Boletín FAHHO Digital No. 3 (Ene-Feb 2021)

Mufi, la primera semilla FAHHO

Luz Santiago

El año que dejamos atrás, 2020, significó para el Mufi cumplir 22 años desde que se sembró la primera semilla de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. Ese momento se dio en la antigua casa del Centro Histórico que nuestro querido maestro Francisco Toledo convirtió en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, donde por primera vez se anunciaba, con una significativa muestra de numismática y filatelia, la llegada a Oaxaca de la casa del timbre postal de México. Sería el primer museo, la primera piedra de la FAHHO que –con la filantropía de su fundador, el señor Alfredo Harp Helú, y su amor por la filatelia y el estado que siempre le han distinguido– se inauguraría en corto plazo. Fue así que el 9 de julio de 1998, en la calle de Reforma marcada con el 504, abría sus puertas el Museo de la Filatelia de Oaxaca, o Mufi, acrónimo cariñoso con el que le conocemos actualmente. El Mufi se ha convertido en un referente nacional e internacional de la difusión y promoción de la filatelia. Utilizando como vehículo el arte, se ha consolidado como un foro abierto para la comunidad filatélica del mundo.

Esta sería la primera etapa que viviría el museo, ya que más tarde, a la par de la creación de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, comenzaría la segunda con la adquisición del inmueble casi contiguo, marcado con el número 500, de la misma calle Reforma. Con esta ampliación crecieron no solo las salas de exposición, los patios o los jardines, sino también las ganas de seguir reforzando las bases del amor por Oaxaca por medio de la filatelia. Los talleres y actividades públicas comenzaron a gestarse en cada rincón del museo. En veinte años, el cacalosúchil ha sido testigo de innumerables eventos extraordinarios, cancelaciones y veranos especiales; ha visto niños jugar, correr, reír, parejas enamorarse, jóvenes leer o cantar; en veinte años se termina un ciclo y empieza uno nuevo. Recordamos la hermosa jacaranda que en primavera pintaba el patio de sus hermosos tonos violetas y que nos inspiraban a soñar, cuyo lugar ahora es ocupado por un par de jóvenes robles blancos, que seguramente dentro de veinte años sus ramas serán más fuertes y nos proporcionarán una sombra magnífica para nuestros visitantes, estos jóvenes ejemplares que representan a las nuevas generaciones en las que volcamos la esperanza de continuar el legado filatélico y el amor por Oaxaca.

La Bóveda Filatélica, el corazón del museo, es un corazón sólido, fuerte, de acero, como sus gabinetes, los cuales llegaron gracias a la generosidad del Smithsonian’s National Postal Museum, referente importante para la filatelia en el mundo. Traerlos hasta México representó la suma de esfuerzos por parte de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y el Smithsonian: las pesadas placas de acero hicieron tender puentes para darle vida a este espacio que resguarda joyas tan valiosas, como las cartas de la muy querida pintora mexicana Frida Kahlo, el Penny Black, el primer timbre del mundo, el Hidalgo Azul, el primer timbre de México, la invaluable colección de filatelia clásica de José Sayeg, la colección prefilatélica del arquéologo y querido amigo Marcus Winter, el Decreto de Maximiliano, y muchas de las donaciones que durante más de 20 años han alimentado colecciones, como la emblemática, más grande y completa Beisbol + Filatelia, con la que inició el museo y que gracias a la generosidad de filatelistas ha ido creciendo cada día más.

Este esfuerzo ha tenido resultados, como el más reciente galardón a nuestro presidente vitalicio y fundador, Alfredo Harp Helú, otorgado por el Museo Postal Nacional Smithsoniano, en Washington, EUA, el 19 de octubre y el premio anual 2019 por el Gran Logro Filatélico cuya relevancia radica en ser la primer medalla de este importante premio otorgado a un filatelista mexicano.

Tras cumplir 20 años, su celebración se une a la ampliación de un nuevo espacio, lo que significa la oportunidad de aumentar las salas de exhibición temporal y permanente. Así, el museo continúa creciendo en una tercera etapa en la que, aunado al rescate del Centro Histórico que promueve la FAHHO, se llevó a cabo un proceso de restauración que dejó como resultado un bello espacio que espera pronto abrir sus puertas sobre la calle de La Constitución en la casa marcada con el número 202.

El Mufi actualmente está consolidado en su labor única en México y América Latina como museo de filatelia, conservando un valioso acervo y logrando su difusión mediante sus maravillosas exposiciones.

