LA ESPERANZA DE LOS CEDROS DEL LÍBANO
Tomar dolorosa conciencia, atrevernos a convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar.
Papa Francisco
Conocido desde la civilización fenicia, el cedro del Líbano fue mencionado varias veces en la Biblia. Muchos pensaron que no creció como otras especies a partir de una semilla, sino que Dios quiso distinguirlo y por eso lo plantó con sus propias manos y le dedicó atención y cuidado. El Cedrus libani se caracteriza por el olor de sus inciensos, sus raíces rectas y sus ramos que se extienden para alcanzar hasta cuarenta metros y puede vivir hasta 3000 años.
Lamentablemente, los bosques de cedros han disminuido drásticamente, pero nos queda el Bosque del Señor, o Arz Errab, en Becharre, uno de los más antiguos del mundo. El 14 de julio 2006, el empresario mexicano de origen libanés, Alfredo Harp Helú, visitó este hermoso lugar y se detuvo a admirar las ramas y los imponentes troncos de sus árboles milenarios. Aquel día era un día triste, había comenzado una incomprensible guerra. En medio del bosque y ante la belleza, la paz y la firmeza de los cedros, dijo: “El mejor regalo que podemos ofrecer al mundo, a Líbano y a las futuras generaciones es nuestra contribución en la plantación de decenas de miles de cedros en estas laderas”.
El Comité de Amigos del Bosque de los Cedros-Becharre acogió con entusiasmo la propuesta y durante tres años se plantaron 40,000 cedros sobre una superficie de 200 hectáreas, así como la instalación de una valla de alambrado de más de 5 kilómetros para proteger las plantas del pastoreo. También se construyó un lago de captación pluvial con capacidad de hasta 20,000 metros cúbicos.
En el verano de 2012, don Alfredo Harp confirmó su compromiso de donar un vivero de alta tecnología con capacidad para producir anualmente más de 100,000 plantas de cedros y otras especies nativas. Su promesa ha sido una realidad. Así, el pasado 4 de julio del presente, don Alfredo y su familia inauguraron el vivero en una emotiva ceremonia en la que estuvieron presentes las autoridades municipales, eclesiásticas, el Comité de los Amigos de los Cedros y la comunidad.
El paisaje libanés se pinta de verde, es el color de la esperanza y la paz que desea la familia Harp con su ayuda para el mundo, el mismo planeta que es nuestra casa.