Boletín FAHHO Digital No. 36 (Mar 2024)

El arte de construir

Ulises Goytortúa
Fotografías: Acervo del Estadio Alfredo Harp Helú, Enrique Gutiérrez / Gabriel Roux

Desde su creación conceptual, el Diamante de Fuego fue planeado y edificado a partir de una visión que como objetivo consideró ser el repositorio de una tradición con más de ochenta años de memoria, así como un espacio para escribir la nueva historia y el futuro del equipo más ganador de la Liga Mexicana de Beisbol.

El Estadio Alfredo Harp Helú es un recinto que fusiona de manera virtuosa el beisbol, el arte, la historia, la cultura y la pasión por México; es precisamente en sintonía con esta fusión que los arquitectos Alonso De Garay y Francisco González Pulido, orgullosamente mexicanos, diseñaron el inmueble.

“El señor don Alfredo Harp, a quien estoy muy agradecido por haberme confiado el diseño del recinto, me pidió imaginar el estadio del futuro. Es así como empezó la planeación del Estadio a finales del 2014”, comenta Alonso De Garay.

Desde luego, con la venia de don Alfredo Harp Helú, la invitación a participar en este proyecto llegó para Francisco González Pulido por medio de su amigo Alonso De Garay y, desde la primera conversación telefónica, acordaron unir fuerzas.

Además del uso de materiales y tecnologías modernas, los arquitectos quisieron que el estadio reflejara la esencia de México en un diseño creado para mejorar la interacción social dentro y fuera del inmueble.

Fotografías: Acervo del Estadio Alfredo Harp Helú, Enrique Gutiérrez / Gabriel Roux

En palabras de ambos arquitectos: “el diseño surge de la realización de una gran arena pública, donde el espacio abierto es tan importante como el espacio construido, este es un concepto importante dentro de la cultura mexicana. Los espacios exitosos en México agregan y conforman un fuerte compromiso social, incorporan las tradiciones y respetan las condiciones naturales existentes”.

La estructura contrasta elementos del México prehispánico y moderno, estableciendo incluso una analogía entre el juego de pelota de los pueblos originarios de Mesoamérica y el contemporáneo, es decir, el beisbol.

“En Taller ADG propusimos el uso de referencias prehispánicas en el diseño del basamento piramidal pétreo, mientras que, en contraste, Francisco González Pulido de FGP Atelier se inspiró en la ligereza y la tecnología integrada para el diseño de la techumbre y la estructura híbrida de acero, prefabricados y concreto, que se perciben en los puentes que conectan las pirámides a la tribuna y los palcos”, menciona De Garay.

Por la manera en que está construida, la cubierta da la impresión de “flotar” con la forma de un tridente apuntando con fuerza y determinación desde el monumental acceso hasta los jardines del recinto.

Taller ADG fue también el principal encargado del diseño del paisaje y de las plazas públicas que rodean parte del estadio, además del interior del recinto deportivo.

“Una de las ideas más innovadoras y transformadoras detrás del proyecto fue la ‘transparencia’, expresada en la creación de un edificio completamente conectado con su entorno, abierto, democrático y acogedor, aun en su monumentalidad. A diferencia de todos los estadios que investigamos —no solamente de beisbol— y que son considerados íconos o referentes en el mundo, el estadio de los Diablos Rojos no es un contenedor. Es, en oposición, un objeto visualmente transparente, desde donde podemos abrazar el entorno y sentir que estamos en México”, dice González Pulido.

Fotografías: Acervo del Estadio Alfredo Harp Helú, Enrique Gutiérrez / Gabriel Roux

El Estadio Alfredo Harp Helú tuvo retos muy grandes en su ejecución, relacionadas con el tiempo de construcción, el tipo de suelo, la fabricación y el montaje de las cubiertas, hasta la materialización fiel de ideas abstractas en realidades concretas.

“El Diamante de Fuego ejemplifica perfectamente el resultado exitoso en la creación de un espacio urbano y un edificio de trascendencia global con identidad nacional. Esto se refleja no solamente en su arquitectura, sino en la posibilidad de crear una experiencia deportiva integradora de componentes culturales, culinarios, sociales y artísticos”.

“El estadio de los Diablos Rojos representa para mí ese espacio a donde regreso para reencontrarme con el esfuerzo y la creatividad que exige llevar al límite un proyecto a través de la ruptura de paradigmas. Es un ejemplo de cómo un edificio es capaz de transformar un lugar y a su gente”, afirma González Pulido.

Un parteaguas en la edificación de escenarios dedicados al deporte profesional en México es lo que representa el Estadio Alfredo Harp Helú, tanto así que en sus primeros cinco años de existencia ha sido merecedor de varios premios nacionales e internacionales, además de un ícono en el paisaje urbano de la capital del país.

Frases destacadas:
“Al plantearnos el diseño del Estadio Alfredo Harp Helú, el reto consistió, por un lado, en desarrollar una estructura lo suficientemente inteligente y equipada para albergar un evento masivo con más de veinte mil personas a la vez; y por otro, en generar un espacio público de encuentro y pertenencia para los habitantes de la Ciudad de México”, señaló Alonso De Garay.

“Hoy, la cubierta en forma de tridente se ha vuelto uno de los símbolos representativos de los Diablos Rojos; la asistencia ha aumentado significativamente en comparación con los estadios anteriores; y la Ciudad de México ha abrazado el edificio como parte de su iconografía contemporánea”, concluyó Francisco González Pulido.


Lo sentimos, la página que buscas no existe.

¡Muchas Gracias!
En breve nos pondremos en contacto contigo.