Boletín FAHHO Digital No. 34 (Ene 2024)

El arbolado urbano del Zócalo y Alameda de León de la ciudad de Oaxaca

José Diego
Plaza de Armas, 1875. Fotografías de Teobert Maler. Acervo de Casa de la Ciudad.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, los árboles urbanos desempeñan un papel importante en el aumento de la biodiversidad urbana, proporcionando hábitat, alimentos y protección favorables a aves y animales pequeños. En las ciudades con altos niveles de contaminación, los árboles pueden mejorar la calidad del aire, haciendo que sean lugares más saludables para vivir, ya que son excelentes filtros para contaminantes urbanos y partículas finas como el polvo, la suciedad o el humo del aire, atrapándolos en las hojas y la corteza. Por tal razón, la ubicación estratégica de los árboles en las ciudades puede ayudar a enfriar el aire entre dos y ocho grados centígrados a la sombra.

Los espacios públicos en ciudades y asentamientos conurbados cuentan con jardines, alamedas y parques con plantaciones de arbolado de diversas especies (muchas de ellas exóticas o introducidas), que fueron plantados en diversas épocas y momentos históricos de los asentamientos urbanos. Tal es el caso del arbolado de la ciudad de Oaxaca, cuya finalidad es de carácter estético, pues consiste en el embellecimiento escénico de uno de los espacios más emblemáticos y de mayor afluencia de la ciudadanía.

El diseño del zócalo de la ciudad de Oaxaca de Juárez está enraizado en lo más profundo de la historia de Oaxaca, fue trazado en 1529 por Juan Peláez de Berrio, el primer alcalde de la ciudad. A su austera traza original se fueron integrando los portales y en 1739 se colocó una fuente de mármol, indispensable para la vida en la plaza.

La idea de plantar árboles surgió en septiembre de 1824, cuando el Honorable Congreso del Estado “mandó hermosear la plaza de esta ciudad”, pero la plantación se llevó a cabo hasta el año de 1868. Al mismo tiempo, se propusieron los fresnos y las higueras como especies a sembrar.1

Plaza de Armas, 1875. Fotografías de Teobert Maler. Acervo de Casa de la Ciudad

Según Carlos Lira Vásquez, desde 1868, los espacios del primer cuadro de la ciudad, entre ellos la Plaza de Armas, guardaban la costumbre de plantar árboles. En 1881 el gobernador Meixueiro encargó un nuevo diseño de la Plaza al ingeniero Emilio Brachetti y, de acuerdo con la moda del momento, se sustituyó la fuente por un gran zócalo en cuyo centro fue levantado un quiosco. También siguiendo el gusto de la época o quizás debido al cambio climático o la deforestación de las montañas que rodean el valle, como apunta Lira Vásquez, las plazuelas de la ciudad se transformaron en jardines.2

Así, el jardín de la Plaza de Armas sufrió diversos cambios a lo largo del porfiriato. En 1889, en el Periódico Oficial se señaló el “nuevo adorno del zócalo”, el cual fue caracterizado como “elegante” y parejo “en gusto y en lujos con el adoquinado”, pero al llegar al zócalo nos damos cuenta de que han sido los árboles y la arquitectura los que le otorgan su magnificencia.3

En 1901 se colocó el quiosco actual con tendencias art nouveau, en el que todas las noches se presentaban espectáculos musicales y, además, el zócalo se vestía de fiesta —como ahora— durante las celebraciones de la Noche de Rábanos (23 de diciembre), Nochebuena (24 de diciembre) y el Grito de Independencia (15 de septiembre), fechas en las que se celebraban animadas verbenas.4

Con el paso de los años, se realizaron diversas actividades de mejoras estéticas a las inmediaciones del zócalo; no así para el arbolado, que se mantuvo con mínimas atenciones en cuanto a su manejo y saneamiento.

Así surge el esfuerzo conjunto de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, la iniciativa Techo Verde y el municipio de Oaxaca de Juárez, al tomar en cuenta que muchos árboles del Centro Histórico son muy longevos y su plantación data de hace 130 años. Por tal motivo, es importante realizar un manejo adecuado, con sentido de pertinencia social y ambiental.

El objetivo de esta colaboración es implementar un plan de manejo para el mantenimiento del arbolado y evitar riesgos de caída y otras contingencias. Para tal efecto se inició con un diagnóstico integral del arbolado, aplicando tomografías sónicas en los ejemplares más longevos o que manifiesten algún daño o enfermedad. Posteriormente, se implementó un programa de nutrición basado en la aplicación de abonos orgánicos, así como un esquema de podas que permitan vigorizar las copas de los árboles, además de un sistema de saneamiento para controlar las plagas y enfermedades que provocan el deterioro del arbolado. Finalmente, se pondrá en marcha un calendario de riego y nutrición.

Con este proyecto se dio inicio a la implementación de un mecanismo de intervención para contar con áreas verdes sanas que den vida a los espacios públicos —cuyo cuidado es obligación de toda la ciudadanía—, además de contribuir en la mitigación de los efectos del cambio climático.

1 Calderón Martínez. Danivia. “Un recorrido por la historia del Zócalo de Oaxaca”. La Gaceta del Instituto del Patrimonio Cultural, Año1, Núm. 2, 2005, pp. 9-10.

2 Lira Vásquez, Carlos. 2008. Arquitectura y sociedad Oaxaca rumbo a la modernidad 1790-1910. Universidad Autónoma Metropolitana, pp. 125-160.

3 Rito Salinas, César. 2022. “Quiosco del zócalo de Oaxaca, jardín que data de finales del siglo XIX”. https://sucedioenoaxaca.com/2022/06/26/quiosco-del-zocalo-de-oaxaca-jardin-que-data-de-finales-del-siglo-xix/#_ftnref3

4 https://www.cultura.gob.mx/turismocultural/destino_mes/oaxaca/monumentos.html


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