Boletín FAHHO Digital No. 5 (May-Jun 2021)

¿De qué materia está hecho el pensamiento? Sobre arte y misterio

Jorge Contreras
Ron Mueck, Big Man, 2000.

Creo que no somos una sola persona.
Annette Messager

Primera respuesta: de afecto. Aunque quizá el pensamiento también está
hecho de algo más, algo que tiene que ver con la idea de Annette Messager.

A finales de 2005, el Grand Palais presentó una exposición titulada Mélancolie. Para tratar esa emoción en específico, en la muestra había más de 250 obras de muchos artistas de diferentes épocas, iniciaba con grabados extraordinarios de Durero, de 1514, y terminaba con una escultura hiperrealista de Ron Mueck, titulada Big Man.

Big Man es una escultura que pertenece a la colección del Museo Hirshhorn de Washington D.C., representa a un hombre que mide más de dos metros de altura sentado.

Ron Mueck la hizo como homenaje a Lucian Freud, basándose en una de las pinturas que Freud realizó teniendo como modelo a Leigh Bowery, pues él expresaba emociones con mucha intensidad. En esta obra, la desnudez, el lenguaje corporal, la actitud y la mirada aluden a un hombre consumiéndose por la melancolía, desconfiado, temerosos, angustiado.

Muchas obras de Ron Mueck expresan, con sorprendente naturalidad, condiciones emocionales que los humanos habitan en los extremos y que acercan la experiencia a un grado casi imposible de tolerar y de comprender.

A partir de la elaboración de efectos especiales para cine en los inicios de su carrera, Ron Mueck ha tenido una fuerte presencia internacional en el mundo del arte contemporáneo. Desde la primera vez que participó en una exposición: Sensation: Young British Artists from the Saatchi Collection en 1997, causó gran interés al exhibir una pequeña escultura que representa a su padre muerto y desnudo.

En 2013, el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey presentó la primera gran exposición en América Latina de Ron Mueck. Precisamente, una de las razones de la muestra era indagar en la manera en que las emociones se arraigan en el cuerpo completo, y observar si la escultura contemporánea tiene posibilidades de expresar eso. La exhibición después de Monterrey se presentó en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, en Ciudad de México, y se convirtió en una de las más visitadas en la historia de las exposiciones en nuestro país; probablemente porque las obras incluidas permitían observar que los seres humanos vivimos en un continuo tránsito entre diferentes configuraciones emocionales: soledad, temor, alegría, orgullo, angustia, ira, celos, etc., y nos recordaba que poder compartir nuestras emociones con otras personas es ya un privilegio que a veces nos pasa desapercibido.

Cindy Sherman, Untitled film still #15, 1978.

A propósito de observar las emociones y la vida, el poeta Edmond Jabés sugiere “Ver hasta donde el mundo deja de ser visto, pero aún mira, pero pierde toda esperanza de ver”. Esa imagen circular de la mirada que lleva al límite al observador, pero también el mundo y lo comprensible, hasta donde ya no es cognoscible la experiencia, sugiere un lugar donde se pierde la necesidad de identidad de quien mira.

A lo largo de 30 años, la artista estadounidense Cindy Sherman ha explorado, mediante la fotografía, la noción de identidad y las posibilidades de ser alguien, o ser nadie; la construcción de un “sí mismo” como personaje o como persona, en el sentido original de la palabra “persona”: máscara. En sus fotografías, aunque ella es la protagonista, es siempre un personaje diferente que, coherente o no en su contexto, refleja un estado emocional como parte de un relato: una historia personal contenida en la imagen y en las inferencias que pone en marcha. Y, siguiendo la idea de Annette Messager, si una misma persona vive varias vidas simultáneamente, ¿cuál es la real Cindy Sherman? ¿No es ninguna de las mujeres que aparecen en sus obras, o es todas ellas?

La necesidad de identificarse como un sí mismo ocurre, como toda experiencia, como una reacción en el sistema nervioso central en forma de configuraciones neuronales que se identifican más tarde como “pensamiento”, como dominios conceptuales y como ámbitos emocionales. Jean Luc-Nancy llama al proceso de configuración de un sí mismo: producirse, advenir, jugarse. Una persona no es un sujeto estático, sino uno que emerge expuesto al mundo y a las posibilidades de sentido.

Así, las fotografías de Cindy Sherman aluden a la construcción de un sí mismo consciente del artificio que implica saberse una persona. Subjectum, subjectum vel suppositum, el sujeto entendido como supuesto, en latín, sujeto y supuesto son lo mismo. Cindy Sherman puede ser todos los personajes de sus fotografías y, al mismo tiempo, ninguno.

Paréntesis para comentar que las hormonas con las que opera el sistema límbico en el cerebro, endorfinas, oxitocinas, cortisol, adrenalina, melatonina, etc., se producen en diferentes partes del cuerpo, y varias de ellas también tienen que ver con el sistema inmunológico con el que el cuerpo reacciona a la interacción con el exterior. De tal manera, los pensamientos y sus estados de ánimo asociados son resultado de esa interacción entre exterior-interior-exterior. Podría decirse que el cuerpo humano mira el mundo que se mira a sí mismo a través del cuerpo humano.

Segunda respuesta: el pensamiento está compuesto de moléculas asimiladas por la operación de los sistemas orgánicos, es decir, es resultado de la codeterminación entre el mundo y el cuerpo, o del mundo experimentándose a sí mismo en el medio de un cuerpo, lo cual implica que hay tantos mundos como formas de vida.

