Boletín FAHHO No. 31 (Jul-Ago 2019)

ETNOBIOLOGÍA DEL MAÍZ

Amado Ramírez Leyva

Nos hemos reunido para platicar sobre el maíz, aspecto trascendental, por hacerlo en este tiempo, en esta ciudad y en este lugar: en un tiempo de crisis de la modernidad, en Oaxaca, territorio del actual estado que fue cuna de las primeras comunidades sedentarias que cultivaron el maíz, y en el Centro Cultural San Pablo, espacio colonial, parteaguas de nuestra modernidad, hacia lo que se dio en llamar Estados Unidos Mexicanos, México.

Hacerlo desde la etnobiología nos permite y obliga a ver el maíz y mirarlo no sólo en lo material como fuente energética de la alimentación, sino también como energía de lo simbólico, verlo como una hierofanía, para acceder a él como recurso espiritual, multidimensional en el tiempo y en el espacio. Es decir, podemos aprender del pasado para proyectarlo al futuro, convocarlo para tomar de la fuente histórica de nuestras culturas.

El maíz atraviesa nuestra cultura y nuestro espíritu, es la fuente material de la energía y la fuente energética del espíritu. Toda la cosmovisión prehispánica se construyó a partir del maíz. En la prisa de la urbanización ignoramos su espíritu y lo redujimos a mercancía. Nos toca convocarlo al retorno y en ese viaje retornaremos juntos. Hombres y maíz: mexicanos con identidad.

En nuestra época moderna, caracterizada por una vida de prisas, urbes antítesis de naturaleza y prototipos de un humano profano, ignoramos y dejamos de conocer y tener contacto con ese pasado profundo. Solo vemos y miramos al maíz como mercancía, como producto, situación que solo alimenta nuestra hambre de prisas, incapaces de satisfacer el hambre del espíritu; eso crea nuestra actual necesidad de pasado, de identidad. En México y el mundo estamos enfrascados en una necesidad de mirar hacia dentro y hacia abajo para encontrar identidad en este mundo global.

En la globalidad, época que en aras del todo diluyó la identidad, nuestra acción es laberíntica, la modernidad nos llevó a caminos sin salida, laberinto donde más nos perdemos mientras más nos movemos. ¡La salida es única: por donde entramos! La entrada es una puerta que nos lleva a la naturaleza. Ésta es, para nosotros, la especie humana, el principio de todos nuestros principios, salir es la oportunidad de la reconciliación, de reconocer y enmendar los errores, de reconfigurar el presente.

En este caso, el maíz es el hilo de Ariadne que nos permite el retorno, la línea histórica de su evolución es vigente y podemos identificar cinco nodos esenciales de su flujo histórico:

1. El teocintle, ancestro vegetal del maíz que evolucionó en su encuentro con los hombres, seres nómadas, éste a maíz y nosotros a seres sociales en comunidades.

2. Los maíces nativos, que actualmente están presentes en los lugares más alejados de las ciudades, donde se encuentran, después del devenir histórico, los pueblos ancestrales, donde plantas externas tienen la desventaja de crecimiento frente a lo local. Con estos maíces evolucionamos los habitantes del territorio del actual México. Juntos caminamos desde al deas a las grandes culturas, de la conquista a la independencia, de la revolución a la modernidad.

3. Los maíces mejorados: A mediados de la década de los sesenta del siglo pasado, en el territorio mexicano se desarrolló lo que con el tiempo se conformó como el núcleo de la modernidad: la “revolución verde”, proceso que consistió en la utilización de la ciencia y la tecnología (especialmente la genética, la química agrícola y la mecánica), para la producción de alimentos; revolución que arrancó con el mejoramiento de maíz y trigo, y después se generalizó a todo tipo de alimentos, vegetales y animales.

4. Los maíces transgénicos, que fueron desarrollados después de concretar la técnica para leer el genoma. Son resultado de la trasportación de genes de una especie a otra.

5. El último tipo de maíz, los criollos: maíces que, de manera sintética, podemos describir como aquellos que no son del lugar de producción, pero que tienen mucho tiempo de estar cultivándose, tanto que empiezan a adaptarse y tomar las características de medios ambientales y culturales de los grupos humanos con los que conviven; éstos pueden ser: maíces nativos que fueron movidos de un espacio a otro, o maíces mejorados adquiridos en un primer ciclo y “acriollados” por medio de su readaptación a un nuevo espacio físico, hasta que se mimetiza con los gustos y la cultura local.

Tenemos pues, la posibilidad de reconocer los maíces en todo este flujo histórico; para nuestro caso en Oaxaca, solo necesitamos una actitud de búsqueda para conocer y reconocer nuestra herencia milenaria, que nos permite el uso y consumo de maíces de origen, origen que es el venero del que fluye nuestra reserva cultural, no solo de los Oaxaqueños, sino de la humanidad.

Actualmente vivimos un proceso de excepción histórica, donde la humanidad tiene la capacidad de acelerar nuestro camino al precipicio de la crisis ecológica, o tejer las redes que mitiguen las causas del calentamiento global, de la pérdida de la biodiversidad y la crisis alimentaria, y que nos brinden la posibilidad de cambio histórico; contamos con los recursos humanos y tecnológicos para lograrlo. En ese proceso, los maíces con su identidad y biodiversidad son un recurso metafórico para releer nuestra realidad.

Reconocer los maíces como nuestra herencia histórica requiere la identificación de los factores que definen su identidad. El caso del maíz como ser responde a la triada de los factores que crean su identidad: el flujo genético, el espacio geográfico y el entorno sociocultural; así, podemos entonces comprender que los maíces tienen ya una historia, un entorno que les da identidad, y sus nombres, que responden a sus zonas de origen. Ésta es nuestra propuesta.

Sueño entonces que llegará el tiempo, el día y el momento en que cada persona que consuma una tortilla pueda llamarla por su nombre de origen, por su nombre histórico, por un nombre que refleje su identidad para crear y vivir en un mundo de identidad y diversidad.

Amado Ramírez Leyva es líder del Proyecto Identidad y biodiversidad de los maíces de origen y de la Red de Producción Consumo e Intercambio de Maíces de los Pueblos Abuelos; Proveeduría y curaduría de la biodiversidad de Maíces y plantas de Origen.

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