Este año que dejamos atrás también significó una etapa complicada para todos, en muchos sentidos; un año que nos ha enseñado a ser más fuertes, resilientes, a deconstruirnos y replantear nuestras metas; el estar más cercanos fue nuestra prioridad, lo que denotó la creatividad para acompañarnos durante este tiempo en el que el mundo se detuvo: valoramos a nuestra familia y, a pesar de la distancia, logramos traspasar fronteras para ponernos al día. El 2020 significó un año de desafíos para la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, tuvimos que cerrar nuestras puertas para voltear a ver nuestro interior, para que cuando tengamos que reencontrarnos en el museo este sea un espacio seguro para ti y tu familia.

Recientemente recibimos en el museo una colección de numismática que nos recordó nuestros inicios y nos hizo sentirnos orgullosos de pertenecer a una fundación que está comprometida con su comunidad. Con ella también surgió el siguiente cuestionamiento: ¿qué significa cumplir 20 años? Para el ser humano representa la naturalidad, la búsqueda de apoyo en alguien, un amigo o un familiar, representa una necesidad que desconocemos, la de reencontrarnos espiritual y mentalmente. Según la numerología, el número 20 se vincula con el trabajo en equipo, el acompañamiento, la coexistencia, diplomacia; también está vinculado con el servicio. Lo cual resulta un buen ejemplo para citar y recordar que el trabajo de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca se resume bajo todas estas premisas: el trabajo que realiza en beneficio de la juventud, la niñez, el medio ambiente, la lectura, las familias, el arte, la filatelia, los textiles, el deporte, el arte popular y el amor a Oaxaca resumen estos 20 años de servicio y trabajo en equipo para dejar un legado fuerte y sólido a las siguientes generaciones.

¡Larga vida a la FAHHO!

Testimonios Para el Mufi1
Eduardo Del Río – Rius1

La sorpresa, pues, de un museo filatélico y, además, en Oaxaca, nos tomó desprevenidos. No había mayores antecedentes den que la filatelia fuera muy popular en aquellas hermosas latitudes que algunas viejas series de sellos con afamados sobresellos de Oajaca, si mal no recuerdo. Y siendo yo un filatelista nada serio, dedicado más a buscar aquellos timbres que me gustaban por su diseño o colorido, y no poniéndole demasiada atención a la ortodoxia filatélica que ordena los sellos por colores (o falta de ellos), tamaños exactos, variaciones en la aplicación de la tinta y detalles por el estilo, me sentí sorprendido (y halagado) al recibir una invitación para presentar en el Mufi mi libro Filatelia para cuerdos, que no se apuntaba en la línea ortodoxa y tradicional.

Trataré de explicarme. El libro de marras fue hecho buscando una “democratización” de la filatelia, buscando que los niños y jóvenes se acercaran al interesante pasatiempo aunque no tuvieran el dinero suficiente para ello. Y es que al paso de los años, y con la presión que con los catálogos hacen sobre el coleccionista los comerciantes de timbres, la filatelia se estaba convirtiendo en un pasatiempo para ricos y viejitos (ricos de preferencia), que pasaban las horas buscando si a un timbre le faltaba un diente o si el color de la serie de escudos reales hispanos había variado de magenta a rosa mexicano, o que si por un error tipográfico, la erre de un timbre alemán de 1876 había salido movida o vuelta al revés por las prisas del impresor… Y detalles así, que convirtieron a la filatelia en un pasatiempo elitista y casi maniático.

Yo consideraba que en mi libro eso debía cambiar. Igual que habían cambiado radicalmente los diseños de las estampillas a partir de la segunda Guerra Mundial, cuando empezaron a hacerse timbres con toda clase de motivos y temas y en hermosísimos diseños, así debía cambiar el concepto todo de la filatelia: no encerrarla en un pasatiempo elitista, sino democratizarla, haciendo que los niños y jóvenes se interesaran en coleccionar los timbres por temas. Y es que de pronto vimos que casi todos los países invadían el mundo de los timbres con temas de biología, botánica, literatura, ¡artes plásticas!, personajes de cuentos y leyendas infantiles, aviones, trenes, deportes, retratos de los Premios Nobel, trajes típicos, arqueología, acontecimientos políticos y un sinfín de temas por el estilo que facilitaban a quienes no tenían muchos billetes, el volverse coleccionistas.

