¿Cuál es el papel crucial del diseño en los museos?
¿Alguna vez te has sentido atraído por alguna exposición sin siquiera haber visto las obras en persona? Los colores de la sala, los textos, la iluminación; algo de esto hace que, por alguna razón, te sientas cómodo dentro del espacio. Los museos tienen el poder de transportarnos a distintas experiencias, porque detrás de cada una de estas existe un elemento esencial: el diseño.
Aplicado a las instituciones culturales, el diseño va más allá de ser solo una cuestión estética. Se trata de un elemento de gran importancia que moldea la forma en la que interactuamos con el espacio y condiciona el tipo de experiencia que se detonará.
El impacto que este tiene en los museos se ve reflejado desde antes de llegar al espacio mismo. En muchas ocasiones, el primer contacto del público ocurre mediante sus redes sociales o página web. Casi siempre tenemos una idea de cómo puede ser la experiencia en cada museo por medio de lo que vemos en internet.
Una vez que el visitante ha llegado a nuestro museo inicia la experiencia física, y el diseño, implementado de forma apropiada, puede guiar a los visitantes a través de las exposiciones. Así, la tarea es unir el contenido de la exposición con la forma en que este se presenta para lograr una experiencia más significativa, al crear una relación más íntima entre la obra y el observador. Al organizar, sintetizar y presentar la información de manera clara y atractiva, es posible generar narrativas que cautiven al visitante y lo guíen a lo largo de las salas. De esta manera, el diseño gráfico es una herramienta clave en una de las labores principales de un espacio museístico: la de educar.
Por otro lado, el diseño gráfico puede mejorar la accesibilidad y crear un ambiente agradable. Una de las características más importantes del diseño en los museos es la del reforzamiento de su identidad. A partir de ello podemos generar un diálogo como institución con los visitantes.
En la actualidad, es sumamente importante que los diseños propuestos en instituciones culturales cuenten con las características necesarias para la inclusión. Un diseño inclusivo siempre va a considerar todas las necesidades de los visitantes, independientemente de su edad, capacidades físicas o idioma. De esta manera garantizamos que los museos sean accesibles para todos y todas.
La pandemia ocurrida en el 2020 dejó en evidencia la importancia y los alcances de las tecnologías para adaptar los modelos educativos y las distintas formas de relacionarnos en diferentes ambientes virtuales e inmersivos. Muchas interrogantes fueron respondidas mediante pruebas y errores durante este tiempo: ¿Qué opciones existen para exhibir piezas que no tenemos físicamente? ¿Cómo podemos continuar visitando espacios culturales sin salir de casa? ¿De qué manera recreamos una experiencia que ya no existe?
Eventualmente, la tecnología terminó llegando a los museos para enriquecer las experiencias que estos ofrecen. Sin embargo, estas ‘nuevas tecnologías’ no son tan nuevas como se nos presentan, llevan con nosotros más de veinte años. Lo que sí es nuevo es la forma en la que se utilizan para beneficio de las instituciones culturales. Algunas de ellas son la realidad virtual y la realidad aumentada, con todas sus variantes.
Con la ayuda de este tipo de herramientas es posible generar una infinidad de discursos. ¿Te imaginas estar en Monte Albán y poder revivir un juego de pelota mirando a través de tu celular? ¿O que, al grabar un huipil te aparezca una descripción de su iconografía o un video de la comunidad donde fue elaborado?
Como museógrafo del Museo Infantil de Oaxaca he planteado algunas propuestas para utilizar estas herramientas y procurar superar algunos de los retos que se nos han presentado. El MIO, al encontrarse en una antigua estación de ferrocarril, tiene la misión de difundir y educar en la historia y el patrimonio ferroviario. Sin embargo, uno de los principales retos a los que se enfrenta es la falta de material rodante en la estación. Entonces, ¿cómo podemos mostrar algo que ya no existe físicamente en el espacio? A partir de la realidad aumentada y el modelado en 3D es posible recrear una locomotora de vapor en tamaño real y presentarla estacionada en el andén. Gracias a la labor del diseño, sería posible rodearla, acercarse a ella e incluso verla por dentro. De esta manera, acercaremos el patrimonio histórico mediante las tecnologías digitales a las nuevas generaciones.
De igual forma, apoyándome de estas tecnologías (y con asesoría del maestro y diseñador René Mecott), hice el prototipo de una experiencia en la que niños y niñas, al armar un vagón de papel, aprenden sobre sus distintos usos e historia. Al finalizar los armables, estos revelan un código QR que, al escanearse con cualquier celular, regala al usuario un modelo virtual de una locomotora que este puede colocar en su patio, sala o escuela. También, por medio de un minijuego, que consiste en buscar íconos repartidos virtualmente por el espacio, los visitantes descubren a la mascota del museo portando los distintos vestuarios de los trabajadores del ferrocarril y sus cargos. De esta forma, el público puede llevarse a casa un pedacito del MIO.
En cuanto a la realidad virtual, se planteó una experiencia con visores VR (gafas de realidad virtual) los cuales pueden estar instalados en alguna sala o dentro de algún vagón. La función de esta herramienta será la de emular viajes en el tiempo para los visitantes: poder experimentar un viaje en ferrocarril como en la década de 1950, participar en la inauguración de la estación en 1892 o incluso presenciar cómo impactó un rayo en el ahuehuete de la estación.
Como hemos podido observar, las posibilidades parecen infinitas cuando hablamos de generar experiencias enfocadas en los diferentes espacios museísticos, pero, como cualquier tecnología que se mezcla con la historia, la cultura y las tradiciones, es importante integrarlas con cuidado y conscientemente. Uno de los objetivos principales que siempre debemos tener en mente es que las tecnologías deben complementar a las exposiciones y mejorar la experiencia del visitante, por ningún motivo deben restarle valor u opacar las piezas exhibidas.