Postales con historia desde el Mufi: Círculo Postal 2025

Resulta fascinante la riqueza de emociones, la posibilidad de comunicación y el valor estético que puede ofrecer un pequeño rectángulo de papel o cartulina. Lo que en sus inicios fue un medio breve y sencillo de comunicación, sin mayor ornamento, se ha transformado con el tiempo en un testimonio visual del cambio social, arquitectónico y cultural del mundo. Así lo ha demostrado, a lo largo del año, el Museo de la Filatelia de Oaxaca, mediante múltiples iniciativas que mezclan la comunicación escrita de la correspondencia con el arte.
Durante 2025, el Mufi ha hecho especial hincapié en rescatar y promover el uso de la estampilla y, particularmente, de la tarjeta postal, no solo como un medio de comunicación tradicional y casi olvidado, sino como un campo en el cual desarrollar el arte y la creatividad. La pintura, la gráfica, el collage y los stickers fueron las herramientas con las cuales se hizo llegar una pieza única por medio del correo a muchas partes del mundo.
En el mes de febrero, a propósito del Día del Amor y la Amistad, el embossing —una técnica de grabado en relieve con polvos termofusibles— jugó un papel fundamental. Durante la semana previa al 14 de febrero, visitantes asiduos y ocasionales tuvieron la oportunidad de crear composiciones únicas que luego enviaron a sus seres queridos, haciendo de cada postal una obra irrepetible.
Mayo trajo consigo la excusa perfecta para experimentar con la creación de sellos de goma. Armados con gubias y tintas de colores, niños y adultos tallaron sus propios diseños para después estamparlos en postales que llegaron hasta mamá. Una experiencia emotiva que combinó manualidad, cariño y quehacer gráfico.
El Club Filatélico Infantil del museo hizo lo propio y, además de seleccionar estampillas, limpiarlas, ponerles monturas y armar sus colecciones temáticas, también se acercó al arte sobre postales mediante ejercicios de autorretrato. En estos, quienes participaron pudieron conocerse y reconocerse al compartir sus creaciones con sus compañeros y retomar sus temas de interés: películas, cuentos o pasajes de historia. Esta actividad se volvió aún más especial al ser retomada en el número 20 (otoño) de la revista infantil Casiopea, convirtiendo las postales en parte de su publicación.
A pesar del trabajo previo sobre este formato de correspondencia, el museo tenía la mira puesta en un evento especial que llevaría por nombre Círculo Postal, celebrado el 4 de octubre en el marco del Día Mundial de la Tarjeta Postal, cuya sede fueron los patios del Mufi. La jornada, intensa y llena de color, estuvo compuesta por una expoventa de postales, afiches y autopublicaciones, así como por talleres simultáneos, la impresión de una postal conmemorativa y una serigrafía textil.
El día marcado inició desde las diez de la mañana. El primer patio del Museo albergó los trece estands de los invitados: diseñadores gráficos, promotores del journaling y scrapbooking, editoriales independientes y artistas plásticos. Todos reunidos en torno a un objetivo común: celebrar el arte de comunicar por medio de un pequeño rectángulo de 4 × 6 pulgadas.
A las once, la expoventa y las actividades formativas dieron inicio. El área educativa del Museo, al límite de su capacidad, fue el escenario del taller “Dibujos aleatorios para el bloqueo creativo” —impartido por Molka—, en el que, mediante el uso de carbón, grafito y hojas en blanco, los participantes liberaron sus manos y, de manera casi automática, crearon composiciones espontáneas: una verdadera “lluvia gráfica de ideas”.
A la par, en el primer patio, el taller “Laboratorio de stickers”, impartido por Nelson Niher, reunió a un numeroso grupo de entusiastas que, con revistas viejas, recortes de papel y una buena dosis de imaginación, transformaron material de reciclaje en stickers personalizados que más tarde sirvieron para decorar postales listas para viajar por el mundo desde el buzón del Mufi.
La siguiente hora, de 12:30 a 14:00 h, fue guiada por Alan Vargas, de la Editorial Cuatro Triángulos, quien introdujo a los asistentes al género literario epistolar con la lectura de un fragmento de Cartas a Clara, de Juan Rulfo. Por su parte, Yaslii ofreció el taller “Criaturas de otoño”, donde el uso de patrones modulares y materiales como acuarela, crayones y plumones dieron lugar a ilustraciones con temática de Día de Muertos: una explosión de color y creatividad.
Entre las 14:00 y las 15:30 h, los asistentes exploraron el recurso del cadáver exquisito, técnica surrealista que consiste en construir un texto colectivo sin que sus autores conozcan las contribuciones de los demás, para obtener como resultado una composición aleatoria e impredecible. La encargada de dirigir este proceso fue Pamela González, con el taller “Criaturas Dicharacheras”.
Con María Ponce, las y los asistentes crearon sus propias “Calaveritas de azúcar”, decoración imprescindible en cada altar de muertos. Solo que esta vez cambiaron el azúcar, el glaseado y las almendras por un kit de stickers de flores de cempasúchil, pedrería, aretes y otros elementos que permitieron una infinidad de composiciones sobre la postal, todas únicas.
El scrapbooking y el journaling ocuparon las siguientes dos horas, de 16:00 a 18:00 h. Piggypaper y el Scrap Postal Club ofrecieron una introducción histórica y práctica a estas disciplinas. Con ayuda de cinta washi, sellos de goma, recortes y listones, los asistentes personalizaron sus propias postales, combinando texto, imagen y memoria.
El cierre de los talleres estuvo a cargo de Ashin, diseñadora oaxaqueña que preparó dos ilustraciones para colorear, ambas cargadas de símbolos postales. En una de ellas, una parvada de palomas transporta sobres y estampillas con alegría; en la otra, una paloma deposita una carta en el característico buzón rojo del último patio del museo, donde se leía la leyenda “CORREOS R. M.”. Una imagen poderosa que resumía la esencia del evento.
Al final de la jornada, el objetivo se había cumplido con creces: cerca de seiscientas personas disfrutaron de los talleres, la expoventa y las actividades conmemorativas. Como testigos del evento, una postal conmemorativa y una tote bag diseñadas por María Ponce estuvieron disponibles todo el día en el patio del cactus.
La experiencia no solo dejó postales decoradas, sino también una memoria viva de creatividad, emoción y arte. El 2025 fue para el Mufi un año pleno de imaginación compartida, de encuentros entre el arte y la palabra escrita, de exploración de nuevas formas para revitalizar la tarjeta postal como medio de expresión. Cada taller, cada envío y cada creación reafirmaron que, incluso en el siglo XXI, sigue existiendo un deseo genuino de comunicarnos con calma, con las manos y con el corazón. El museo cierra este ciclo con entusiasmo y con la mirada puesta en un nuevo año que promete aún más: más correspondencia, más arte, más comunidad y nuevas actividades que continuarán impulsando la magia de la tarjeta postal como vehículo de creación y encuentro.