Elizabeth Peyton ha explorado, mediante sus dibujos, las posibilidades de una imagen para reflejar una identidad en el contexto de emociones específicas. Mediante largos y certeros trazos de pincel y el manejo sutil de la luz, construye en sus obras un ambiente, y con líneas más detalladas define la expresión de actitudes que remiten a una emoción. En sus retratos hay siempre una expresión intensa de intimidad que involucra la postura corporal de sus protagonistas.

En los dibujos de Elizabeth Peyton la emoción es evidentemente representada como una disposición de ánimo y como una forma de comprender el mundo, antes que como un estado.

En el libro De cuerpo presente, el biólogo chileno Francisco Varela, junto con otros científicos, explora la manera en que el pensamiento y las emociones están anclados al cuerpo, y la forma en que el conocimiento es resultado del mundo pasado por la piel y la carne de los seres humanos.

Elizabeth Peyton, Jarvis, 1996.

La comprensión de que hay una continuidad entre el funcionamiento de los sistemas del cuerpo y el exterior diluye la idea del mundo como algo “externo” y propone entender la experiencia, incluida la configuración de un sujeto y sus emociones, como una condición emergente de la interacción del cuerpo con el mundo. Entonces, el pensamiento y la mente no están en alguna parte como el cerebro o el sistema nervioso, sino que son algo que ocurre, que emerge en la codeterminación entre el organismo y el mundo. Si la emoción está en el origen de lo que hacemos todos los días en nuestro continuo acoplamiento con el mundo, y cada dominio emocional establece las bases de la percepción y el recorrido de la comprensión, entonces el arte nos ayuda a comprender cómo las emociones intensas “modalizan” la percepción y el mundo.

Tercera respuesta (y última en este texto, pues no hay espacio para todas las demás): el pensamiento está compuesto de deseo.

En una de sus obras sobre las pasiones, Catherine’s room, Bill Viola muestra una habitación en la que un personaje realiza distintas actividades específicas: asearse, coser, escribir, rezar y dormir. Las acciones transcurren en diferentes momentos del día como puede inferirse por la luz diferente en cada video, aunque también transcurren simultáneamente.

En esta obra, aparentemente sencilla y de pequeño formato, la intimidad sugiere que cada día y cada gesto en la vida humana puede realizarse como una acción austera y plenamente consciente, con el pensamiento concentrado en la propia experiencia, y que esa concentración del pensamiento depende del deseo de valorar cada día, acercándolo a una experiencia sagrada. Muchas de las obras de Bill Viola abordan la relación que hay entre los seres humanos y lo sagrado como un ámbito de la experiencia cotidiana vinculada a las emociones y a la vida individual.

Bill Viola, Catherine’s Room, 2001.

Y precisamente sobre la comprensión de la vida como una experiencia individual, el Museo de Arte Moderno de Nueva York, tiene en su colección una obra de Dieter Roth que consiste en mostrar, mediante 131 monitores, las actividades del artista a lo largo del último año de su vida en Reykjavik y Basel: trabajando, durmiendo, comiendo, conversando por teléfono, bañándose, leyendo, etc., mientras se recuperaba del alcoholismo. 422 días de la vida del artista, solitaria y aislada, concentrada y convertida en una obra de arte para afirmar algo que ahora parece un lugar común: el arte se trata de la vida en todos sus aspectos.

Desde luego, la vida de Dieter Roth no continúa en los videos de esta obra; aunque exhibir su registro es una metáfora del pensamiento produciendo el mundo en la forma a la que Gilles Deleuze llamaba “simulacro”: una puesta en escena del mundo y de la persona que lo desea.

En fin, según este texto, el pensamiento puede estar hecho de afecto expresado en emociones y en el deseo de significar, de actualizar un mundo en el que la experiencia nos otorgue confianza mientras nos permite identificarnos como una persona viviendo una vida, o varias, como afirma Annette Messager. De cualquier manera, el arte puede ofrecernos varias respuestas para entender el misterio complejo, y sencillo al mismo tiempo, sobre cómo está compuesto el pensamiento.

Ron Mueck
Big Man. Ron Mueck. 205.7×117.4x209cm. 2000. Hirshhorn Museum and Sculpture Garden, Washington D.C.

http://xsierrav.blogspot.com/2015/01/ron-mueck-big-man.html

Cindy Sherman
Untitled film still #15. Cindy Sherman. Fotografías, plata sobre gelatina. 28×21.6cm. 1978. MoMA. Museo de Arte
Moderno de Nueva York.

https://www.moma.org/calendar/galleries/5128?installation_image_index=3

Elizabeth Peyton
Jarvis. Elizabeth Peyton. Óleo sobre tabla. 27.9×35.6cm. 1996. Col. particular.

https://mikenewtonartist.com/blog/2018/8/25/elizabeth-peyton

Bill Viola
Catherine’s Room, Bill Viola. Video políptico en cinco monitores. Colección Tate, artists rooms y National Galleries
of Scotland. 2001.

https://www.nationalgalleries.org/art-and-artists/76252/catherines-room

Dieter Roth

  1. Solo scenes. Dieter Roth. Video instalación. 131 monitores. Dimensiones variables. 1997-1998. Colección Museo
    de Arte Moderno de Nueva York

https://www.moma.org/collection/works/88744?

  1. Solo scenes. Still. Dieter Roth. Video instalación. 131 monitores. Dimensiones variables. 1997-1998. Colección
    Museo de Arte Moderno de Nueva York.

https://elestadomental.com/especiales/perplejidades-y-epifanias/dieter-roth-422-dias-seguidos


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