Boletín FAHHO No. 29 (Mar-Abr 2019)

SAN BALTAZAR YATZACHI EL BAJO, SIERRA NORTE, OAXACA

María Antonieta Lama Pérez

Dentro de la vasta Sierra oaxaqueña, a 106 kilómetros al noreste de la capital del estado, entre la abrupta orografía se localiza una población de origen zapoteco que ha adoptado como su hogar al “lugar de encinos amarillos”: San Baltazar Yatzachi El Bajo, municipio conformado actualmente por cinco localidades incluyendo a la cabecera municipal: San Baltazar Yatzachi El Bajo, San Baltazar Yatzachi El Alto, San Jerónimo Zoochina, Santa María Yohueche y Santa María Xochixtepec. 

En los meses de octubre y noviembre del año pasado, el equipo de la Coordinación de Archivos Civiles y Eclesiásticos de la FAHHO acudió con la finalidad de llevar a cabo una serie de procesos que concluyeron con la organización del archivo municipal de San Baltazar Yatzachi El Bajo. 

De lo anterior resultaron un total de 104 cajas contenedoras con los documentos ya clasificados y ordenados, 69 correspondientes a la sección Gobierno, 19 de sección Hacienda, 3 de la sección Justicia y, finalmente, 13 cajas de Registro Civil. 

Los documentos que integran un archivo contienen información que permite dar cuenta de sucesos que han labrado la historia de una comunidad. Es así como conocimos algunas de las vivencias cotidianas de Yatzachi, por ejemplo, que durante al menos dos siglos la agricultura fue la principal actividad económica practicada por sus habitantes. Prueba de esto es un documento del siglo XVII que da cuenta del excesivo pago de tributo realizado con grana cochinilla y vainilla; ambos, productos sumamente valiosos especialmente en el periodo virreinal. No obstante, fue posible comprobar la presencia de un fenómeno que cambió la historia de San Baltazar Yatzachi El Bajo: la migración. Gracias a una misiva con fecha de 1944 se atestigua la presencia de pobladores yatzachitecos beneficiados por el programa “Bracero” (1942-1964), que abrió las puertas a la migración por empleos temporales en Estados Unidos, un fenómeno que continúa y parece no cesar. Así fue pues, que se dejó de cultivar para comenzar a emigrar. 

Es pertinente mencionar que como consecuencia del incesante flujo migratorio, la mayoría de los habitantes de este pueblo son adultos mayores, en contraste con la escasa cantidad de jóvenes y niños, quienes se van a los Estados Unidos y en ocasiones regresan después de una vida de arduo trabajo, a disfrutar de sus años de madurez o para servir a su pueblo. Lo anterior mantiene una estrecha relación con la organización política del lugar, regida por un sistema de usos y costumbres en el que la comunidad elige a sus representantes: presidente, síndico, regidores de hacienda y obras públicas y secretario municipal. Gracias a documentos de correspondencias y nombramientos, pudimos saber que, en muchas ocasiones, este sistema es una fuerte razón para el regreso de los yatzachitecos que residen en Estados Unidos a sus tierras, y así poder cumplir con las obligaciones que su comunidad les ha designado.

En cuanto a las creencias religiosas destacan dos documentos, el primero da constancia del difícil proceso de evangelización en la región, data de 1725 y en él se informa de la mudanza del primer templo católico ubicado en el Barrio de San Pedro, puesto que ahí continuaban practicando la idolatría, a pesar de ya haber transcurrido casi dos siglos desde el inicio de la “conquista espiritual” en la Nueva España. El segundo documento, con fecha de 1768, fue redactado en zapoteco antiguo y da cuenta de las contribuciones económicas de los habitantes para la construcción de un retablo para el interior del nuevo templo católico abocado a San Baltazar, patrón del pueblo hasta la fecha. 

Los documentos son testimonios de los procesos cotidianos y extraordinarios que han labrado la historia de una población, en este caso específico nos acercan a conocer y comprender la construcción del actual Yatzachi, lo que sin estos registros sería imposible. Mientras los yatzachitecos actuales comienzan a reconocer su historia en su legado escrito, en ADABI continuaremos trabajando por la persistencia de la memoria de los pueblos oaxaqueños. 

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