Boletín FAHHO No. 19 (Jul-Ago 2017)

BIBLIOTECA HUMANA

Carola Diez

Una alegre novedad recorre el mundo: las bibliotecas están cambiando. Adiós al estereotipo que mostraba sitios muertos y hostiles; el recinto lleno de libros viejos para consultar en silencio ha quedado obsoleto. Hoy las bibliotecas son espacios donde pasan muy distintas cosas, que redefinen su papel dentro de la sociedad. Ya no están dedicadas exclusivamente a la consulta, son cada vez más lugares de encuentro.

No encontramos ya un silencio sepulcral; la oralidad se instala y se desarrolla en la biblioteca. Se escribe, se conversa, se escucha música, se juega, se miran películas, se asiste a talleres… Desde la biblioteca se generan proyectos y vinculaciones. En una biblioteca contemporánea caben tanto el bordado tradicional como la física cuántica, la filosofía y el cuidado del ambiente… Como afirma Guillermo Castán: “Una biblioteca para el ocio y para el negocio; para el estudio, sí, pero también como lugar de encuentro, de sociabilidad, de debate, de información, de libertad de expresar la propia opinión… para todos igual”.

En este marco de renovación nace la Biblioteca Humana. Una potente experiencia de transmisión cultural centrada en el encuentro cara a cara entre desconocidos. Partiendo de que todo el mundo tiene una historia que contar, impulsa el diálogo y promueve la comprensión mutua. Acerca a las personas, rompiendo estereotipos y prejuicios; valorar las historias que nos habitan y nos construyen.

La experiencia inició en el año 2000, en Copenhague, y desde entonces se ha extendido por muchos países del mundo, adaptándose a diversas circunstancias. Presenta la oportunidad de adentrarse en un tema específico desde muchas aristas, y es una plataforma para el diálogo, que pone en entredicho prejuicios y estereotipos.

El 20 de mayo de 2017 se llevó a cabo en el Centro Cultural San Pablo de la FAHHO la primera Biblioteca Humana del programa Seguimos Leyendo. Fue una de las experiencias más emotivas que hemos compartido, una de esas tardes que dejan huellas duraderas.

Los lectores voluntarios del programa Seguimos Leyendo son personas convencidas del poder transformador de las palabras y de las historias que han decidido compartir gratuitamente su tiempo, sus lecturas y su corazón con otros. Esta ola, que empezó hace nueve años como una iniciativa modesta dirigida a algunas primarias públicas ha crecido y se ha diversificado hasta convertirse hoy en una cálida marejada de más de 200 personas que llevan libros y lectura a 35 espacios.

La diversidad de los entusiastas lectores es asombrosa. Tienen todas las edades y profesiones. Maritza, la más joven, con apenas 11 años, y los más veteranos rebasan los setenta. Todos y todas han sido marcados en lo íntimo por la experiencia de leer con otros. Inspirados por las Bibliotecas Humanas llevadas a cabo en la Biblioteca Vasconcelos de la Ciudad de México, se organizó un evento de esta naturaleza, para compartir con el público de Oaxaca el impacto que ha tenido en sus vidas Seguimos Leyendo. Comenzamos a preparar la tarea meses antes. ¿Qué contar? ¿Por dónde empezamos? ¿Será interesante mi historia? ¿Y si a la mera hora no sé qué decir? Entre nervios, dudas y un gran entusiasmo, cada uno empezó a estructurar su relato, a definir el ángulo para compartir. Hubo historias conmovedoras como la de quien logró contar del abuso y lucha vital de su madre; quien tituló como “Hablar una lengua originaria: ¿Riqueza cultural o estigma?”, o una invitación al amor: entre la cocina y el lavadero. Tonos cómicos como “Leti la antiniños” o nostálgicos como Reencuentro, y las que terminaron en llanto. Cada quien diseñó su portada y escribió una pequeña sinopsis que servirían para configurar el “catálogo” de consulta para los potenciales lectores.

Las historias que se comparten en la Biblioteca Humana no están escritas. Se trata de fragmentos de la vida real que cada participante decide compartir oralmente. Se transforman durante un par de horas en “libros humanos” para ser “tomados en préstamo” y “leídos” durante un periodo de quince minutos, por un lector individual, o dos. Se trata de un encuentro cara a cara entre quien cuenta y quien escucha.

El sábado 20 de mayo los 26 libros humanos se instalaron en mesitas dentro del Claustro del Centro Cultural San Pablo. En el registro los usuarios elegían las historias y tomaban su turno para pasar y compartir quince minutos con el “libro” de su elección. Con la primera tanda de lectores, los libros fueron soltando poco a poco su contenido. Asombro, risas, emoción, curiosidad. Ninguno se quedó en la estantería, todos tuvieron público continuo.

El murmullo era el de un gran café, donde en cada mesa se desarrolla una conversación. Historias de empoderamiento, de cambio, de valentía; ganas de contar y ganas de escuchar. Momentos de gran intimidad desarrollándose en el espacio público (una extraordinaria combinación, sello de la actividad bibliotecaria). La emoción en aumento, el público también. Los turnos ya no fueron suficientes, y afuera los familiares, amigos, transeúntes y hasta turistas se agolpaban en busca de un préstamo, de un momento fugaz y sin huella, de una historia compartida de esta manera tan especial.

La Biblioteca Humana fue una oportunidad de encontrarnos con nosotros mismos a través del diálogo con otros. De vencer el miedo y de convencerse de que cada ser humano tiene algo único e irrepetible para contar, y que lo más valioso que tenemos es nuestra diversidad. Estamos seguros de que estas historias… continuarán.

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