EN LA BÓVEDA MUNDIAL DEL ÁRTICO
Sabemos que es ideal que exista un registro digital de la memoria que resguardan nuestras instituciones. Sin embargo, se puede perder con el paso del tiempo si no tomamos las medidas de protección y una estrategia de preservación para tenerlo accesible en el futuro.
Existen distintos soportes digitales de fácil acceso en los cuales nos hemos apoyado, no obstante, su tiempo de vida es limitado, ya sea por su fragilidad, constantes actualizaciones o migraciones, o bien por la vulnerabilidad que representan los mismos. En aras de mantener disponibles estos respaldos, son realizadas constantes migraciones de un soporte a otro, lo que incrementa tanto el riesgo de pérdida de información como los altos costos que implica su traslado.
Preservar la información digital más valiosa para su acceso en el futuro es la filosofía de Piql. Se sustenta en una tecnología para el resguardo a largo plazo de información digital irremplazable. Es un proyecto de manufactura noruega apoyado por la Unión Europea que utiliza la película de 35 mm, comúnmente pensada para su uso en la industria cinematográfica, que ha recobrado terreno como soporte de preservación a largo plazo, por su durabilidad, su capacidad de almacenamiento y su fácil acceso. Esta solución también ofrece una opción de resguardo completamente confiable y segura: el Archivo Mundial del Ártico. Situado en Svalbard, Noruega, la ciudad más al norte del mundo, donde existe una mina especialmente adaptada con el propósito de proteger no sólo el almacenamiento congelado de semillas, si no también los documentos más importantes de la humanidad.
El Archivo Mundial del Ártico se inauguró en marzo de 2017 con el ingreso de rollos creados para el Archivo General de la Nación y el Archivo Nacional de Brasil. Documentos como Sentimientos de la nación, las Constituciones de 1857 y 1917, y algunos códices se encuentran ahora protegidos en una de las regiones más seguras del planeta, lejos de la intervención humana y los conflictos bélicos.
El pasado mes de febrero, Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México, A.C. (ADABI) y el Archivo Fotográfico Manuel Ramos por parte de nuestro país, así como la Biblioteca del Vaticano y el Museo Nacional de Noruega realizaron un depósito con archivos digitalizados de incalculable valor.
La información digitalizada y resguardada por ADABI con la tecnología de Piql contiene los libros de coro de la Catedral de Puebla –de gran valor litúrgico, artístico y musical para México–. Además fueron seleccionadas algunas cartillas en lenguas indígenas –utilizadas para la alfabetización de los pueblos originarios, consideradas el primer modelo didáctico para la enseñanza del español– o los graduales Dominicale y Sanctorale de Soyaltepec, dos joyas bibliográficas de la Mixteca alta de Oaxaca consideradas como las obras musicales impresas más bellas de la época virreinal, por sus grabados y por la aplicación de distintas tintas con técnicas indígenas para su impresión. Instrumentos de consulta de archivos civiles y eclesiásticos, resultado del rescate integral de documentos para la labor de preservación, también fueron incluidos y ahora estarán disponibles para el uso de generaciones venideras. El Catálogo Colectivo de Fondos Bibliográficos Antiguos de México –que recolecta más de 188 104 libros de 54 bibliotecas– también es parte de la información que resguarda el rollo Piql de ADABI, así como ocho números de la publicación, Adabi punto de encuentro, se encuentran ya en el Polo Norte. El acervo que la asociación ha generado a lo largo de quince años en pro del rescate del patrimonio documental y bibliográfico de México y su preservación a largo plazo es de suma importancia para la creación de consciencia con relación a la preservación de la memoria histórica. La apuesta de Piql México y Labo es una apuesta por la conservación del patrimonio de una sociedad, para que las próximas generaciones tengan presente el camino recorrido por quienes los precedieron.