FORMAS DE HILAR HISTORIAS EN SAN LUCAS QUIAVINÍ
La historia oral es también un recurso para una forma democrática de práctica histórica.
Raphael Samuel
La historia oral está construida de diferentes subjetividades, de eventos que acontecieron en la creencia colectiva de las personas. ¿Qué sería de la imaginación de las comunidades, sin el momento anecdótico que cuenta cómo se fundó u organizó cada pueblo? Probablemente las respuestas nos llevarían a pensar en un pueblo sin alma, sin embargo, un pueblo con una “oralidad vieja” es una comunidad que coexiste con su grandioso pasado, en un mundo globalizado e interrelacionado. La historia oral nos permite pensar mundos alternos, descifrar significados colectivos, repensar preguntas para liberar respuestas ante situaciones pragmáticas.
Para poder dialogar con las comunidades, en ocasiones, escuchar sus relatos nos permite un acercamiento a la realidad simbólica de su territorio. Oaxaca es un oasis de historias orales que se tejen y heredan de manera intergeneracional. Desde los zapotecos de la Sierra Norte y Sur, o de los Valles Centrales, hasta los mixtecos de la Costa y de la Mixteca Alta. Son varios los relatos que, como espejos, nos permiten comprender la realidad que se refleja y se configura culturalmente.
En el arte popular podemos encontrar una conexión entre los mitos o la oralidad de las comunidades y las diferentes piezas que se crean en ellas. Desde la cerámica, los textiles, la talla de madera. En Valles Centrales, por ejemplo, algunos artistas del hilo y la rueca, por medio de sus textiles narran su pasado para evitar el olvido. En San Lucas Quiaviní existe un taller textil que emplea el telar de pedal de chicote para la producción de distintas piezas: bolsos, fundas, muñecos y también “títeres de guante”. Estos últimos son una continuidad del proyecto “Quiavinis”. Originalmente son muñecos bordados, con el forro en diferentes tonalidades, azul, rojo, café, gris. Los colores son sobrios, pero también vivos, y permiten un acercamiento al público infantil, con juguetes tradicionales que, al igual que la historia oral, han perdurado en el tiempo.
La singularidad del muñeco “quiavini”, más allá de la técnica empleada, es el discurso histórico con el que se pensó para la producción de las cinco diferentes marionetas que simbolizan distintos personajes arquetípicos de la comunidad. Además de ser un juguete con muchas posibilidades para desatar la imaginación acumulada en los niños que lo juegan, también ayuda a los padres de familia a relacionarse con sus hijos, al momento de convertirse en el personaje que manipulan con sus manos, e intercambiar diálogos con el niño que les presta atención.
Retomando el tema de las marionetas de San Lucas Quiaviní, cuenta la oralidad “de los viejos más viejos”, que en algún momento, cuando la gente aún no habitaba lo que actualmente es San Lucas Quiaviní, existieron cuatro tribus en lo alto de lamontaña, las cuales estaban dispersas, eran diferentes y no mantenían relación entre sí. Pero hubo un personaje que reunió las cuatro tribus para formar un solo pueblo. La unificación no fue nada fácil, sin embargo, la búsqueda de un lugar tranquilo donde hubiera agua y un lugar para sembrar, permitió que las tribus dispersas se unieran, para encontrar el lugar llamado Geau izá, que en zapoteco significa ‘río grande’, y que actualmente se encuentra en el territorio de San Lucas Quiaviní.
Los maestros artesanos fueron los encargados de la recopilación de la historia oral y cocreación de las marionetas, junto con integrantes del proyecto Andares del Arte Popular, Romualdo Curiel e Isabel Hernández, quienes participaron de manera activa en la creación de este generoso proyecto que pretende valorar la historia oral de las comunidades, así como el juguete tradicional elaborado a mano.
La historia oral queda en las voces de las diferentes comunidades, pero la continuidad de aquel universo simbólico está comprometido y resguardado en las manos de los maestros artesanos, los cuales tejen nuevos senderos, en los que su historia puede coexistir fuera y dentro de su comunidad. Queda la invitación abierta para conocer San Lucas Quiaviní, su historia, su gente, pero también acercarse al juego lúdico con las marionetas hiladas en la textileria Quiavinni, las cuales han llegado desde el valle de Oaxaca, para quedarse y jugar en la tienda de Andares del Arte Popular.