Boletín FAHHO Digital No. 51 (Jun 2025)

La lombricomposta, un remedio accesibleante la crisis de la basura

Zayra Villarreal
Capacitación sobre lombricomposta. Fotografías: Acervo de la Biblioteca Infantil de Oaxaca

La problemática de la basura es un tema que concierne a todos. En la ciudad de Oaxaca la crisis comenzó hace varios años, cuando la falta de gestión y el nulo manejo integral y sostenible de los residuos sólidos urbanos rebasaron la capacidad del basurero municipal, ubicado en la agencia Vicente Guerrero de la Villa de Zaachila.

Las grandes cantidades de basura producida en los Valles Centrales, estimadas en 800 toneladas diarias, hizo evidente la ausencia de acciones y estrategias para favorecer la reducción, la separación y la recuperación de residuos para reciclar. ¿Cómo actuar ante esta crisis? ¿Es imperante esperar a que el Gobierno solucione el problema? ¿Qué nos corresponde hacer como ciudadanos?

Es preciso empezar a gestionar los residuos desde casa. La cultura del reciclaje y la separación de los desechos orgánicos e inorgánicos es el primer paso para reducir, pero también para aprovechar la basura que se acumula todos los días en los hogares. En este ánimo, la BS Biblioteca Infantil de Oaxaca se suma a la tarea de separar la basura por medio de contenedores de reciclaje. Un hábito que, aunque por demás simple, es la primera regla para dar un tratamiento adecuado a los desechos. Una acción sencilla que exige a sus usuarios colocar cada residuo en el lugar correspondiente, de acuerdo con sus materiales. A esta labor se suma un nuevo proyecto: la implementación de una lombricomposta.

En mayo de 2024, por medio del área de ecología del Museo Infantil de Oaxaca, personal de la BS recibió una capacitación sobre lombricompostas. Gracias a la información y una visita a los composteros de este espacio, se inició una pequeña composta con lombriz roja californiana, una especie que descompone los desechos orgánicos. Durante este proceso se obtiene un abono conocido como humus, un recurso utilizado para nutrir a las plantas y regenerar el suelo.

Desde hace un año, este lombricompostero es alimentado con los desechos orgánicos que personal de la BS lleva de sus casas, una excelente salida a los restos de fruta, verdura, entre otros. Estos depósitos son idóneos para los centros urbanos, donde la posibilidad de aprovechar los desechos orgánicos de otras formas es nula; es una manera de convertir aquello que pensamos que ya no sirve en un abono natural rico en nutrientes.

Esta experiencia y las conversaciones con los grupos de padres de familia que acompañan las visitas escolares impulsó un nuevo desafío: compartir esta práctica con otros espacios. En junio, con motivo del Día del Medio Ambiente, echaremos a andar “Lombricomposta para escuelas”, un proyecto para enseñar a las infancias y docentes cómo implementar un compostero en sus centros educativos, los cuidados para su mantenimiento y cómo aprovechar los recursos obtenidos.

Con esta propuesta, además de querer concientizar a la población, buscamos tomar acciones inmediatas que modifiquen la relación del ser humano con la basura, plantear estrategias en colectivo y, mayormente, minimizar el uso de los vertederos que se encuentran en la ciudad como depósitos de basura sin fin alguno.

Probablemente esta iniciativa signifique casi nada en una ciudad en la que los botes de basura de sus andadores se convierten en pirámides donde una pieza más podría derrumbar ese “buen acto de depositar la basura en su lugar”. Sin embargo, esta iniciativa abre la posibilidad de pensar que en algún tiempo no solo haya lombricomposta en la biblioteca o en la escuela, sino en cada una de las casas de aquellos niños y niñas que participan en este proceso. Esto garantizaría, además, un tratamiento más conveniente y responsable de los desechos orgánicos.


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