Pues al mismo tiempo que casi todos los países competían por ver quién sacaba los sellos más bonitos y coloridos, los precios bajaban espectacularmente. Ya se podían adquirir paquetes con miles de sellos diferentes a precios accesibles a todos. La democratización de la filatelia era posible, y el Mufi aceptó mi libro y lo sigue vendiendo y difundiendo, con mi agradecimiento de por medio. Aunque debo decir que no a todos los filatelistas les cayó bien Filatelia para cuerdos, aduciendo que se iba a rebajar y vulgarizar el arte del coleccionismo al quitarle “seriedad y rigor”, los más, sin embargo, comprendieron que no se trataba de excluir a los coleccionistas serios y tradicionales, que pueden y deben seguir llevando sus colecciones como si fueran una inversión financiera, sin ser menospreciados o pitorreados por quienes, no contando con los medios necesarios, se concretan a hacer una pequeña colección de timbres de changos o mariposas. Y a la visconversa. Afortunadamente la filatelia ya da para las dos tendencias, y el Mufi así lo ha comprendido y aceptado.

En estos 15 maravillosos años del Mufi se han presentado en sus instalaciones toda clase de exposiciones. Desde las del rigor ortodoxo con supercolecciones valiosísimas y exigentes, pero un poco aburridas, hasta colecciones de un nivel más popular y accesible a todos los gustos, sabores y bolsillos. En el Mufi se reúnen coleccionistas de ambas categorías y, oh maravilla, los niños y niñas de Oaxaca se juntan a intercambiar sellos con sus congéneres. Me ha tocado participar en estas actividades y recuerdo, alborozado de nostalgia, una mañana en que nos reunimos a elaborar estampillas personales con los niños. A dibujar cada uno lo que quería que fuera un timbre de correos. Viendo que ya muy poca gente recurre al tradicional envío de cartas por correo “normal”, con el sobre y sus estampillas correspondientes, y que el famoso e-mail amenaza con acabar con el correo, da gusto ver que el Mufi sigue impertérrito en su labor de poner la filatelia al alcance de todos. Me da un chorro de gusto ver que el Mufi sigue adelante, continuando la estupenda labor que inició Alejandra Mora, primera directora del Mufi, con el apoyo del siempre entusiasta y enamorado de tan bella ciudad, don Alfredo Harp Helú.

Para todos los filatelistas, cuerdos, medio locos y locos completos, que sobrevivimos en este país tan tormentoso, amenazado casi de extinción y sorprendente, los primeros quince años del Mufi nos han llenado de placeres y satisfacciones, sabiendo que entre sus queridos muros vamos a encontrarlas a raudales, o como se diga. No solo vamos a Oaxaca al disfrute de la comida o las tradiciones mexicanas, o a la visita obligada de los otros museos, hermosos y ricos en contenido, sino que también tenemos un lugar donde llenarnos los ojos con las maravillas que pueden representar esos pedacitos de papel denominados sellos, timbres o estampillas.

¡Un abrazote a todas y todos los que han hecho posible nuestro querido Mufi!

Oaxaca, 2013.

1 Tomado de Eduardo del Río Rius, “Para el Mufi”, en 10 miradas al interior del Mufi, Oaxaca, Museo de Filatelia de Oaxaca, 2013, pp. 44-48.

Piedra angular para muchas carreras
Estefanía Aguilar

Mi nombre es Estefanía Aguilar Rodríguez, soy egresada de la Universidad La Salle Oaxaca y actualmente maestra de inglés en Hailiang Education Group. Hoy en día resido en China, pero nací y me críe en la hermosa ciudad de Oaxaca de Juárez. Al igual que muchos jóvenes entusiastas comencé la búsqueda por un empleo y vocación en mi estado y, afortunadamente, el Museo de la Filatelia de Oaxaca me brindó una de las primeras oportunidades para poner en práctica mis conocimientos.

Mi experiencia en el Mufi fue enriquecedora y estuvo llena de aprendizajes; adquirí herramientas que después me ayudaron a desarrollarme en áreas como la enseñanza con niños y adolescentes. Algunos de los retos que enfrenté durante mi paso por el Museo fortalecieron mis habilidades de investigación y oratoria, herramientas indispensables para la profesión que he adoptado y que desempeño con amor. Pero el aprendizaje más significativo ha sido, sin duda, valorar la forma en que la filatelia nos acerca a una infinidad de áreas del conocimiento; esta disciplina promueve la curiosidad y la cultura y, sobre todo, nos remonta a lugares, épocas y personalidades relevantes para su tiempo y el nuestro. El apoyo que recibí por parte de todo el equipo, y de los encargados de las diferentes áreas, fue siempre constante y constructivo.

Actualmente, cuando miro hacia el pasado, recuerdo con gran cariño uno de mis primeros logros profesionales, y me siento segura de que el Museo de la Filatelia de Oaxaca, filial de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, ha sido la piedra angular para muchas carreras y puedo decir con gran orgullo que la mía ha sido una de ellas.


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