Libros peculiares: joyas bibliográficas de la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa
La biblioteca es a la vez símbolo y realidad de una
memoria colectiva.
Umberto Eco
El proyecto de organización y clasificación de los libros que hoy conforman el acervo de la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa permitió la identificación de ejemplares muy raros y de tal importancia que, en el año 2018, la UNESCO le otorgó el registro en su programa Memoria del Mundo. Para celebrar los treinta años del inicio del proyecto que dio origen a esta biblioteca, seleccionamos ciertos tesoros bibliográficos.
Hace algunos años, durante el proceso de catalogación, se identificó el libro más antiguo que alberga la Biblioteca Burgoa, una obra de derecho canónico que fue impresa en Padua, en 1472. Además de dicha obra, en la exposición es posible apreciar un par de ejemplares de la dinastía Cromberger, que tenía una de las imprentas más activas de la Península Ibérica, en Sevilla. Dicho taller inició con Jacobo Cromberger, dándole continuidad su hijo Juan y su nieto Jacome, y fue de estas prensas que salieron los libros góticos más bellos de España. Juan de Zumárraga introdujo la imprenta al Nuevo Mundo por medio de ese célebre taller; en el año 1539, Juan Cromberger envió a la Ciudad de México a Juan Pablos de Brescia y Gil Barbero para que establecieran la primera imprenta en América.
De aquellos primeros libros impresos en América conservamos nueve en la Burgoa. Uno de ellos es el conocido como Cedulario de Puga, que es considerada la primera recopilación de leyes de América, por tanto, es de gran importancia para la historia de la dominación española en México.
Asimismo, a lo largo del recorrido podemos encontrar una veintena de obras del Renacimiento y el Barroco de temas como música, cultura física, zoología, magia, medicina, cultivo de la grana cochinilla, por mencionar algunos.
Guillaume Budé fue un destacado filólogo francés, contemporáneo de Erasmo de Rotterdam y Tomás Moro. La primera edición de De asse et partibus eius libri quinque data de 1514, aunque en la Biblioteca conservamos únicamente la segunda edición, ampliada y corregida de este importante tratado sobre monedas y medidas antiguas, considerado el primer libro de numismática. La portada, impresa con tintas roja y negra, cuenta con la marca del impresor que representa a tres hombres en la imprenta.
Rondelet (1506-1566), médico y naturalista francés, se ocupó del estudio de los animales acuáticos. Sus obras contienen más de trescientas reseñas de especies de gusanos, moluscos, crustáceos, peces, anfibios, reptiles y mamíferos. Sus descripciones están basadas en las observaciones que realizó personalmente en las costas del Atlántico y del Mediterráneo. En el tratado de Pedacio Dioscórides, médico griego del siglo I, titulado Acerca de la materia medicinal y de los venenos mortíferos, se describen cerca de setecientas plantas, animales y minerales con efecto terapéutico. Su obra estuvo vigente durante varios siglos, prueba de ello son las tres ediciones que mostramos en la exposición, una del siglo XVI, otra del XVII y la última impresa en el XVIII. A partir del descubrimiento de la imprenta, la posibilidad de ilustrar libros científicos con grabados permitió complementar los escritos con las imágenes de lo descrito y propició el intercambio de ideas entre los estudiosos. La conjunción del libro impreso con la estampa científica fue uno de los factores decisivos para el avance de la ciencia moderna.
Cayo Julio Higino (64 a.C.-17 d.C.) fue bibliotecario del emperador Augusto; llegó a Roma como esclavo alrededor del año 45 a.C. y allí ejerció su labor como director de la Biblioteca Palatina. Higino es autor de obras y tratados hoy perdidos, solamente se conservan las Fábulas y la Astronomía. En su libro de Fábulas recoge un amplio repertorio de mitos griegos, incluyendo referencias a personajes romanos.
Durante el Renacimiento se retoma la importancia de la actividad física, y el tratado de Jerónimo Mercurialis, médico italiano, rescata las enseñanzas de la cultura grecorromana para mantener el cuerpo fuerte y sano. Las proporciones exactas son sinónimo de belleza humana y natural. El equilibrio, la armonía, el orden y la paz se convierten en ideales y valores de cultura y de civilización. La corporalidad humana es vista como parte de la creación divina, del orden y del equilibrio en la naturaleza y el universo. Se descubre una retrospectiva cultural clásica testimoniada por el hombre de Vitruvio, por los cuerpos y las formas musculares atléticas que manifiestan los artistas como Miguel Ángel. El ejercicio físico, los juegos corporales y el deporte se configuraron en estos siglos como dispositivos de distinción social. El tratado De Arte Gymnastica de Mercurialis es considerado como la primera obra humanística que restablece la gimnástica clásica. Destacan la calidad de la obra y de sus numerosos grabados.
Durante la época renacentista proliferaron los tratados con el fin de educar y establecer criterios sobre las teorías musicales, a partir de la filosofía musical de los antiguos. El Melopeo y Maestro fue uno de los tratados más importantes de la época; siguiendo la tradición humanista del siglo XVI, recoge las ideas de autores clásicos, especialmente de Boecio. En su obra, Pietro Cerone utiliza una de las clasificaciones instrumentales más antiguas y universales: instrumentos de golpe (tambor, sistro, atabal, pandero), de viento (flauta, chirimía, duçaina, sacabuche) y de cuerdas (salterio, rabel, vihuela, cítara, guitarra).
Esta obra es un tratado musical fundamental del siglo XVII con el que Cerone se convierte en el iniciador de la nueva teoría musical española del Barroco. El título de la obra alude a que “melopeo” significa músico perfecto: para Cerone el conocimiento de la música se obtiene por medio de la teoría y la práctica.
Ruiz de Ribayaz nació en Santa María de Ribadeo, España, en 1662. Viajó al Nuevo Mundo, acompañando al virrey del Perú, Pedro Antonio Fernández de Castro, quien tocaba la guitarra y era uno de los discípulos del autor de esta obra. Cuando regresó a Madrid publicó Luz y Norte Musical, en 1677, donde indica la manera de ejecutar algunos adornos y también recoge danzas populares y cortesanas de su tiempo. En el prólogo menciona que en Perú los músicos no sabían leer las cifras o tablatura, con excepción de unos pocos que conocían la música polifónica, pero tañían diestramente la guitarra y cantaban de memoria.
La obra de Martín Arredondo, considerado el albéitar (veterinario) español más culto del siglo XVII, es fundamental para la historia de la medicina veterinaria. Extrae de los autores clásicos como Hipócrates, Aristóteles, Galeno y Dioscórides, por mencionar algunos, todo el conocimiento relacionado con las enfermedades de los animales y lo recopila en su obra, que sirvió para formar a los albéitares de su época. Este libro es un excelente ejemplo de la cultura veterinaria del siglo XVII; en él se mezclan biología con fantasía, mitología y superstición. La primera edición se imprimió en 1669, el ejemplar de la Burgoa fue impreso en Madrid, en 1705.
Lorenz de Rada, además de militar fue escritor y una figura reconocida en la esgrima española del siglo XVIII. En la Biblioteca Burgoa conservamos uno de los tres libros de su obra Nobleza de la espada. Regresó a México en 1706, donde falleció siete años después.
“Libros peculiares” es el título de la exposición que exhibe obras producidas en las imprentas más importantes de Europa y América, desde incunables hasta libros de ciencia, arte o magia. La muestra podrá visitarse en la Biblioteca Francisco de Burgoa hasta el mes de agosto.