Boletín FAHHO Digital No. 4 (Mar-Abr 2021)

Al calor de nuestro segundo aniversario

Xavier M. Rodarte

Dos años han pasado desde aquel 23 de marzo de 2019, fecha en que la Ciudad de México acrecentó su valor patrimonial, social y turístico con la inauguración de un nuevo estadio de estándares internacionales, a la altura de la historia y tradición del dieciséis veces campeón de la Liga Mexicana de Beisbol: los Diablos Rojos del México.

Más de tres años de construcción en un espacio proyectado por y para el deporte, como es la Ciudad Deportiva Magdalena Mixihuca, dio la bienvenida al que sería el primer estadio profesional en construirse en los últimos cincuenta años en la capital del país. Un proyecto que sumó el esfuerzo de alrededor de 250 empresas, que se tradujo en la creación de más de nueve mil empleos directos.

Con 730 días de operación, y siendo escenario de encuentros de la Liga Mexicana de Beisbol, la edición 87 del Juego de Estrellas de LMB, finales de la Olimpiada Comunitaria de la Ciudad de México y la Copa Juntos por México, además de preparativos para recibir su primer evento internacional en una serie de temporada regular de la Major League Baseball con los encuentros entre Padres de San Diego y Diamondbacks de Arizona; el aún joven Estadio Alfredo Harp Helú ha logrado estar presente en significativos momentos en la historia de la institución escarlata y del beisbol mexicano.

La historia del Diamante de Fuego comienza tiempo atrás a la construcción del estadio, siendo los 78 años previos a su inauguración las bases que permitieron su verdadera materialización. El Estadio Alfredo Harp Helú es heredero de hazañas y sentimientos que no podrían comprenderse sin la nostalgia que desprende el Parque Delta (1940-1954), sin el legado de los campeonatos obtenidos en el Parque Deportivo del Seguro Social (1955 2000), sin la ostensible enormidad del Foro Sol (2000-2014); y por supuesto, en lo acogedor y familiar que resultaba el Estadio Fray Nano (2015-2018).

La edificación de este proyecto se sustenta de raíz con un sueño convertido en promesa, y, a su vez, de un esfuerzo guiado hacía una visión por hacerlo realidad. Los muros, gradas, pasto y arcilla que conforman y dan identidad a este inmueble, son el reconocimiento a una afición con más de 80 años de legado y a un equipo que ha sabido encontrar la victoria aun cuando los pronósticos estén en su contra.

Por todo lo anterior, la celebración de aniversario por la inauguración del Estadio Alfredo Harp Helú no solo conmemora la fecha en que este inmueble fue abierto al público para hacerlo propio, sino que permite, en cada una de sus butacas, reafirmar la tradición de portar la franela escarlata, el orgullo de pertenecer a una familia más allá de los lazos consanguíneos y la felicidad de visitar el parque de pelota como si fuera la primera vez. En palabras del C.P. Alfredo Harp Helú, en aquella tarde del 23 de marzo de 2019: “¡Bienvenidos al paraíso de los Diablos Rojos del México!”.


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