Boletín FAHHO Digital No. 42 (Sep 2024)

Apólogo emplumado: mitos y leyendas de aves

María Fernández

Desde la más remota antigüedad, los seres humanos han buscado dar una explicación a todo lo que les rodea como una manera de acceder a lo que no entienden. En consecuencia, han creado distintos mecanismos de interpretación del mundo como el mito, el rito y la magia. El objetivo ha sido intentar comprender lo que desconocen y dar sentido a lo que en un principio se consideró sobrenatural, ya fuera el sol, la luna, la lluvia, el rayo, los animales o las aves, que son el tema de la presente nota. Es así como las leyendas y los mitos se entrelazan buscando dar un sentido a la vida misma, por medio de la imaginación y la fantasía, agregando un valor cultural a la comunidad que las elabora, pero, a través de la historia, los vemos presentes en muchas culturas antiguas representando, en forma de símbolos, a los espíritus del aire y la vida.

Con motivo de la exposición que se inauguró en el Museo de la Filatelia el 9 de marzo del presente año, “El ingenio alado: Un viaje filatélico por el mundo de los pájaros”, busqué leyendas que diversas culturas elaboraron acerca de las aves y que las hacen ver, hasta cierto punto, sobrenaturales. Esas narraciones se han transmitido como una forma de enseñanza y de preservación de tradiciones y costumbres, las cuales enriquecen el bagaje cultural de la sociedad. Estas leyendas están incluidas y disponibles en la exposición por medio de códigos QR.

Fotografía: Acervo del Museo de la Filatelia de Oaxaca

En la antigüedad, muchos pueblos creían que las aves representaban el espíritu del espíritu, se les rendía culto y por ello buscaron que formaran parte de su vida cotidiana introduciéndolas en sus hogares. La posesión de un ave era un privilegio, puesto que eran vistas como seres superiores, mensajeras del cielo y de quienes se adelantaron, pero también eran vistas con cierto temor por considerarlas emisarias de la muerte.

Incluso en la historia de México se mencionan los presagios que anunciaban la conquista con sucesos extraordinarios, que los antiguos mexicanos llamaban tetzahuitl, ‘agüero’, destacando el relacionado con una grulla, el cual aparece tanto en el Códice Durán como en el libro XII de la Historia general de las cosas de la Nueva España de Fray Bernardino de Sahagún:

Otro día los pescadores capturaron en la laguna una grulla con un espejo en la cabeza y fueron a mostrarlos a Motecuhzoma. El rey atónito observó en el espejo, primero el cielo y las estrellas, y especialmente los Mastelejos que andan cerca de las Cabrillas, y poco después una muchedumbre de gente junta que venían todos armados encima de venados. Cuando el rey quiso enseñar el prodigio a sus agureros y adivinos, lagrulla desapareció.

De acuerdo con un estudio realizado por Inmaculada Abril Colón1 –investigadora española del Departamento de Ecología Evolutiva del Museo Nacional de Ciencias Naturales y experta en ornitología–, para nosotros el trino de las aves –o su canto, como comúnmente lo llamamos, aunque los ornitólogos lo han denominado vocalización– es música, pero para ellos es su lenguaje. Si nos fijamos bien, lo hacen al amanecer y al anochecer: es lo que llamamos coros de alba y del ocaso, y, según los expertos, lo hacen a esas horas porque es cuando hay menos ruido ambiental, de modo que se pueden comunicar mejor.

Fotografía: Acervo del Museo de la Filatelia de Oaxaca

Su canto es de territorialidad o para alertar sobre los peligros, las crías trinan para pedir alimento, los machos para cortejar a las hembras; al escucharlas, incluso he pensado que es su forma de planear sus actividades diarias. Los especialistas han estudiado todos los tipos de sonido en sus trinos o cantos: algunos son más largos y complejos, como los asociados al cortejo, por el contrario, sus reclamos son más breves y tienen el objetivo de alertar o mantener unida a la bandada.

