Archivos sobrevivientes
A poco tiempo de concluir el proyecto de organización del Archivo General del Poder Ejecutivo del Estado de Oaxaca, con el que Adabi se aventuraba al mayor archivo que ha organizado, la doctora Stella González nos invitó a participar en un nuevo proyecto, mediante el cual actuaríamos directamente en el rescate de la memoria de las comunidades, organizando archivos municipales y parroquiales en Oaxaca.
Motivados por las experiencias, rescatar los archivos en los municipios y parroquias no solo nos animaba a tomar esta batuta, sino también era la oportunidad de conocer las entrañas fidedignas de la información histórica, sin perder nunca de vista que nuestro objetivo es dejar un archivo en mejores condiciones a las que lo encontramos, y, al mismo tiempo, lograr un instrumento que sirva para su conservación, como lo es el inventario. La doctora nos advirtió sobre las dificultades a las que nos enfrentaríamos, que de primer momento parecen cosas simples, como adaptarnos a la comida de cada lugar, la diferencia del clima, el cansancio de los viajes, por mencionar algunos, sin embargo, nada parecía un obstáculo y, después de tres años haciéndolo, sigue sin parecerlo. La situación actual nos da un receso solo para extrañar las salidas.
Cada nueva solicitud en la que se pide el apoyo para la organización de documentos es una oportunidad de conocimiento y servicio. Las ganancias que se tienen en este trabajo solo pueden medirse por la gratitud de las autoridades civiles o eclesiásticas, por la curiosidad de los habitantes por saber qué es lo que hacemos, por la participación de los integrantes de las instituciones o por una foto en la que sonreímos teniendo de fondo las cajas organizadas. Otra de las compensaciones que nos quedan son los caminos recorridos y los bellos paisajes que no podrían pasar desapercibidos sin una foto en nuestra galería, así como las atenciones y la gentileza de la gente en las comunidades.
En cada lugar y en cada archivo conocemos personas interesantes, se hacen valiosos enlaces y siempre se aprende y conoce algo nuevo; la curiosidad y el interés que despertamos al estar sentados en el corredor de un palacio municipal o de una parroquia, leyendo papeles viejos, además con guantes, cubrebocas y trajes extraños, nos obliga a poner en práctica el discurso apasionado para lograr un impacto en quien pregunta, así como sembrar, con la disertación, el interés por el cuidado y la importancia de su patrimonio; el aprecio por la historia de cada comunidad hace que el trabajo nos resulte más atractivo, y el celo de las autoridades nos permite valorar aún más el patrimonio rescatado. Puede decirse que la FAHHO, a través de Adabi, ha logrado que este trabajo de rescate del patrimonio archivístico sea revalorado.