Clasificación y organización de acervos FAHHO
No sabe usted, apreciable lector, cómo extrañamos tener la biblioteca abierta, con personas usando los materiales de nuestras colecciones para indagar en temas de la historia de Oaxaca, para saber más de alguna lengua o de algún códice, usar la conexión de internet para hacer una tarea, leer sobre el arte textil de Oaxaca, sentirse inspirados. Por supuesto, el alma de la existencia de una biblioteca es su servicio y sin los usuarios, los espacios se sienten raros, como una fiesta sin invitados o un restaurante sin comensales, donde los manjares se exhiben sin que haya quien pueda disfrutar de ellos.
Habiendo dicho esto, el cierre obligatorio por el virus que nos acecha todos los días desde su invisibilidad, no significa que la biblioteca se haya abandonado. Al igual que la fiesta o el restaurante, una biblioteca profesional necesita de mucho trabajo tras bambalinas, o en la cocina, para que lo que se le ofrezca a los invitados sea procesado, ordenado y bien presentado. Por lo mismo, el personal de la biblioteca ha trabajado durante todos estos meses en prepararla para el tiempo después de la pandemia: muchas manos trabajan en clasificar, limpiar, inventariar y catalogar las diversas colecciones especiales de la biblioteca. Una vez abierta, será posible consultar, con la ayuda de instrumentos de búsqueda, varias colecciones de documentos y fotografías históricas de Oaxaca. Esta preparación significa mucho trabajo manual y, por fortuna, personas de otras áreas de la FAHHO reforzaron el equipo de la BIJC. Agradecemos al personal de Adabi Oaxaca, de la Biblioteca Henestrosa y del Centro Cultural San Pablo que nos apoya en las tareas. Sobre todo, agradecemos al Archivo General del Estado que nos echó la mano con la conservación, limpieza e inventario del archivo de la familia Castillo (tres generaciones de abogados notarios de Oaxaca) y de los libros de la legendaria ferretería El Gallo.
A la vez, la pandemia en que estamos nos hace ver que el desarrollo de instrumentos digitales para acceder a la información es cada vez más importante. ¿Qué hay de las universidades con las bibliotecas cerradas? ¿Qué pasa con los archivos con la consulta cancelada? ¿Y cuáles de ellos estaban preparados para la pandemia? Pues, nosotros tampoco. Afortunadamente, la BIJC, junto con el Museo de Filatelia y la Biblioteca Francisco de Burgoa de la UABJO, ya habían iniciado hace tiempo un proyecto para crear una plataforma de consulta en línea. En los últimos meses, el trabajo con esta plataforma se aceleró de manera importante e involucra ahora a más instituciones de la FAHHO. Trabajamos también con la Biblioteca Henestrosa y con la Casa de la Ciudad en integrar sus catálogos en la plataforma. Los libros y manuscritos se catalogan en el sistema Koha y las imágenes digitalizadas se albergan en el repositorio digital D-Space. Nos coordinamos también con el Museo Textil, que escogió el sistema Collective Access para sus colecciones en línea. Asignar la correcta información (los llamados metadatos) a cada pieza de información digital es muy importante para después no ahogarse en un océano de datos digitales sin orden. Sin embargo, todo esto requiere de muchas manos, sobre todo, porque se hace en casa –hecho en Oaxaca–, con programas de código abierto que evitan que se gasten grandes sumas de dinero y que empresas controlen los datos. En este momento, contamos con el apoyo de diseñadores gráficos de las bibliotecas BS/ Henestrosa en el diseño de páginas web, logos y gráficos para el sistema de información de la FAHHO. Agradecemos el apoyo de todas las personas de la Fundación que se sumaron al proyecto de la plataforma digital que pronto estrenaremos. Por supuesto, también se sigue trabajando en otros proyectos de la BIJC, como son el sitio Satnu.mx, creado en colaboración con el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, en el que se reúnen de manera digital documentos virreinales escritos en lenguas indígenas en varias lenguas originarias de México (zapoteco, mixteco, chocholteco, náhuatl de Oaxaca, chontal de Oaxaca, nahuatl de Michoacán, purhépecha, matlatzinca y otomí). Actualmente, ya pueden consultarse más de mil documentos en línea. En los próximos números de este boletín hablaremos, además, sobre los proyectos de investigación y algunas remodelaciones sorprendentes en la biblioteca. Resumimos en seguida parte del trabajo hecho específicamente en coordinación y colaboración con otras partes de la FAHHO.
