La palabra es un don*
En un esfuerzo conjunto, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, la Universidad La Salle Oaxaca y la Confederación Nacional de Escuelas Particulares han preparado programas formativos para impulsar las habilidades lectoras y de escritura en los niños y jóvenes de nuestro país. Esto, por medio de los diplomados internacionales en promoción de la Literatura Infantil y Juvenil y en Cultura Escrita y Adolescencia, cuyos recientes egresados son el motivo de las siguientes líneas.
Los seres humanos somos distintos al resto de la Creación por diversas razones, y hay muchas teorías que establecen el porqué de esta diferencia… Por eso quiero compartirles la siguiente reflexión: En el Jardín del Edén, Dios paseaba con Adán, conversaban…, ese primer ser humano fue favorecido con el don de la palabra, porque solo así pudo recibir las indicaciones de Dios, y solo así pudo responder a la invitación de ponerle nombre a todo lo creado. Entonces, Adán pudo pensar en aquello que conformaba al mundo.
La palabra es un don, una bendición, una habilidad y un océano de posibilidades para transformar al mundo. La palabra construye y destruye, nos interpela, nos cambia, nos emociona, nos lastima… Es el medio que tenemos para salir de nuestro pensamiento y la manera más sencilla, económica y precisa de convivir con el otro.
Hay quienes dicen que, en realidad, es nuestra capacidad de generar símbolos lo que nos distingue del resto de los seres vivos, siendo las palabras los símbolos más complejos logrados por nuestra especie. Y es que la palabra crea relatos, y los relatos crean unidad, identidad y sentido de pertenencia. Cuando enlazamos palabras para transmitir ideas, podemos crear mundos o explicar el universo y las leyes que lo rigen, podemos unir equipos para resolver un problema, animar a las comunidades, colaborar unos con otros… Podemos hacer una cultura que nos ayude a vivir mejor. Por supuesto que manejar la palabra con fluidez y habilidad también puede hacer mucho daño, pues su poder es tal, que también causa desolación, guerra y muerte…
En consecuencia, nuestro propósito es seguir alentando a los niños, niñas y adolescentes como herederos de nuestro lenguaje, de esa maravillosa capacidad que tenemos de vivir la palabra para crear, aprender, soñar y ser mejores, pero también para disfrutar.
A los egresados que hoy ven coronado su esfuerzo de varios meses de trabajo, de tardes dedicadas a estudiar y a reflexionar en estrategias para atraer a las y los chicos hacia los libros y la escritura, les agradezco mucho su compromiso y entusiasmo. Sé bien que no es sencillo, ya que este proceso de formación requiere exigencia y rigor metodológico, además de que las condiciones que se establecen desde el inicio del curso implican retos, creatividad y tenacidad.
El reto es que, de alguna manera, los enamoren, que los libros tengan la oportunidad de hacer lo suyo, de presentarse y ganarse el corazón de un niño o un joven que de pronto ya no pueda soltar sus páginas. Y, cuando lo logran, sucede la magia: el niño, el joven se aquieta en el exterior, y su mente y su corazón son tocados por otro ser humano que, quizás, a través de muchos años y a miles de kilómetros de distancia, le comparte sus ideas para que, en la unión de sus corazones y sus mentes, puedan surgir nuevas. El desafío es, entonces, proporcionarles las herramientas para que puedan aprovechar todo aquello que la humanidad ha pensado y descubierto, aquello que ha logrado ordenar en los distintos campos de conocimiento. Se trata de darles alas a sus ideas.
Agradezco a todos y cada uno de ustedes su compromiso para con sus proyectos de intervención. Y les invito a que no se den nunca por vencidos cuando sus escuchas no quieran leer o no puedan escribir, pues nuestra labor como formadores es incitarles a que desarrollen sus potencialidades.
Agradezco enormemente a quienes con sus conocimientos y experiencia estuvieron al frente de las sesiones de trabajo, los especialistas nacionales e internacionales.
Agradezco a la Dra. Socorro Bennetts, al Dr. Luis Ignacio Salgado Fernández, rector de la Universidad La Salle Oaxaca, y a la Mtra. Mónica Karina Luna Ortiz, coordinadora de Extensión Universitaria, por darle acogida y sustento a este trabajo. A la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, presidenta de la FAHHO, mi sincera gratitud y reconocimiento por la labor que nos invita a realizar. Asimismo, mi agradecimiento a la Mtra. Araceli Vergara Tapia, directora general de la FAHHO, porque este trabajo conjunto permite a muchos docentes, bibliotecarios, gestores culturales y mediadores contar con los recursos necesarios para formar parte de este importante espacio de intercambio formativo.
De corazón, y a nombre de nuestros estudiantes de los diplomados internacionales en promoción de la LIJ y en Cultura Escrita y Adolescencia, y del futuro de nuestro país, nuevamente, mil gracias.
*Mensaje de clausura dirigido por Ana Luisa Domínguez, Presidenta de la Confederación Nacional de Escuelas Particulares, a los egresados de los diplomados FAHHO-ULSA-CNEP.