Los científicos han estudiado estos sonidos por medio de espectrogramas, que son representaciones gráficas de los mismos, donde al bajar la velocidad pueden escuchar cada una de las notas. Las aves tienen un órgano que ningún otro animal tiene, la siringe, la cual funciona gracias a un complejo sistema de músculos y cartílagos que, junto con el cuello y el pico, generan la inmensa cantidad de sonidos que escuchamos. La siringe está localizada en la unión de los bronquios que se elevan al final de la tráquea, rodeada por el saco aéreo clavicular y compuesta por anillos cartilaginosos con membranas en sus paredes que vibran con el paso del aire.2 Gracias a ella los pájaros pueden silbar, trinar, gorjear, piar. La siringe cuenta con dos compartimientos que funcionan por separado, los cuales permiten que algunas aves, como el zorzal maculado, puedan cantar dos notas diferentes al mismo tiempo.

Para controlar la siringe, también necesitan de los complejos circuitos de su cerebro. Científicos de EUA y Argentina estudiaron la relación entre ellos y vieron que las células neuronales activadas controlan los movimientos que producen la vocalización, y que ¡también se encienden de manera espontánea cuando escuchan reproducciones de su propio canto mientras duermen!3 En este estudio, Daniel Margoliash dice: “Nosotros sostenemos que estas neuronas controlan cada uno de los diminutos movimientos que se producen en el órgano vocal para finalmente dar lugar a la canción”.4

Bien se puede decir que el cerebro de las aves está hecho para cantar: tiene circuitos para controlar la siringe y el sistema respiratorio, así como otro circuito específico para aprender sus vocalizaciones. No es que “aprendan canciones”, sino que aprenden a hablar, igual que nosotros de pequeños, el lenguaje específico de su especie y de su zona, así, por ejemplo, se han identificado cerca de dos mil variaciones en el cuitlacoche rojizo.

Fotografías: Acervo del Museo de la Filatelia de Oaxaca

Inmaculada Colón explica que también hay especies que parecen no vocalizar, pues las vemos abrir el pico sin aparentemente emitir sonidos, pero en realidad lo hacen en frecuencias no audibles para el ser humano; un ejemplo es la hubara canaria, que Colón se ha dedicado a estudiar.

Oír a las aves es alimentar el espíritu, para nosotros es música, pero para ellas es su lenguaje. Si observamos con atención podemos darnos cuenta de ello, incluso de lo que Inmaculada Colón llama los reclamos: es común ver a un grupo de aves persiguiéndose y dándose de picotazos utilizando vocalizaciones fuertes y agresivas, mientras otras veces las vemos acercarse y acurrucarse con melodías suaves.

Según estimaciones de los científicos, de las más de diez mil especies de aves que existen en el mundo, hay alrededor de cuatro mil especies de aves cantoras. Cada especie de ave tiene su propio canto, y así es como los seres humanos sabemos cuándo oímos a un cenzontle, un bienteveo, un cuervo, un gorrión, un loro o un canario; aprendemos a distinguir sus diferencias y esas bellas melodías que ejecutan provocan que mucha gente quiera tenerlos en sus hogares, por desgracia, enjaulados y privándolos de su libertad.

Si todo lo que van a leer a continuación es cierto o fantasía no puedo comprobarlo, por mi parte sé que la magia existe, por ello mejor los invito a dejar volar la imaginación junto a nuestros amigos emplumados y sus hermosas melodías.


1.Inmaculada Abril Colón, K. Bussey, “¿Por qué todos los pájaros cantan al anochecer?”, El País, 9 de septiembre de 2021. https://elpais.com/ciencia/2021-09-09/por-que-todos-los-pajaros-cantan-alanochecer.html
2.Enrique Angulo, “Fisiología del tracto respiratorio de las aves”, BMeditores México, 17 de diciembre de 2020, https://bmeditores.mx/avicultura/fisiologia-del-tractorespiratorio-de-las-aves/. Siringe.
3.Ana Amador, Yonatan San Perl, Gabriel B. Mindlin y Daniel Margoliash, “Elemental gesture dynamics are encoded by song premotor cortical neurons”, Nature, 27 de febrero de 2013. doi: 10.1038/nature11967
4.Victoria García, “Las neuronas de los pájaros se encienden con su propio canto”, SiNC. Ciencia contada al español, 27 de febrero de 2013. https://www.agenciasinc.es/Noticias/Las-neuronas-de-los-pajaros-seencienden-con-su-propio-canto


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