Junto con personal del Archivo General del Estado de Oaxaca, de Adabi Oaxaca y del Centro Cultural San Pablo, se lleva a cabo el proyecto Desinsectación, limpieza y estabilización de los fondos documentales Castillo y el Gallo. Aunque las colecciones llegaron a la biblioteca hace varios años, el estado precario de la documentación ocasionó que no se ofreciera para consulta. La colección de las tres generaciones Castillo es rica en datos sobre fincas cafetaleras, haciendas y otras propiedades, diligencias por tierras, inventarios de colecciones arqueológicas, casas comerciales, el Instituto de Ciencias y Artes del Estado, etc. Actualmente se tiene un avance de 10% de los materiales estabilizados y 100% desinsectados y limpios.
El proyecto Digitalización e inventario de la colección fotográfica del arqueólogo John Paddock (1918-1998), con un especial enfoque sobre la arqueología oaxaqueña de su tiempo, se realiza en colaboración con el personal de las bibliotecas Henestrosa y BS. Actualmente se cuenta con 3 267 imágenes digitalizadas. Paddock fue pionero de los estudios arqueológicos en el estado y su legado es un valioso testimonio de los proyectos arqueológicos llevados a cabo en múltiples sitios. Desde el mes de agosto, en colaboración con el equipo de Adabi Oaxaca, Bibliotecas BS/Henestrosa, se lleva a cabo el proyecto Catalogación y Documentación del Fondo Documental de Castañeda Guzmán. Esta colección de documentos que don Luis reunió a lo largo de su vida –en una época en que aún no se valoraba la documentación histórica como lo hacemos hoy–, es especialmente importante para la historia oaxaqueña y fue consultado en su tiempo por numerosos especialistas y autores. Se cuenta ya con un avance del 80%. En coordinación con el mismo equipo se realizó el inventario de 1986 materiales de la colección hemerográfica de Irmgard Weitlaner Johnson, en vida una de las mayores autoridades en textiles, cuyas notas y fotos constituyen un legado de enorme importancia para conocer las tradiciones de México. También se ha continuado con el proceso de catalogación de fotografías del fondo de Irmgard Weitlaner Johnson. Se cuenta actualmente con 484 imágenes procesadas.
En colaboración con el personal de Seguimos Leyendo estamos haciendo un cotejo de inventarios de la colección bibliográfica de Castañeda Guzmán, avanzado ya en un 30%. Esta tarea tiene la finalidad de crear un instrumento de consulta. Entre los impresos de la colección de don Luis destacan los múltiples impresos locales de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX que de otra manera serían muy difíciles de encontrar. Se catalogaron también 113 diseños de la colección Tort i Ràfols. Esta colección de planos de proyectos, muchos de los años del porfiriato, es un testimonio del desarrollo industrial de los estados de Oaxaca y Chiapas. Hay proyectos para la construcción de fábricas de textil, mercados, fábricas de azúcar y aguardiente, hidroeléctricas, casas en el centro de Oaxaca, etc. También ya se catalogaron y digitalizaron 511 fotografías del álbum de Charles Hamilton, quien, en los primeros años del siglo XX, registró la actividad industrial y de la sociedad de Oaxaca. Finalmente, se catalogaron y digitalizaron 279 documentos del fondo documental de don Benjamín Ladrón de Guevara de Cuicatlán; 29 expedientes (998 páginas) del fondo documental de la familia Castro de Tezoatlán y 330 documentos del fondo Ventura-Conde de Yatzachi el Alto, tres colecciones locales de documentos que nos permiten conocer la dinámica histórica en las regiones fuera de la ciudad.
En resumen, con la participación activa de muchas personas de la FAHHO, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova avanza rápidamente en mejorar la conservación y el acceso a las colecciones, tanto de manera física –para cuando la pandemia termine– como de manera digital. Por supuesto, en todo esto, la seguridad del personal esta primero, por lo que instrumentamos protocolos, medidas sanitarias y controles en todas las áreas de trabajo, también ofrecemos servicio de transporte para el personal. Tratamos de mantener el ánimo elevado, aprovechamos el tiempo, la disposición de trabajo del personal y construimos una nueva manera de trabajar que se sostiene en la confianza de que todos nos cuidamos y cuidamos al prójimo. Estimado lector, esperamos que nos veamos de nuevo, en un futuro no muy lejano, en las instalaciones de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova. Mientras tanto: cuídese mucho.