Boletín FAHHO No. 5 (Mar-Abr 2015)

A UN AÑO DE LA RESTAURACIÓN DEL ÓRGANO DE TLACOLULA

Cecilia Winter

Después de más de 50 años de silencio, el magnífico órgano tubular, localizado en el templo de Santa María de la Asunción Tlacolula, volvió a sonar el 23 de febrero de 2014 en un magno concierto. El Taller Gerhard Grenzing de El Papiol, España, se encargó de la restauración técnica y sonora del instrumento, mientras que el restaurador oaxaqueño Eric González realizó la restauración de la caja y los tubos de la fachada.

Esta titánica labor se realizó con el financiamiento de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, el Ing. Marciano Sánchez, originario de esta tierra, y la entusiasta participación de la comunidad de Tlacolula de Matamoros, además de la supervisión del Instituto de Órganos Históricos de Oaxaca (IOHIO) y la buena voluntad del sacerdote Salvador Cruz.

De acuerdo con documentos resguardados en los archivos del templo de Tlacolula, y ya catalogados por Adabi, el órgano fue construido en 1791 por el maestro organero oaxaqueño Manuel Neri y Carmona, cuyo padre también era organero. El costo fue de $700 pesos, más $200 pesos adicionales que cubrieron el costo del dorado.

La tubería del órgano es homogénea y parece haber sido reciclada de un instrumento más antiguo, ya que $700 pesos del siglo XVIII no bastaban para financiar la construcción de un órgano completo. Sin embargo, eran suficientes para cubrir el costo de la caja, los fuelles y el mecanismo interno.

Cabe señalar que una de las flautas más altas de la trompetería interior tiene una inscripción grabada con la fecha “1666”. Además, se encontraron cruces maltesas incisas en varias flautas del interior, que se asocian a un periodo de gran influencia dominica en Oaxaca desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XVIII, o sea, antes de la fecha de construcción del órgano.

De acuerdo con lo señalado, es posible aseverar que el órgano de Tlacolula posee la tubería completa más antigua entre los órganos barrocos del estado de Oaxaca, capaz de producir un sonido similar al generado por un instrumento del siglo XVII.

El órgano mide aproximadamente de 4 m de altura, 2.5 m de ancho y 1 m de fondo. La caja está pintada de rojo con toques negros (que se han oscurecido del color original verdoso con base de cobre) y lujoso dorado en las tallas.

Los tubos de la fachada están exquisitamente policromados con las caras más humanísticas e individualizadas de todos los órganos en México; cada uno es diferente y se alternan entre tonos rojizos y azules. Están decorados con flores en todo su largo, una característica particularmente oaxaqueña.

Después de tantos años de silencio, el órgano ha recuperado su voz y se está tocando regularmente en la misa dominical, en celebraciones católicas particulares, como bodas, bautizos y XV años y en conciertos. El IOHIO ha sido invitado a presentar recitales de música litúrgica, clásica y regional por diversas asociaciones, para Pascua, la fiesta del Señor de Tlacolula, la Guelaguetza y otros eventos importantes de la comunidad. Tres jóvenes de Tlacolula mostraron interés desde el principio en aprender a tocar el órgano y cada semana toman clases con el Mtro. Joel Vásquez en la oficina del IOHIO o en el órgano. Ahora ellos mismos se encargan de tocar la misa dominical, además de mantener el coro alto limpio.

En julio de 2014, el reconocido organista norteamericano Robert Bates grabó una parte de la obra de Francisco Correa de Arauxo y quedó fascinado con el fino toque y sonido del órgano. De hecho, ya se está corriendo la voz sobre el órgano de Tlacolula, entre los demás órganos oaxaqueños, y los más destacados organistas nacionales e internacionales se han comunicado con el IOHIO sobre la posibilidad de tocarlo.

Ante el éxito que ha tenido este proyecto, el equipo del IOHIO se siente gratificado por los resultados, al ser la primera restauración que ha liderado y por ser un proyecto modelo para futuras restauraciones de órganos oaxaqueños.

Sin duda, el órgano se ve espectacular y la comunidad se siente muy orgullosa de este aspecto previamente desconocido de su patrimonio cultural. Pero el logro más importante es el compromiso de los jóvenes de Tlacolula para tocar y cuidar el órgano.

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