Barro mixe, colaboración de artesanía y diseño
Tierra Caliente es una localidad que pertenece a Tamazulapam del Espíritu Santo, localizada en la Sierra Mixe. Para llegar a la comunidad, ubicada a poco más de tres horas de la ciudad de Oaxaca, hay que tomar rumbo hacia Tlacolula y cruzar Ayutla, para encontrarse poco después con las primeras construcciones de Tamazulapam, señal para tomar la desviación de terracería de diez kilómetros hasta Tierra Caliente.
Rufino Cruz y Zoila Rodríguez son artesanos de esta comunidad. De tradición alfarera heredada por generaciones, su producción se caracteriza principalmente por sus grandes dimensiones que implican retos y mucho tiempo para su elaboración. Piezas como tepacheras, cántaros de múltiples bocas y ollas decoradas nacieron como piezas tradicionales para cocinar o almacenar alimentos o agua, y ahora son principalmente decorativas.
Desde el Laboratorio de Diseño de Andares hemos planteado y experimentado varios escenarios que principalmente son generados por las grandes dimensiones de las piezas de esta comunidad. La fragilidad del barro en esos tamaños exige rentar un transporte de carga para llevarlos de su comunidad a la ciudad de Oaxaca, en el mejor de los casos, y la compleja orografía de la región, sumada a la falta de un camino en buenas condiciones, provoca que durante el trayecto exista el riesgo de ruptura para las piezas.
Comercialmente, estas piezas requieren logística especial para su venta. Son muy llamativas y generan interés, pero hay que tomar en cuenta que tienen que contar con un empaque adecuado, elaborado para cada pieza, por ello, hemos trabajado durante los últimos meses en colaboración con Mónica Díaz –artesana tejedora de palma– una propuesta utilitaria con piezas de dimensiones portátiles, que sean más prácticas para su comercialización y que no signifiquen complejidad en la organización y producción de la familia.
Además, buscamos compartir los alcances que puede haber durante la participación de varias técnicas en un mismo juego de productos. En este ejercicio planteamos un servicio que está formado por una cazuela sin base, rodete de palma y cobre, un plato de servicio y un portaplato de palma. El objetivo es generar una serie de contrastes de texturas, colores y materiales que enriquezcan el proyecto, buscar una propuesta contemporánea de una vajilla que rescate formalmente el planteamiento de utilitarios tan antiguos como una jícara.
Este proyecto colaborativo y multidisciplinario se presentó el 20 de octubre como resultado del V Diplomado de Diseño Industrial de Objetos, organizado por el Centro de las Artes de San Agustín (CaSA) y el Centro de Investigaciones de Diseño Industrial de la UNAM (CIDI).
Para Rufino y Zoila ha significado un reto importante crear piezas que no están acostumbrados a realizar. Este tipo de planteamientos refuerzan los lazos en la relación comercial y creativa que estamos construyendo.
La apertura que ha tenido la familia es resultado de los propios intereses que se han planteado desde hace tiempo, lo que ha hecho que piezas tan increíbles nazcan de sus manos.