Boletín FAHHO Digital No. 53 (Ago 2025)

El azul es el verde que se aleja*

Rocío Ocádiz
Donación de árboles en diferentes espacios de la FAHHO. Fotografías: Acervo de Comunicación FAHHO

“Las montañas, a lo lejos, se ven azules”, me dijo él. Quedé pasmada. Puede resultar inverosímil, pero para alguien cuya infancia estuvo más bien rodeada de edificios, concreto, vehículos moviéndose veloces en vías rápidas, y aire contaminado esa aseveración podía resultar sumamente novedosa.

Y es verdad: las montañas se ven azules, a lo lejos. Los colores están definidos por la luz, la distancia, la perspectiva atmosférica, y otras muchas variables que tienen que ver con la vida que habita los espacios; vaya, ¡hasta con los ojos de cada uno! Cuando el poeta dijo que “el azul es el verde que se aleja”, quería decir mucho más que solo un juego de palabras sobre una realidad cromática discutible. Quizá, en el lenguaje de la poesía, este verso nos ayude a imaginar cómo la lejanía transforma la esencia de una realidad que creíamos conocer.

Colores lejanos, colores cercanos. ¿Qué colores quisiéramos tener en nuestra realidad cotidiana más próxima? ¿Un cielo vibrante de azules? ¿Unas nubes caprichosas que le inventen matices al color blanco con cada minuto que pasa? ¿Una sinfonía de verdes que, a la par de llenar de color nuestras calles y jardines, nos brinden una sombra generosa en los días de calor intenso? ¿Una invasión de rosas, amarillos, morados y naranjas en las flores de cada árbol que en Oaxaca nos sale al paso en primavera? Creo que finalmente todos apostamos por vivir el color: por estar rodeados de esos colores que, en esencia, nos hablan de vida. De Vida.

Nuestro planeta ha sido llamado el “planeta azul” porque así se ve desde el espacio exterior. Sin embargo, parte de ese azul se lo debe al verde. Así que podríamos decir que, técnicamente, el azul está en deuda con el verde. Verde de los árboles que plantamos para conservar la vida. Verde de múltiples tonalidades que con su verdor ayuda a conservar los mantos freáticos, contribuye a generar oxígeno, produce sombra y nos cambia el humor en un día caluroso.

¿Cómo hacemos para generar más y más verdes que ayuden a conservar los azules del mar y los amarillos de las flores? Resulta tan sencillo y a la par tan desafiante: qué bueno es darnos cuenta de que en nuestras manos está el pintar este planeta. Sembrar y sembrar más y más árboles, acción que finalmente se traduce en sembrar vida y llenar de color esta Tierra.

*Verso de Elías Nandino, médico y poeta jalisciense del siglo pasado.


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