Boletín FAHHO Digital No. 41 (Ago 2024)

Colores de Copal

Bulmaro Reyez

San Martín Tilcajete es una comunidad de origen zapoteca, cuyos habitantes han trabajado la talla en madera por varias generaciones. En esta ocasión conoceremos el trabajo de una familia proveniente de esta población.

Perla Fuentes nos da la oportunidad de escuchar la historia de cómo su trabajo con la talla de madera ha perdurado hasta el día de hoy. Todo inició con su abuelo paterno, quien en un inicio se dedicaba al cultivo del campo, pero entre los años sesenta y sesenta comenzó, junto con otros miembros de su familia, a tallar máscaras para el carnaval que se realiza en la comunidad cada año. Así se originó esta tradición en torno al tallado de máscaras para el que se ocupaba madera de guamichil y zompantle, con la que también elaboraban las herramientas para el campo, como el yugo para sus toros, entre otras.

En los años setenta el iniciador del tallado en madera, Isidoro Cruz, tallaba las máscaras y las vendía para el carnaval de la comunidad. Poco a poco, se dio a conocer el trabajo que realizaba y, en una ocasión, llegó a su casa una persona de la Ciudad de México que traía un alebrije de cartón hecho por el maestro Pedro Linares; esta persona le solicitó una réplica en madera de tal trabajo.

Ante este reto, Isidoro Cruz habló con los maestros Celedonio Fuentes Méndez y Zenen Fuentes –el abuelo y el tío de Perla Fuentes, respectivamente–, para trabajar en equipo con el fin de realizar este pedido. Se dividieron la tarea, y al comenzar a manipular las maderas con las que realizaban las máscaras se dieron cuenta que eran muy duras, por lo que buscaron un tipo más suave, ya que el pedido consistía en elaborar alas, lenguas, garras, entre otras piezas que requerían que el material fuera de un manejo más sencillo. Como vieron que había mucha madera de copal en la comunidad, tomaron la decisión de trabajar con ella, pues se trataba de un material suave y de fácil manejo. De esa manera lograron elaborar todas las piezas que constituían la réplica del alebrije de papel.

Cuando la persona que hizo el encargo volvió a Oaxaca, quedó fascinado por el resultado de la pieza en madera, con un acabado rústico, ya que para la época resultaba difícil conseguir las herramientas para obtener piezas más finas, por ejemplo, las lijas. Una forma de lograr un acabado más delicado consistía en romper botellas de vidrio, y con el filo de los pedazos se podían afinar un poco más las piezas.

Para pintar las distintas partes de la composición se utilizaban tintes naturales, como el tizne de las ollas que se ocupaban en la cocina, la grana cochinilla, las flores de cempasúchil, entre otros. Al ver que su trabajo era cada vez más popular, comenzaron a invitar a más amigos para que hicieran posible llevar a cabo los pedidos solicitados.

Al recordar estos grandes primeros pasos en la creación de la identidad del tallado de madera, no se pueden dejar de lado los grandes retos que también se tenían para la época, por ejemplo, la falta de reconocimiento al valor tan importante de estas piezas y, por ende, los malos pagos.

Cuando buscaban la forma de poder vender las obras que realizaban, el maestro Celedonio, junto con sus hijos, acomodaban las piezas dentro de un canasto de carrizo para transportar sus productos a la ciudad de Oaxaca con el fin de enviarlos a la Ciudad de México.

La gente identificaba a los maestros con el mote de “moneros”, y al abuelo de Perla lo nombraron Tío Chele Fuentes, el monero. Muchos decían que este noble trabajo era para gente floja, pero con el paso del tiempo, y al ver que este oficio era sustentable, se unieron más personas para aprender.

Gracias a la constante labor del abuelo de Perla, su padre, Martín Fuentes Melchor, pudo salir adelante y pagar sus estudios. Para cuando el maestro Martín tenía a su familia, hubo un momento de desánimo, ya que como padre y proveedor de su hogar no tuvo otra opción que buscar un nuevo empleo para poder llevar el sustento, pero no por ello abandonó el tallado en madera. Al paso del tiempo, cuando los hijos del maestro Martín Fuentes eran mayores, Perla Fuentes decidió darle un reconocimiento a la herencia que su abuelo les dejó.

En 2017 nació Colores de Copal un taller para honrar y conservar el legado que les fue heredado; este taller fue el motivo por el que el maestro Martín Fuentes logró retomar las fuerzas necesarias, gracias al apoyo de su familia, para seguir trabajando las piezas tradicionales que elaboraba con su padre. Perla y sus hermanas comenzaron a experimentar con nuevas técnicas de decoración y a realizar nuevos productos, con lo que esperan que su trabajo no sea solo reconocido en México, sino en otros países como Estados Unidos, Francia, España y Australia.

Gracias a todos los esfuerzos para crear Colores de Copal, la familia agradece la oportunidad de tener una carrera, pero, sobre todo, tener una como maestros del arte popular de Oaxaca. Agradecemos el compromiso por preservar el oficio del maestro Celedonio Fuentes y ser parte de la tercera generación de guardianes de la tradición.

Te invitamos a conocer el trabajo de la familia Fuentes Pérez en Avenida Independencia 902, Oaxaca, Centro.


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