Boletín FAHHO No. 7 (Jul-Ago 2015)

STABAT MATER NO ES UNA OBRA DE JUAN MATÍAS

Ricardo Rodys

Este año celebramos el 350 aniversario luctuoso del compositor oaxaqueño Juan Matías, lo que nos da una muy buena excusa para corregir cierta información sobre su vida y obra, para acabar con los mitos que, desde hace muchos años, empezaron a rodear a este personaje.

Juan Matías nació aproximadamente en 1618, en San Bartolo Coyotepec, y murió el 3 de julio de 1665 en la ciudad de Oaxaca. Este humilde, pero excepcionalmente talentoso zapoteco, en un examen de oposición ganó a los eminentes músicos españoles de México y Puebla, y tomó posesión como maestro de capilla a la Catedral de Oaxaca. Fue el primer músico indígena en alcanzar tan alto puesto en la Nueva España. Su fama sobrepasó los límites del obispado de Oaxaca y perduró mucho tiempo después de su muerte. Hoy en día, Juan Matías sigue siendo símbolo del extraordinario talento musical oaxaqueño. Pero, qué es lo que sabemos sobre él y sus composiciones. Llegó el momento de poner más atención a su obra y dar fin a un mito sobre la autoría de Stabat Mater. Si preguntamos a un oaxaqueño cuál es la pieza más famosa de Juan Matías, seguramente escucharemos que Stabat Mater. Eso se debe a una información falsa que apareció a finales del siglo XIX que se ganó el derecho de ser creída, solamente por funcionar entre los oaxaqueños ya desde más de un siglo. La historia dice que a finales del siglo XIX, el maestro Cosme Velázquez encontró una composición titulada Stabat Mater y anunció al mundo entero que es la única obra del compositor Juan Matías, todavía vivo en la tradición oral de los oaxaqueños. En este momento en México no existía la investigación musicológica como una materia académica dedicada al análisis de las obras musicales y su contexto histórico. Como el maestro Cosme Velázquez, sin duda gran autoridad en cuestión de la música oaxaqueña en su tiempo, dijo que es la única obra de Juan Matías, todos, sin ninguna duda, lo aceptaron. Pasó un siglo y la pieza Stabat Mater sigue siendo “la única conocida actualmente de Juan Matías”. La historia se burla de nosotros y nos da un ligero golpe a nuestra mejilla, por el cual los oaxaqueños tienen que despertar de este sueño bonito llamado Stabat Mater y enfrentarse con la realidad en cuanto al legado de uno de sus compositores más emblemáticos.

La verdad es que, tocada con tanta admiración y estima cada Viernes Santo (y no sólo) en muchos pueblos oaxaqueños, la obra Stabat Mater ¡no es de Juan Matías! Esto hay que subrayarlo con una línea roja. Tenemos que dejar de pensar que Stabat Mater es de Juan Matías. El estilo de esta obra no tiene nada que ver con la época en la cual vivía Juan Matías. La falta del contrapunto, la factura melódica y la estructura armónica de esta composición nos permiten ubicarla como una obra decimonónica, con mucha probabilidad oaxaqueña, pero de un compositor anónimo. Hace pocos años hubo un intento académico para justificar la existencia de este Stabat Mater novohispano, compuesto por un genio zapoteco, como una pieza adelantada de su homónima de Giovanni Battista Pergolesi y posteriormente transcrita por Johann Sebastian Bach. Hoy, podemos dejar a este Stabat Mater en paz, que viva su vida, pero como una composición anónima del siglo XIX.

Debemos dirigir nuestra atención a las verdaderas obras de Juan Matías, que ya fueron localizadas. Actualmente la musicología mexicana está muy desarrollada y en los últimos 30 años ha dado un gran paso adelante en cuanto al conocimiento de la música de la época colonial. Gracias al incansable trabajo de Robert Stevenson, Thomas Stanford, Aurelio Tello, Omar Morales y muchos otros musicólogos, hoy podemos anunciar la existencia de piezas de Juan Matías que creíamos pérdidas para siempre. En el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guatemala están guardadas cuatro obras de su autoría: un villancico a ocho voces al Santísimo, Quien sale aqueste día disfrazado, y la misma obra arreglada para la fiesta de la Ascensión de Jesús Quien puebla de delicias, además de un motete a ocho voces, Cantate Domino, y una misa a cuatro. Aunque el archivo de la Catedral de Oaxaca no conserva ninguna pieza de Juan Matías, algunas iglesias de los pueblos oaxaqueños resguardan unos tesoros compuestos por este compositor. En San Bartolo Yautepec está un himno de Nuestra Señora, Ave maris stella, y una misa. En San Pedro Huamelula aparecieron dos invitatorios, Nos autem gloriari y Gaudeamus, una invocación, Domine ad adjuvandum me festina, y dos misas (una a cuatro y otra a ocho voces). Y aunque algunas no están completas, lo más importante es que, poco a poco, empieza a aparecer el legado que nos dejó este eminente compositor.

En relación con el 350 aniversario luctuoso de Juan Matías, la Fonoteca Juan León Mariscal, de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, organiza para julio una serie de eventos conmemorativos, los cuales darán al público oaxaqueño la oportunidad de conocer su obra y escuchar por primera vez algunas de las composiciones arriba mencionadas.

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