Boletín FAHHO Digital No. 4 (Mar-Abr 2021)

El acervo de Ferrocarriles

Waldini Ortega

Adecir de Abdías Gerardo Paz García, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores Ferrocarrileros de la Republica Mexicana, Sección 22, la historia documentada del trabajador ferrocarrilero en Oaxaca puede dividirse en dos momentos: el primero registra la parte administrativa de sus labores, es decir, documentos que muestran el diario quehacer de la Estación del Ferrocarril Mexicano del Sur, terminal Oaxaca, y el segundo es aquel que registró su conducta dentro de la empresa ferroviaria. Este último en particular se diferencia del primero, principalmente, porque sobre él recaía la defensa del trabajador. Hablar de los derechos laborales en el ferrocarril es hablar de diversas organizaciones sindicales en México en los años 30, entre ellas, la Unión de Mecánicos, una de las más importantes, porque a partir de ella surge uno de los primeros sindicatos en Latinoamérica: el ferrocarrilero.

En México, este sindicato nace en 1933, pero no es sino hasta 1952, en la actual calle de Crespo, entre Independencia y Morelos, en la ciudad de Oaxaca, que comienza la construcción de un edificio de tres plantas destinado a la operación de esta organización conformada en su delegación estatal por afanadoras, secretarias, tesoreros y pagadores, por mencionar algunos. La construcción de este edificio, culminada en 1953, fue posible en gran medida con la aportación de un día de salario de cada trabajador, por ello se dice que este edificio es producto del sudor de los trabajadores ferrocarrileros, porque la mayor aportación provino de ellos, hablamos de poco más de mil trabajadores.

Con esta organización comenzó la defensa laboral y se terminó un periodo de explotación que afectaba, principalmente, a los departamentos más vulnerables, en especial a los de vías y talleres, que eran los que concentraban a un mayor número de trabajadores. Era claro suponer que en algunos estados habría gente más aguerrida y dispuesta a luchar por sus derechos que en otros; sobresalían Aguascalientes, Veracruz y, por supuesto, Oaxaca, con la presencia de Matías Romero. Esta resistencia, y a su vez pertenencia, con la empresa de Ferrocarriles se daba porque para muchos trabajar entre las vías y los vagones era un orgullo, en palabras de más de uno, “era lo máximo”, porque desde su experiencia, se vestía, se comía y se vivía mejor, por supuesto, con sudor y sangre.

Con el surgimiento del sindicato cambiaron hasta las condiciones laborales más simples, como el hecho de proveer al trabajador de un uniforme para ejercer sus labores: sí, aquel singular pantalón peto, yompa de mezclilla, gorra azul y el tradicional paliacate. Esta organización comenzó a generar una historia documentada con investigaciones sobre los trabajadores para preparar su defensa por faltas que pudieran o no haber cometido. Era un largo camino el que tenía que atravesar la empresa ferroviaria para comprobar la falta de un trabajador, ya que en el medio estaban los representantes y asesores que, de entrada, conocían a la perfección el contrato colectivo y los estatutos del trabajador. Fue así como con cada falta se generó un archivo de suma importancia para comprender los procedimientos básicos del contrato colectivo de trabajo de un ferrocarrilero.

En esta documentación, ahora Archivo del Sindicato, se encuentran las investigaciones disciplinarias y, sobre todo, información de los derechos que tenían los trabajadores en pleno funcionamiento del ferrocarril en Oaxaca.

Desde 2017, con la inauguración del Museo Infantil de Oaxaca, situado en la Antigua Estación del Ferrocarril Mexicano del Sur, comenzaron los trabajos de rescate de la documentación ferroviaria con diversos miembros y amigos de la comunidad ferrocarrilera y, por supuesto, del Sindicato Ferrocarrilero de la entidad. Fue así como, con la participación del equipo de Adabi Oaxaca, comenzó el rescate de este invaluable archivo albergado en un edificio histórico en el centro de la ciudad, y transportado al MIO para su intervención y posterior resguardo. Derivado de esto se generó una colaboración entre la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros, Sección 22 y el Archivo General del Estado de Oaxaca, con la firme intención de conservar y difundir la memoria de este archivo compuesto por 1 498 legajos y 60 documentos generales entre los que destacan actas, circulares, correspondencia, defunciones, puestos, reglamentos, testamentos, vacantes, entre otros.


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