Boletín FAHHO Digital No. 46 (Ene 2025)

Llegan a la BIJC dos importantes obras del historiador Manuel Martínez Gracida

Vidal Pineda
Federico Jiménez Caballero donando su colección a la BIJC. Fotografía: Eduardo González

Gracias a la donación del diseñador y coleccionista de origen oaxaqueño Federico Jiménez Caballero, a los acervos de la Biblioteca de Investigación Juán de Córdova de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca han arribado dos obras sobresalientes de Manuel Martínez Gracida, probablemente el “historiador más importante de Oaxaca”, en palabras del doctor Sebastián van Doesburg, director de la Biblioteca.

La primera se trata de la publicación Colección de Cuadros sinópticos de los pueblos, haciendas y ranchos del Estado Libre y Soberano de Oaxaca, fechada en septiembre de 1883; y la segunda es un ejemplar de Ita Andehui, leyenda mixteca, datada a inicios del siglo XX, específicamente en 1906.

Cuenta Van Doesburg que siendo Martínez Gracida oficial mayor del Gobierno del Estado, durante el Porfiriato, el intelectual ejuteco tenía la intención de escribir la “gran obra de la historia de Oaxaca”, en un tiempo en que el gobierno de México presentaba al mundo —mediante exposiciones y congresos internacionales— “la identidad mexicana”, creada con elementos de las distintas culturas regionales, para demostrar la estabilidad del país después de las guerras posteriores al movimiento independentista.

Como reacción local a este proceso, “más que en cualquier otro estado, en Oaxaca creció durante el Porfiriato una gran narrativa de la historia oaxaqueña, conectada con una diversidad cultural que todavía se encuentra muy marcada. Hoy en día, de todos los estados, quizá Oaxaca tiene la identidad más fuerte, más arraigada, y esa idea de que hubiera una identidad oaxaqueña, que obviamente antes no existía como tal, fue la gran obra de don Manuel Martínez Gracida”, señala Van Doesburg. Debido al inicio de la Revolución Mexicana, la gran obra de Martínez Gracida —Los indios oaxaqueños y sus monumentos arqueológicos— no fue publicada.

Sin embargo, otros libros sí vieron la luz de forma impresa. Por ejemplo, en los Cuadros sinópticos se recopiló por primera vez toda la historia que hasta ese momento se conocía de las comunidades del estado, “desde los pueblos más grandes a los más pequeños”, el clima de cada uno, sus edificios y documentos importantes, las lenguas que hablaban, entre otros temas. “Es un libro muy consultado desde 1883 y hasta hoy no hay otra compilación tan completa como esta”. En las bibliotecas Andrés Henestrosa y Fray Francisco de Burgoa existen ejemplares de los Cuadros sinópticos, pero sigue siendo una publicación sumamente rara, por lo que la integración de este libro a los estantes de la BIJC ofrece a los oaxaqueños la oportunidad de tener en sus manos una fuente invaluable sobre la historia de las diferentes comunidades de Oaxaca.

Otra de las publicaciones sobresalientes de Martínez Gracida fue la “leyenda de Ita Andehui”, uno de sus libros más exitosos. El nombre de Itandehui sigue siendo común para mujeres oaxaqueñas con raíces mixtecas, al igual que el de Donají para las de origen zapoteco. Ambos, menciona Van Doesburg, son “marcadores de la etnicidad oaxaqueña” porque mediante una historia romántica, tal vez ficticia y fantasiosa, inspirada en leyendas, Martínez Gracida crea una nueva mitología oaxaqueña. Sin embargo, son muy pocos ejemplares los que sobreviven de la edición oaxaqueña de 1906.

La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, por medio de la BIJC, agradece al coleccionista Federico Jiménez Caballero la donación que llega a enriquecer los acervos de la Biblioteca, gracias a la gestión del doctor Alejandro de Ávila, director del Jardín Etnobiológico de Oaxaca y curador del Museo Textil de Oaxaca.

Ambas obras y las más de 70 publicaciones entregadas en donación por Jiménez Caballero, serán intervenidas y restauradas próximamente para consulta de todos los interesados en la historia identitaria de Oaxaca.

La Biblioteca de Investigación Juan de Córdova se ubica en el interior del Centro Cultural San Pablo, y puede visitarse de lunes a domingo, de 10 a 20 horas. La entrada es libre.


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