Apuntes sobre vestimenta, identidad y bordados masculinos
La vestimenta de las personas, además de satisfacer la necesidad de cubrirse, da identidad y va cambiando con el tiempo. Antes de la llegada de los españoles, igual que en toda Mesoamérica, el pueblo mixe (ayuujk) elaboraba prendas en telar de cintura, para lo que se realizaba hilo de algodón utilizando un pequeño objeto conocido como malacate. La comunidad mixe de Ayutla no fue la excepción, pues hay evidencias de que se elaboraban prendas en telar de cintura y se hilaba con malacate. Las personas mayores de este pueblo aún conocen y nombran este instrumento como pe’ejt tsääj (‘piedra para hilar’). Gracias a los testimonios de algunas personas de la comunidad, podemos afirmar que durante la primera mitad del siglo XX, aún se confeccionaban huipiles en telar de cintura y aún se hilaba a mano con pe’ejt tsääj en la comunidad de Ayutla. Con el tiempo, la ropa confeccionada con manta tuvo mayor prestigio y el telar de cintura fue cayendo, lamentablemente, en desuso.
Nicholas Johnson escribe que, a finales del siglo XIX, las comunidades de Oaxaca comenzaron a comprar máquinas de coser: “En cuanto a la presencia de la máquina de coser en Oaxaca, un agente de ventas de Singer reportó una venta de 410 máquinas en 1888, durante un periodo de 18 meses (Beatty, 2015)”. Se puede decir, entonces, que a finales del siglo XIX y principios del XX surgieron muchos de los bordados a máquina que hoy caracterizan a diversas comunidades mixes como Alotepec, Tlahuitoltepec o, en este caso, Ayutla. Aunque las camisas de Ayutla están hechas a máquina, el trabajo sigue siendo artesanal puesto que las líneas y los bordados curvos no se programan en la máquina: es la mano del bordador quien dirige la tela. Según testimonio de nan Elena Vásquez, poseer una máquina de coser era signo de mucha fortuna, y eran sobre todo los hombres los encargados de confeccionar ropa y hacer los bordados con la máquina. El padre de su suegro, tat José Julián, adquirió una máquina de coser a principios del siglo XX que dejó después en herencia y que era muy apreciada por la familia. En la actualidad, muchas familias conservan estas antiguas máquinas en sus hogares.
La camisa se caracteriza principalmente por la pechera, así como por una bolsa grande en la sección lateral derecha. Lleva bordados en el cuello, en los hombros, en la espalda, en los puños y, sobre todo, en la pechera. Las líneas de los adornos son rectas y en zigzag. Algunas formas, como en secuencia de grecas, forman rombos y dos franjas en forma de cadenas a la altura del pecho. Uno de los bordadores más reconocidos y más recordados en Ayutla es tat Ignacio José, fallecido el 10 de agosto de 1998 a una edad avanzada. Una camisa hecha por tat Nacho es ahora una reliquia histórica que muchas personas conservan con aprecio. El Museo Textil de Oaxaca resguarda un traje completo, camisa y calzón, muy probablemente confeccionado y bordado por tat Ignacio José.
Por fortuna, tat Nacho heredó su conocimiento, esta vez a una bordadora: nan Concepción Flores, quien en la actualidad continúa realizando este bello trabajo en la comunidad de Ayu-tla. La camisa de Ayutla se continúa utilizando en fiestas y en momentos importantes, a veces con adecuaciones que hacen de ella una prenda viva que nos da identidad. Mientras que en otras comunidades la camisa masculina retoma bordados de las blusas, en Ayutla nan Concepción Flores confecciona blusas femeninas que incluyen bordados propios de las camisas masculinas. Afortunadamente, más personas están involucrándose gradualmente en la confección de las camisas bordadas, lo que asegura su transmisión a las nuevas generaciones. El pueblo de Ayutla Mixe valora esta gran herencia artesanal que la convierte en patrimonio vivo comunitario.
Visita la exposición Tukyo’mët Nëxëy–La Camisa de Ayutla / Apuntes sobre vestimenta, identidad y bordados masculinos en el Museo Textil de Oaxaca hasta el 23 de febrero.