Boletín FAHHO Digital No. 41 (Ago 2024)

Otros ámbitos, otros andares

Isabel González
Fotografías: Acervo de Andares del Arte Popular

Al entrar en la tienda, sobre un carrito de nieves –decorado con los motivos que podríamos encontrar en un alebrije– una copa de fingida nieve de madera nos da la bienvenida con la siguiente inscripción: “La vida sabe mejor cuando la compartes”. Desde el inicio y, especialmente, más adentro, las paredes blancas y los espejos reflejan la luz solar que se cuela desde el techo, por las ventanas y por una fachada totalmente abierta al atrio del Centro Cultural San Pablo; una luz acompañada de ese viento que las lluvias estivales nos dan como un presente.

En ese delicado ambiente, las cosas no solo se observan bajo otro cariz, sino con un ritmo diferente al de la cotidianidad. Sin embargo, ahí parece haber tiempo para detenerse, como en un museo, a contemplar lo cotidiano que se presenta como utilitario, decorativo o lúdico no solo en tanto objetos de interés cultural o curiosidades, sino como artefactos artísticos.

Se trata del nuevo espacio que a partir del 1 de julio de este año (2024) ocupa la tienda de Andares del Arte Popular, ahora ubicada en las inmediaciones del Centro Cultural San Pablo (Av. de la Independencia 902). Para la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, esos caminos en el arte popular iniciaron en abril de 2017 con esta iniciativa que busca comprender y apoyar las necesidades y los desafíos que enfrentan los maestros y las maestras artesanos. Una de las principales estrategias que Andares ha puesto en marcha es una justa comercialización de la artesanía oaxaqueña, con la ventaja de tener acceso a un gran público en un lugar privilegiado del centro histórico de Oaxaca.

“La vida sabe mejor cuando la compartes”. Si este es un lema asumido por quienes construyen Andares del Arte Popular no podría afirmarlo con certeza, pero esa impresión parece desprenderse de su labor, de modo que esta inscripción se ha hecho eco en los espacios que Andares ha habitado. En ese sitio participan, convergen y se comunican, por un lado, formas y materiales diversos y, por otro, las distintas comunidades que han construido su identidad en torno al arte popular. Estas comunidades han hecho de la potencia creadora una herencia generacional; una labor colectiva, familiar, comunitaria; una tarea que, respondiendo a la practicidad de la vida, nos permite hallar la belleza en lo cotidiano-utilitario; una ocupación cuya posibilidad descansa en la materialidad que el entorno proporciona naturalmente a cada población.

Transitar y compartir son dos cosas que Andares del Arte Popular ha sabido hacer. No es casual que “transitar” participe de la misma raíz lingüística que “avatar”, de manera que las vicisitudes requieren para su superación un cambio, una transformación; cruzar o pasar por, es decir: andar. Las comunidades artesanas conocen muy bien las adversidades, pero también saben que compartirlas es mejor, que trabajar y andar los caminos del arte popular se hace mejor en compañía.


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