Boletín FAHHO Digital No. 38 (May 2024)

El arte: el corazón de los museos

Arturo Saavedra

El Museo Infantil de Oaxaca es una institución dedicada a divulgar y compartir con la niñez oaxaqueña toda la riqueza de nuestro patrimonio en común. A partir de un modelo educativo basado en el juego, el MIO desarrolla exposiciones interactivas, diseñadas para propiciar encuentros significativos entre los niños y las expresiones culturales del pasado, presente y futuro.

Esta vocación deriva de nuestro origen, pues el MIO es producto de una iniciativa de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca por restaurar la antigua estación del ferrocarril de la ciudad. La puesta en valor de dicho edificio, culminada con la apertura del museo en 2017, implicó la recuperación para la sociedad oaxaqueña de un hito vital para sus identidades, cultura y memoria. Es así como el espíritu ferroviario se entrelaza con la narrativa de las exposiciones infantiles y cobra vida en un espacio vibrante e inspirador, donde la evocación del pasado se convierte en la promesa de un futuro más libre y más humano para las nuevas generaciones.

En adición a esta propuesta museológica, el MIO ofrece una programación mensual y gratuita de talleres temporales, clubes artísticos, presentaciones escénicas y muchas otras actividades dirigidas a públicos de todo tipo. Tal oferta no solo nos permite extender nuestra misión educativa hacia un mayor número de personas, sino que fomenta la apropiación comunitaria del patrimonio y hace del museo un sitio fundamental para los barrios y colonias de la zona.

En 2023, con el cierre de la exposición didáctica “Las sonrisas de Tamayo”, concluyó también la segunda gran etapa en la vida del museo. Durante casi cuatro años, celebramos al gran maestro oaxaqueño compartiendo su obra con miles de pequeños, quienes llenaron de dicha y color las paredes de piedra de la antigua estación del ferrocarril.

Es natural que el final de un proyecto tan alegre, fructífero y longevo supusiera para el museo un desafío considerable. Después de todo, hasta ahora, el corazón del MIO había latido principalmente por el arte. ¿Cómo revitalizarse?, ¿cómo avanzar en nuestra ruta hacia la puesta en valor del patrimonio oaxaqueño?, ¿cómo cambiar sin alejarnos demasiado del rostro que se ha vuelto entrañable para quienes nos visitan desde siempre?

Tales preguntas nos llevaron de vuelta al origen, en busca de la esencia misma de Oaxaca y sus culturas. Aprendimos pronto que todo lo que vemos en esta tierra comenzó hace milenios, entre las manos de los campesinos y al calor de los fogones. Fue así como después de seis meses de preparativos y montaje nació “Un pueblo llamado Milpa”, la tercera exposición didáctica del Museo Infantil de Oaxaca.

Este enfoque fresco en la agricultura y la cocina trajo consigo montones de aventuras nuevas. Desde entonces, las niñas y niños han aprendido en el MIO a cultivar, a fabricar comales, preparar el nixtamal, recolectar quelites y hacer tortillas. Donde antes jugamos a pintar y hacer grabado, ahora exploramos el mosaico inagotable de los maíces nativos y descubrimos juntos la apasionante historia detrás de la domesticación del teocintle.

Nuestro museo está llamado a ser un centro de vida comunitaria para los barrios y colonias de la zona. Es por eso que también dedicamos gran empeño a expandir, diversificar y enriquecer nuestra oferta de talleres, eventos y actividades culturales. Nos capacitamos, refinamos nuestros procesos y tendimos puentes hacia públicos a los que nunca antes habíamos llegado.

Finalmente, porque nos hubiese resultado imposible alejarnos por mucho tiempo de la plástica, inauguramos la exposición itinerante “Rostros de arte y color”. A la luz de lo que el MIO hace en la ciudad de Oaxaca, esta primera incursión en el pueblo de San Miguel Tixá pudiera parecer pequeña, sin embargo, representa el sueño de sembrar arte y amor al patrimonio en todos los rincones de la Mixteca Alta.

En el transcurso de doce meses presentamos exposiciones de arte, óperas, conciertos, festivales, obras de teatro, clubes de arte, proyecciones de cine, muestras de fotografía, excursiones, comparsas y ferias. También jugamos, pintamos, cocinamos, bailamos, sembramos, moldeamos,
corrimos, pedaleamos, escribimos y dibujamos. Dimos la bienvenida a 58 269 visitantes y 1 479 niños acudieron a alguno de nuestros 145 talleres, en los cuales aprendieron acerca de su cultura por medio del juego; en un espacio seguro e inspirador y sin ningún costo para sus familias.


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