CRISTINA FABIÁN LÓPEZ. EL ARTE DE ELABORAR OBJETOS DE PALMA
Los objetos elaborados con fibras vegetales tienen una raíz profunda en nuestro país, desde la antigüedad las personas han sabido aprovechar lo que el diverso entorno natural les ofrece, como la palma y el carrizo.
En las calles y en los mercados de la ciudad de Oaxaca es posible observar el comercio de artículos elaborados a base de palma y su venta contribuye a la exigua economía de sus productores. Se ofertan tortilleros, sombreros, tenates, petates y sopladores. Igualmente podemos mercar bolsos, carteras, lapiceras, incluso animales y diversas figuras en miniatura, que reflejan la innovación de las nuevas generaciones de tejedoras y tejedores de palma. Para acercarnos al arte de elaborar este tipo de objetos de palma viajamos a San Miguel Tequixtepec, en la Mixteca oaxaqueña, visitamos a un grupo de mujeres que se dedican a este oficio. Platicamos con la joven maestra de este arte: Cristina Fabián López (1984). Resguarda en ella la antigua tradición de su comunidad y al mismo tiempo ha tenido la oportunidad de adentrarse en nuevas técnicas de entrelazar la palma. Cristina es hija, nieta y bisnieta de personas que han convivido armoniosamente con su entorno natural, que saben en dónde, cuándo y qué cantidad de palma recolectar, cómo secarla, ablandarla y rajarla; ella sabe tejer sombreros, que las mujeres y hombres de su comunidad elaboran desde tiempos que escapan a su memoria.
Hace apenas cinco años ella inició un nuevo diálogo con la forma de trabajar la palma: a partir de utilizar el nudo mixteco pudo dar rienda suelta a sus hábiles manos para crear obras admirables como fruteros, alhajeros, dulceros, manteles individuales y bolsas. Todo inició cuando personas de su comunidad fueron capacitadas para elaborar nuevos productos con esta fibra. El interés de Cristina la llevó a adquirir una de estas piezas y a fuerza de tenacidad pudo deducir la técnica para que un manojo de palmas rajadas pudieran anudarse en forma de espiral, su creatividad la ha conducido a diseñar figuras combinando colores naturales de las palmas y contando nudos. Así, es capaz de diseñar nochebuenas, hacer calados y ondas, como puede apreciarse en el excelso detalle de una de sus obras que se registra en la fotografía que acompaña este escrito.
Su trabajo creativo lo expende los días de feria en su comunidad –que se celebra cada 29 de septiembre–, en alguna expoventa en la ciudad de Huajuapan y en sus visitas a la ciudad de Oaxaca para entregar pedidos especiales. Al igual que el resto de tejedores, la venta de sus obras es su principal fuente de ingresos económicos. Sus tres hijos han aprendido a conocer y trabajar esta fibra natural.
Apreciar las obras bien hechas por manos oaxaqueñas, conocer la capacidad de artistas como Cristina que son capaces de preservar técnicas ancestrales y a su vez de innovar, seguramente contribuirá a que el amable lector tenga la inquietud por adquirir estas piezas, que la mayoría de las veces no tienen firma de autor, que tal vez no aparecerán en galerías, ni en libros, pero que representan el uso sostenible de recursos que ofrece la naturaleza, la imaginación sin límites y la tenacidad de los artistas de los pueblos originarios de México.