de los cincuenta años del Taller Martín Pescador, cuando la amistad unió a muchos de los presentes y a otros tantos entrañables escritores y artistas al calor de una prensa del siglo XIX, de poemas y música.
Juan Pascoe es un artista de la tipografía, de las bellas letras y de la jarana. Con su habilidad para tocar las cuerdas, saborea el buen gusto de los caracteres, siente sus formas, tamaños y espaciados; selecciona las fuentes y los versos y los hace bailar con ritmo y cadencia.
Los textos publicados por el Taller Martín Pescador parecen ser partituras musicales. En ellos se percibe la afinación de la composición tipográfica, la armonía de la caja y la elegancia de las imágenes. El lector asiste a un escenario que va más allá de un libro impreso: a una danza con renglones iluminados que contrastan entre claros y sombras, en una conexión tipográfica que brilla entre sus páginas con fluidez artística. El maestro, cual director de orquesta, es riguroso para elegir la obra, con sus ritmos y texturas en el papel, entre aromas de tinta y delicias de clichés. Por medio de sus propias interpretaciones, Juan Pascoe se impone afectivamente con los autores y los lectores, nos hace zapatear, tararear y sentir la ejecución musical de las letras.
Abrir un libro del Taller Martín Pescador es llenarse también de la historia de la tipografía novohispana, porque Juan Pascoe está impregnado de ella. No solo la estudia, sino que la comprende y la hace propia. Conocedor del mundo de la imprenta mexicana, se ha encargado de valorarla y difundirla. Sin pretenderlo, la engrandece y nos abre los ojos para asombrarnos ante el bagaje cultural que arropan los libros impresos en nuestro país, una tradición que, milagrosamente, él mismo continúa.
Agradezco a los amigos de las buenas letras, especialmente a la Fundación Carmen Toscano, por habernos reunido en el Museo de Antropología para celebrar el arduo y magnífico trabajo del Taller Martín Pescador en sus 50 años, dando lugar a un recorrido de emociones con palabras sonoras que hacen vibrar el corazón de los libros mexicanos.